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Carey Mulligan comparte su trilogía de liberación femenina

Como una joven con aspiraciones de actriz, le escribió a Kenneth Branagh para pedirle consejos después de verlo en Enrique V. A los 16 le escribió al Sr. Eminem para contarle al rapero que era su fan desde que lo vio en la película 8 Mile. Después de que Julian Fellowes visitó su escuela, también le escribió al guionista, creando una relación que la llevó a conocer directores de casting y a obtener un papel en la película de 2005, Orgullo y prejuicio

“No tenía ninguna manera de entrar a la industria, no sabía cuál era mi ruta”, dijo Mulligan. “A veces me sentía obligada a escribirle a alguien para decirle lo brillante que era. Le escribí a Amy Adams después de Arrival ‘eres la mejor actriz del planeta’”.

Lo que Mulligan descubrió fue que a veces algo tan anticuado como la pluma y el papel funcionan. Desde su debut en Orgullo y prejuicio, su carrera ha sido un viaje constante. En una serie de películas de época, desde su papel revelación en An Education, la cual se desarrolla en Londres en 1961, hasta la más reciente, Wildlife, que transcurre en Montana de la década de 1960, Mulligan ha creado vívidamente retratos de mujeres a través de la historia, mujeres cuyos caminos eran demasiado restringidos y fueron liberados con fuerza de voluntad y un sello personal.

Desde Suffragette de 2015, una película que dice que revitalizó sus sentimientos sobre los derechos de las mujeres en la actualidad, Mulligan ha interpretado el tipo de mujer moderna con la que quieren casarse varios pretendientes en la Inglaterra de 1874 (Far From the Madding Crowd), a una mujer educada arrastrada a la Mississippi de la posguerra por su esposo (Mudbound), y en la adaptación de la novela de Richard Ford Wildlife, dirigida por Paul Dano, a una mujer indefensa y atrapada cuyo marido (Jake Gyllenhaal) la deja a ella y a su hijo de 14 años (Ed Oxenbould) en un pueblo remoto de Montana mientras va a combatir incendios forestales.

“Todas están relacionadas de alguna manera extraña y no es casualidad”, dijo Mulligan en una entrevista realizada una mañana lluviosa el mes pasado. “Pero hay una especie de hilo conductor y es como una trilogía de la liberación femenina”.

Los papeles han sido colectivamente instructivos para Mulligan, y cada uno tiene relevancia para la lucha actual por la igualdad de género dentro y fuera de la industria. Pero la actriz está también lista, y lo subraya, para algo más moderno. “Me muero de ganas de hacer una película contemporánea. Ni siquiera puedo decir cuánto lo ansío. Cada vez que leo un guion es una historia de época. Hay algo maravilloso sobre visitar diferentes eras, pero también me encantaría hacer algo contemporáneo; simplemente no ocurre”, dijo.

El encanto de Wildlife, sin embargo, era doble. Mulligan tenía la oportunidad de trabajar con viejos amigos. Conoce desde hace años a Dano, Gyllenhaal y Zoe Kazan, quien escribió el guion con Dano (Kazan y Dano son pareja, y Kazan y Mulligan protagonizaron la versión de Broadway de La gaviota en 2008). Al mismo tiempo es un papel que pocas veces ha podido interpretar. Cuando su esposo los deja, la confusión y el arrepentimiento consumen a Jeanette Brinson y ella da tumbos en busca de la estabilidad mientras su hijo observa ansiosamente.

“Lo que realmente me asustó era la idea de fallarle a tus hijos”, dijo Mulligan, quien tiene dos hijos con el cantautor Marcus Mumford. “Pensar en la idea de decepcionarlos en algún momento en el futuro de una manera profunda, es muy aterrador”.

En el circuito de festivales de cine, incluidos los de Nueva York y Toronto, Mulligan ha tenido que defender a Jeanette, quien quizá pierde el control pero trata de hacer lo mejor en sus circunstancias tan limitadas. “Alguien en Cannes dijo ‘por Dios, es una madre terrible’. Y yo le dije ‘un momento, revisemos esto’”, dijo Mulligan.

Tiempo antes Kazan, quien por años intercambió borradores del guion con Dano, se dio cuenta de que quería abogar por Jeanette.

“Me empecé a sentir muy cercana a Jeanette. Para mí se siente como un personaje que hace las cosas ‘en nombre sea de Dios’. Ser una mujer en ese periodo particular y vivir de acuerdo a las limitaciones arquetípicas de esposa y madre que son definidas tan limitadamente”, dijo Kazan por teléfono. “Había algo en eso que me parecía muy conmovedor, muy importante”.

El que Mulligan estaba lista para un personaje más complicado, dijo Kazan, quedó claro desde su trabajo en Shame de Steve McQueen y en el teatro. Al elogiar la actuación de Mulligan en Wildfire, la revista New Yorker escribió: “Mulligan deja de lado su dulzura natural para presentarnos un alma herida, impulsada solo por el valor de su confusión”.

“Ella es como una primera bailarina”, dijo Kazan. “Es tan precisa, le puedes pedir que haga lo que sea porque tiene ese algo inefable que no se puede comprar ni enseñar y que lleva a la audiencia a sentir empatía con ella”.

Recientemente Mulligan se impuso un desafío al estelarizar el espectáculo en solitario Girls & Boys, en Londres y Nueva York. Interpretó a una madre de dos hijos que cuenta una historia que comienza de manera chistosa antes de volverse violenta y oscura. El personaje de Mulligan fue descrito simplemente como “una mujer”. Riendo, dijo que el monólogo era “algo en la lista de cosas por hacer que estoy muy complacida de haber hecho pero que nunca más volveré a hacer”.

A los 33 años, Mulligan exuda serenidad a pesar de su predilección por interpretar espíritus torturados. Aunque su defensiva al hablar de su famoso esposo le ha quitado parte de eso. “Solía sentir miedo cuando alguien decía, ‘¿así que estás casada con Marcus?”, dijo Mulligan. “Yo decía ‘¡Ahh!’ y saltaba por la ventana. Pero ahora digo ‘claro, casada por mucho tiempo’. Ya no me asusta”.

Y así como su vida es estable, como actriz busca lo opuesto.

“No quiero hacer algo demasiado serio. Quizá ya no quiero interpretar a una heroína”, dijo Mulligan. “Suffragette y Madding Crowd son muy bien intencionadas, una causa noble. Me encantó que Jeanette era totalmente lo contrario. Es la completa antiheroína. Todo lo que toca se vuelve un (grosería) desastre”.  TORONTO, Canadá (AP)