Entretenimiento / Virales

Félix Sautié Mederos

CDLXXVI

En aquellos luminosos días de enero de 1959 nunca se me ocurrió pensar cómo me sentiría en una conmemoración sesenta años después de aquel triunfo de la Revolución. Lo que estaba ocurriendo era muy vertiginoso y apenas nos permitía pensar qué pasaría al día siguiente, mucho menos sesenta años después. Los momentos eran dramáticos y nosotros actuábamos como si lo hiciéramos movidos por un resorte automático que accionaba nuestra voluntad de vencer. Yo después del fracaso de la Huelga del 9 de abril de 1958 me había marchado de La Habana para la finca de mis padres en las estribaciones de Soroa, hacia el sur, pegada a la costa, en una localidad de Candelaria conocida por Jejenes. Se imaginarán aquel nombre tenía que ver con las plagas de mosquitos en bandadas, tan apartado estaba el lugar, que eran pocos los que se atrevían a ir por aquellos territorios. Una cosa es Soroa y otras sus estribaciones, sobre todo las de la parte Sur por debajo del poblado de Candelaria. Pero, en definitiva, con el tiempo uno podía adaptarse a aquella vida, que nos obligaba a forrar todas las puertas y ventanas con tela metálica y tener una habilidad especial para abrirlas y cerrarlas evitando que los mosquitos entraran en la casa y lo coparan todo.

Las vistas eran hermosas y mucho de la vegetación era prácticamente virgen. Un lugar para internarse en sus profundidades, que era lo que yo necesitaba en aquellos momentos, porque además quedaba dentro del radio de acción de una célula insurreccional. En el poblado había una fábrica de conservas para procesar el tomate principalmente, era la única industria productiva de aquella área y un centro de concentración de obreros; de allí eran varios insurreccionales del 26 de Julio, incluyendo los hijos del dueño de la fábrica, los cuales se convirtieron en mis nuevos compañeros de lucha, especialmente mi viejo amigo Juan Llano, de quien no sé nada desde hace muchos años, quizás muerto ya dado su edad.

Militaba desde los inicios de 1968, en el Frente Obrero Nacional del 26 de Julio (FON) y trabajaba como agente de seguros en la compañía American National. Allí era el enlace con los mandos de la provincia de la célula insurreccional que funcionaba en el sindicato mujalista que tenía que ver con los seguros. Recogía las orientaciones y los materiales de divulgación en un contacto que simplemente se llamaba Kerip, con el que me encontraba en el almacén de formas y materiales de oficina del Banco Nueva Escocia en La Habana Vieja, donde hoy hay un policlínico y tenía la responsabilidad de circular materiales y orientaciones en el área de los seguros en Las Habana Vieja. Mi Empresa era la base: la American National de Ejido y Apodaca, desde allí se orientaban a las cédulas de las otras empresas de seguro popular El Águila Imperial, La Tabacalera y La Cubana, todas en el ámbito del casco histórico de La Habana.

En la American National, mi jefe administrativo y a la vez mi jefe en la célula insurreccional era Guido Quiñones Torres, superintendente de la Empresa. El Guido, como le decíamos todos. Un hombre honrado a carta cabal, hermano del abogado y accionista de la empresa Moisés Quiñones Torres; pero el Guido –quien murió muy recientemente lo que me causó mucha tristeza porque nos manteníamos en contacto telefónico permanentemente en los últimos tiempos de jubilación y achaques de la vejez– era alguien muy distinto a su hermano.

Era profundamente antibatistiano y un revolucionario verdadero, muy cercano y sensible con todos los demás trabajadores, y un partidario fiel de la Revolución de Fidel.

En esa época éramos simplemente fidelistas, sin mayores definiciones ideológicas, las que fuimos adquiriendo posteriormente con el tiempo y con los avatares de la lucha revolucionaria antiimperialista. De inicio queríamos un cambio de la situación en Cuba a como fuera, después fuimos afinando los conceptos, por así decirlo. Yo me había trasladado de la lucha estudiantil que comencé cuando la matanza de Humboldt 7 en marzo de 1957, porque para mantenerme en La Habana por mi cuenta había tenido que comenzar a trabajar y un condiscípulo del Instituto de La Víbora, Julio Heredia, también insurreccional, me conectó con el Guido y con la cédula del FON en aquella empresa. Yo había pasado de ser un dirigente de Acción Católica que se preparaba para profesar como fraile, a un luchador insurreccional. Fue una evolución que he contado en otros capítulos de La Espiritualidad Prohibida, y que además expliqué extensamente en mi novela testimonio Sin tiempo para morir, publicada en 1999 por la Editorial Nueva Utopía de Madrid, de la cual he comentado varias veces en capítulos anteriores.

