Interpretar a Cleo, en Roma, fue para Yalitza Aparicio mucho más que ponerse en los zapatos de otra mujer. Para la actriz de origen mixteco, quien ha sido aclamada por su conmovedor retrato de una empleada doméstica, era un tema sumamente personal: ese era, precisamente, el oficio de su madre
“Mi mamá es trabajadora doméstica. Para mí ha sido muy importante eso de haber crecido conociendo el trabajo de mi mamá y que ella siempre estuviera en todo momento apoyándome y enseñándome a tener esta fortaleza”, dijo Aparicio en una entrevista reciente con The Associated Press.
Desde que Aparicio tenía unos 15 años, ella y sus hermanos fueron criados solo por su madre luego que su padre dejara a la familia. Fue también su madre quien la acompañó al casting para la película, ante el misterio de la convocatoria y el temor de que pudiera tratarse de algún engaño para tráfico de personas.
Aparicio no había visto ninguna película de Alfonso Cuarón. Incluso ha dicho que tuvo que buscar fotos del director en Internet para poder identificarlo cuando lo viera por primera vez en persona. Sus planes eran ser maestra de preescolar hasta que su hermana escuchó que habría un casting y decidió acompañarla. Más tarde invitó a su amiga Nancy García (Adela, en la película), quien como ella estudió para ser maestra y tampoco se había imaginado ser actriz.
Pero sus caminos se cruzaron con el de Cuarón, quien no cesó hasta encontrar a una mujer que fuera lo más parecida posible a Liboria Rodríguez, la empleada doméstica que lo crió y a quien le dedica la película. Rodríguez pertenece a la etnia zapoteca, mientras que Aparicio es mixteca. La película incluye diálogos en idioma mixteco, del cual existen decenas de variantes.
“Traté más de hacer un homenaje a ese trabajo que siento que es tan importante”, dijo Aparicio. “Considero que muchas mujeres es lo que hacen en la vida real: al entrar en una casa a trabajar entregan el corazón, hacen todo como si fuera su propia familia aunque ellas fuera tengan su propia vida y a veces con dificultad”.
Pese a su falta de experiencia, Aparicio ha deslumbrado al público internacional con su interpretación. Encabezó la lista de actores de 2018 de la revista Time, fue incluida en la del New York Times y el domingo competirá por el premio Critic’s Choice a la mejor actriz con Emily Blunt, Glenn Close, Toni Collette, Olivia Colman, Lady Gaga y Melissa McCarthy.
La figura de empleada doméstica, que en muchas otras películas es secundaria, cobra toda una nueva dimensión en Roma. Aparicio logra escenas de gran expresividad pese a tener poco o ningún diálogo y desde las primeras tomas mantiene una complicidad envidiable con los niños que cuida, al tiempo que enfrenta reclamos de su patrona y vive un profundo desencanto amoroso.
En su debut como actriz, Aparicio se complementa a la perfección con Marina de Tavira, quien interpreta a la señora Sofía, una madre de cuatro hijos que es abandonada por su esposo. Con créditos como la serie Las Aparicio, Capadocia y El señor de los cielos, De Tavira era la actriz más experimentada en el plató, donde muchos de los actores no habían realizado filmaciones antes.
El punto común para todo el elenco fue que Cuarón buscó romper sus propios esquemas de dirección para Roma y se planteó un método diferente: nunca les entregó el guion completo. El cineasta decidió filmar las escenas en orden cronológico e ir dando a cada actor indicaciones, a veces contradictorias, como para la escena en la que Sofía le pide a sus hijos que le escriban una carta a su padre.
De Tavira tenía la instrucción de que era especialmente importante para el personaje de su hijo Toño (Diego Cortina Autrey) escribir la carta, pero antes de rodar Cuarón le susurró al joven actor que se fuera sin escribir nada. El resultado son reacciones genuinas a situaciones imprevistas. Cuarón ha dicho que lo hizo de esa forma porque así es la vida.
Al igual que Aparicio tenía el referente de su madre, De Tavira también vivió el divorcio de sus padres en la vida real aunque en los 80, una década después de la época en la que transcurre Roma. La actriz recuerda que aún en ese entones las mujeres por lo general asumían el cuidado total de los hijos y además enfrentaban un estigma en la sociedad conservadora mexicana.
“Como yo lo recuerdo y también como Alfonso lo platicó conmigo, la mujer se sentía culpable y también era socialmente culpabilizada por el fracaso matrimonial y había un mirar a los niños como con lástima, no con empatía, como si fueran a crecer torcidos, como si algo ya estuviera chueco”, dijo la actriz. “Incluso religiosamente era muy condenado. Si formabas parte de una iglesia católica, por ejemplo, una mujer divorciada no podía comulgar. Hay una gran estigmatización como del fracaso de la mujer”.
Pese a sus orígenes sociales y económicos distintos, a Sofía y Cleo las une la decepción y el abandono de sus parejas. En una época marcada por movimientos por la igualdad de género y contra la violencia sexual como Time’s Up y #MeToo, ambas esperan un cambio ante situaciones como las presentadas en Roma.
“Esperemos que cambie poco a poco. No por ser mujer quiere decir que tienes que sufrir más, hay que quitarnos eso de la cabeza”, dijo Aparicio.
“Se tienen que fortalecer las paternidades”, expresó De Tavira. “Hablamos mucho del empoderamiento de la mujer, pero hablamos poco de la educación masculina y de lo que ellos viven como acoso que es que la sociedad les exige ser violentos y ser muy fuertes y muy valientes y que ser muy hombre es también abandonar”.
Roma se perfila como la favorita al Oscar a la mejor cinta en lengua extranjera. De ganar en la ceremonia del 24 de febrero, sería un triunfo no solo para México sino para los 68 idiomas indígenas hablados en el país.
Las nominaciones a los Premios de la Academia se anuncian el 22 de enero. CIUDAD DE MÉXICO (AP)