El Palacio de Deportes Martín Carpena de Málaga fue testigo del fin de una era en el tenis español cuando Rafael Nadal, tras dos décadas de brillante carrera en la Copa Davis, disputó lo que podría ser su último partido en la competición. La derrota ante Botic Van de Zandschulp por un doble 6-4 marcó el inicio de una jornada que culminaría con la eliminación de España ante Países Bajos en cuartos de final.
La emoción desbordó el recinto desde el primer momento, con un Nadal visiblemente conmovido durante el himno nacional y un público entregado de casi 10 mil espectadores. El campeón de 22 Grand Slams, quien solo había perdido un partido individual en la Davis (su debut en 2004), no pudo mantener su extraordinario récord de 29 victorias consecutivas en la competición, sucumbiendo ante un Van de Zandschulp que supo sobreponerse a un inicio nervioso.
A pesar del heroico intento de Carlos Alcaraz por mantener viva la eliminatoria, venciendo a Tallon Griekspoor en dos sets (7-6, 6-3), el destino tenía preparado un final agridulce. El dobles decisivo, donde Alcaraz y Marcel Granollers cayeron ante Koolhof y Van de Zandschulp en dos tie-breaks (7-6, 7-6), selló la eliminación española y, posiblemente, la última aparición de Nadal en la competición que lo vio brillar durante tanto tiempo.
"Probablemente haya sido mi último partido", confesó Nadal en rueda de prensa, con la honestidad que siempre lo ha caracterizado. Sus palabras de agradecimiento al público ("Me habéis llevado en volandas, en los momentos buenos y en los malos") resonaron como el epílogo perfecto para una carrera que transformó la Copa Davis en una competición íntimamente ligada a la leyenda del tenista mallorquín.
AG