Después del fracaso de la Huelga del 9 de abril de 1958 tuve que marcharme para el campo por orientaciones del Guido, porque el cerco que teníamos como resultado de la frustrada huelga se estaba estrechando sobre nosotros por días y el Guido comenzó reubicar la célula para recomenzar la lucha en nuevas ubicaciones. En mi caso específico me fui para la finca de mi familia en aquellos apartados parajes de Pinar del Río, hoy Artemisa. En aquella zona yo tenía un contacto insurreccional que estaba en el área de la finca de mis padres que me había facilitado Sonia Moro Parrado otra excondiscípula e insurrecionalista de mi época en el FEN. Aquel lugar era idóneo para continuar un trabajo insurreccional más efectivo y más cercano de las guerrillas que operaban en el lomerío pinareño, recuerdo que comandadas entonces por el capitán Valdivia.

En aquella actividad estuve poco tiempo porque llegó diciembre de 1958 y recuerdo que el 31 de diciembre en horas de la madrugada del día 1.o de enero fuimos avisados de que teníamos que acuartelarnos y prepararnos para tomar el cuartel de Candelaria, lo que hicimos en un local del pueblo previamente tomado por las fuerzas insurreccionales, que no recuerdo su nombre, pero que estaba junto al parque por uno de los costados que desembocaban en la Carretera Central rumbo a San Cristóbal, frente a la Iglesia de los franciscanos entonces. El aviso del mando superior insurreccional fue porque el tirano se había marchado desde el Aeropuerto de la Fortaleza de Columbia, hoy Ciudad Libertad, en Marianao, La Habana, en donde tenía una de sus residencias en la que había ido a esperar el año con un grupo de sus correligionarios.

En aquella guarnición del cuartel de Candelaria, como muchas otras en todo el país, aún se mantenían fieles al Gobierno tiránico, por el cual habían apresado, torturado y asesinado a muchos revolucionarios, en un número que se calculó de 20 mil mártires de 1952 a 1958, lo que para la población cubana de entonces era una cifra considerable. El Gobierno central batistiano de La Habana había comenzado en aquella madrugada a ensayar un golpe de Estado contra Batista coordinado por él mismo antes de marcharse. Fidel a su vez había lanzado desde la localidad que había ocupado de Palma Soriano en Oriente las orientaciones de GOLPE DE ESTADO NO, HUELGA NACIONAL REVOLUCIONARIA. Entonces, para que aquello funcionase efectivamente teníamos que tomar por asalto a los cuarteles del Ejército y de la Policía y desarmarlos.

Recuerdo que el arma que yo tenía era un revolver Colt 38 con unas pocas balas de mi padre que me había acompañado todo el tiempo insurreccional, después que tomamos el cuartel tuve en mi poder como arma de combate una carabina San Cristóbal dominicana de las que le quitamos a los guardias del Ejército. Así fue como me sorprendió aquel triunfo de 1959. En plena actividad insurreccional militar que contrastaba mucho con mis anteriores actividades en la Acción Católica Cubana, de aspirante a fraile, pues me había convertido en un hombre de acción, que usaba la violencia revolucionaria contra la violencia dictatorial de Fulgencio Batista y Zaldívar, el nefasto dictador cubano que tantas muertes tenía sobre su conciencia.

Estos son mis recuerdos en mis ochenta años de aquellos momentos entonces impensados, que hoy rememoro mientras que veo en los telediarios las manifestaciones de júbilo popular por el aniversario sesenta de la Revolución junto con la solemne y emocionante ceremonia oficial de conmemoración en el Cementerio Patrimonial de Santa Ifigenia, en donde descansan los restos mortales de Fidel, junto al mausoleo tumba de José Martí; el de Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria cubana; el de Mariana Grajales, madre de los Maceos y de la Patria cubana; así como el los mártires del 26 de julio; y el de los combatientes internacionalistas de Santiago de Cuba junto a otros más que colman aquel cementerio sagrado para los cubanos, que sería muy extenso mencionarles. Me emocioné mucho con aquellas imágenes televisivas porque fueron acontecimientos del triunfo revolucionario de 1959 que forjaron un cambio enrumbado hacia la justicia social y la equidad distributiva con luchas, sangre y lágrimas, en las que yo también había tenido mi muy modesta participación directa.

El discurso central del acto expresado por Raúl Castro, en su función de primer secretario del Partido y de combatiente de primera línea junto a Fidel en todas las batallas que se conmemoraban, recoge un mensaje para el presente y el futuro que en mi opinión todos los cubanos debemos tener bien guardado en nuestras conciencias. Fue una actividad conmemorativa que viví intensamente por la televisión nacional, ya que en el acto de Santiago de Cuba, cuna de la Revolución, no podía estar presente porque mis piernas no me lo permiten muy a pesar de que como periodista había sido convocado por el Centro de Prensa Internacional, pero ya no puedo darme esos lujos.

Silvio Rodríguez, en su blog Segunda Cita (https://segundacita.blogspot.com /2019/01/fragmento-del-discurso-de-raul -en-el-60.html) recoge una síntesis del discurso de Raúl en cuestión con algunos comentarios incluidos que considero muy atinada y abarcadora y que cito textualmente, aunque con la recomendación de leerlo completamente porque su contenido es muy abarcador y no fácil de sintetizar.

[...] Es nuestro deber prepararnos meticulosamente con anticipación para todos los escenarios, incluyendo los peores, no solo en el plano militar, de modo que no dejemos espacio al desconcierto y la improvisación que florece en los de escasa voluntad a la hora de actuar, sino que con el optimismo y la confianza en la victoria que nos legó Fidel y en estrecho vínculo con el pueblo sepamos encontrar la mejor solución a cualquier desafío que se presente [...].

Precisamente un reto que enfrentaremos en el año que hoy comienza, es la situación de la economía, agobiada por las tensiones en las finanzas externas a causa de las afectaciones en los ingresos de las exportaciones y el recrudecimiento del bloqueo norteamericano y sus efectos extraterritoriales [...].

Como expresó nuestro Ministro de Economía y Planificación en el último período de sesiones de la Asamblea Nacional, el costo para Cuba de esta arbitraria medida, calculado según la metodología aprobada internacionalmente, ascendió el pasado año a 4 321 millones de dólares, lo que equivale a casi 12 millones de daños cada día, dato que pasan por alto los analistas que suelen cuestionar el desempeño de la economía nacional [...].

Con independencia del bloqueo y su reforzamiento, los cubanos tenemos enormes reservas internas que explotar sin volver a incrementar el endeudamiento externo. Para ello se requiere, en primer lugar, reducir todo gasto no imprescindible y ahorrar más, incrementar y diversificar las exportaciones, elevar la eficiencia del proceso inversionista y potenciar la participación de la inversión extranjera, la cual, como se recoge en los documentos rectores del Partido, no es un complemento, sino un elemento fundamental para el desarrollo [...].

En ese mismo escenario, en la Asamblea Nacional, el 22 de diciembre, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, compañero Miguel Díaz-Canel Bermúdez, pasó balance al estado de la economía durante el 2018 y el plan para el presente año, donde resaltó que la batalla económica sigue siendo la tarea fundamental y la más compleja, y agregaba, es esa la que más exige hoy de todos nosotros, porque es de la que más espera nuestro pueblo[...].

Con este propósito precisó que se requiere una actitud más proactiva, inteligente y concreta de los dirigentes impulsando –no trabando ni demorando– soluciones seguras y particulares a los problemas, con la búsqueda continua e intensa de respuestas ágiles y eficientes. Al propio tiempo, llamó a ser más coherentes con la Conceptualización del Modelo Económico y Social y más sistemáticos y precisos en la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución [...].

Es oportuno expresar que la dirección del Partido Comunista de Cuba respalda decididamente los pronunciamientos y las acciones acometidas por el compañero Díaz-Canel al frente del Estado y del Gobierno desde que asumió el cargo, incluyendo su sistema de trabajo, basado en la visita a los territorios y comunidades; el vínculo con los colectivos y el intercambio directo con el pueblo, la promoción de la rendición de cuentas de los dirigentes mediante los medios de prensa y las redes sociales, así como el control sistemático de los principales programas de desarrollo y el fomento de un estilo de dirección y conducción colectiva de los órganos estatales y gubernamentales [...].

(Fuente:http://www.granma.cu/cuba/2019-01-01/tras-60-anos-de-luchas-sacrificios-esfuerzos-y-victorias-vemos-un-pais-libre-independiente-y-dueno-de-su-destino-01-01-2019-23-01-14)

Quiero expresar que este discurso de Raúl lo considero esencial porque comporta un apoyo decidido a lo que Miguel Díaz-Canel está haciendo en su responsabilidad de presidente de los Consejos de Estado y de Ministros. Actividad que es evidente que forma parte de la genial estrategia de Raúl para dar una continuidad imprescindible al proceso revolucionario cubano. Ya en la conferencia que impartí en la Redacción de POR ESTO! con fecha 25 de mayo del 2018, en la que expuse en mi criterio una evaluación objetiva de la actividad de Raúl Castro en los períodos que ha estado como dirigente máximo de la Revolución en sustitución de Fidel; refiriéndome a la estrategia de Raúl para hacer realidad el necesario relevo que la biología impone en la actualidad al proceso revolucionario cubano, entre otras cuestiones más que haría muy extensa esta cita, expresé unos párrafos esenciales al respecto:

[...] Lo que quiero decir es que con el ciclo revolucionario que termina y que se renueva en el ciclo nuevo que comienza se desafía el transcurso del movimiento existencial de la vida en sociedad para llevar a la Revolución cubana, en la práctica concreta, más allá, en donde se encuentran los ámbitos de la inmortalidad histórica en el tiempo. En ello si se es justo y honrado en reconocer lo que es verdaderamente, se tiene que decir que Raúl ha sido el artífice de ese hecho pacientemente y afrontando un conjunto de obstáculos que muchas veces escondieron en sus esencias el objetivo que ahora podemos ver claramente realizado. En concreto, expreso el propósito de Raúl de que la Revolución fuera capaz de transitar más allá del tiempo. Lo que en muchas ocasiones se planteó en consignas y discursos, pero siempre pendientes de la realización. En estos momentos de culminación, propicios para el recuento de su período como dirigente máximo de la Revolución, se pueden perfilar con toda claridad lo que ha sido su objetivo esencial, transitar en el tiempo con plena conciencia de que la biología tiene un principio y un final y adelantársele para ganarle la partida en un nuevo renacer de continuidad en la historia, haciendo el mutis consecuente que la vida nos impone a todos los nacidos.

A la culminación de eso es a lo que hemos asistido en estas semanas y lo previsto por él ya está hecho. Ahora eso previsto que se ha hecho realidad con la presidencia de Miguel Díaz-Canel al frente del país, tendrá que vivir por sí mismo, con el maestro presente durante un tiempo siempre necesario. Algo verdaderamente novedoso en los procesos revolucionarios que se han manifestado en la historia. Y eso, si se tiene honradez en el juicio de la historia hay y habrá que reconocérselo a Raúl, digan lo que digan los detractores de siempre [...].

Los párrafos que cito del discurso central de Raúl conmemorativo del sesenta aniversario de la Revolución cubana considero que son un verdadero cierre de sus propósitos, manifestado en los que Miguel Díaz-Canel ha estado realizando desde que en abril pasado asumiera la Presidencia de los Consejos de Estado y de Ministros. Una verdadera Revolución en la Revolución de continuidad y nunca de ruptura.

Por todo esto es que también expresé en mi conferencia con mi mayor sentido autocrítico que con Raúl subsiste la necesidad en justicia de plantearse ante todo una evaluación en todo este proceso y, dije expresamente que:

Me refiero a un hecho concreto que lo puedo catalogar como una deuda con la historia, de la que personalmente confieso que no tenía plena conciencia. De que en lo personal soy un deudor no consciente de ese hecho existencial descollante. Mi deuda es con Raúl, sí con Raúl el que siempre ha estado ahí en lo interno esencial de la Revolución a la sombra de Fidel, el genial desarrollador de la Revolución cubana, inspirada en el legado de las “doctrinas” del Apóstol, como él mismo reconoció en el juicio por el asalto al cuartel Moncada. Digo esto en reconocimiento de que en todo el tiempo transcurrido para mí Raúl ha estado tan inmerso en la realidad existencial de la Revolución y que su presencia ha formado parte intrínseca como un componente esencial que por lo inmerso es lo lógico y lo normal que en el conjunto pasa desapercibido en sus especificidades a veces muy importantes.

Todo esto es lo que me ha estado dando vueltas y vueltas en mis recuerdos, meditaciones y consideraciones durante las celebraciones del 60 aniversario de la Revolución que he tenido la inmensa dicha de haberlo vivido a plena conciencia.

Entre tanto, por su parte, Miguel Díaz-Canel en dos mensajes de fin y principio de año en su cuenta oficial de Twitter expresó lo que bien podría considerarse un colofón del discurso pronunciado por Raúl Castro en el Cementerio Patrimonial de Santa Ifigenia.

Miguel Díaz-Canel Bermúdez Cuenta verificada @DiazCanelB 2 ene.

Las nuevas generaciones tienen el deber de garantizar que la Revolución Cubana sea por siempre una Revolución de jóvenes, y al mismo tiempo, una Revolución Socialista de los humildes, por los humildes y para los humildes #SomosContinuidad #SomosCuba #YoVotoSí por #Cuba

Miguel Díaz-Canel Bermúdez Cuenta verificada @DiazCanelB 2 ene. Tras 60 años de luchas, sacrificios, esfuerzos y victorias, vemos un país libre, independiente y dueño de su destino. Al imaginar el mañana, la obra realizada nos permite vislumbrar un porvenir digno y próspero para la Patria ¡Viva por siempre la Revolución Cubana! #SomosCuba

Continuará.

Finalmente, les reitero mi correo electrónico con el propósito de que puedan trasmitirme dudas, criterios, opiniones y preguntas: fsmederos@gmail.com