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¡Bravo Maestro!

Había esperado tanto este concierto, que cuando conocí la noticia por Omar Mederos ?ángel de la jiribilla de este y de tantos buenos e inolvidables momentos? me sorprendió. Pero el contexto en el que se produjo el regreso del Maestro Víctor Rodríguez1 a los escenarios cubanos, luego de varios años alejado de los mismos, no pudo ser mejor; pues ciertamente, esta presentación fue auspiciada por las celebraciones que tuvieron lugar en nuestro país a propósito del Día de la Cultura Nacional Cubana y el 33 Aniversario de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) ?de la cual él es uno de sus más destacados y encumbrados fundadores y también el primer presidente?. Es por ello que mucho agradezco a la Orquesta Sinfónica Nacional, al Ministerio de Cultura, al Consejo Nacional de las Artes Escénicas, al Teatro Nacional de Cuba y a Tomeguín Producciones Culturales, desde luego a Rafael García y a la AHS, por haber hecho realidad este magnífico retorno del Maestro.

El concierto del laureado pianista tuvo lugar el pasado domingo 27 de octubre, en la Sala Covarrubias del capitalino Teatro Nacional de Cuba, con la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la dirección titular del apreciado Maestro Enrique Pérez Mesa, quien también es el director titular de la Orquesta de Cámara Nuestro Tiempo.

El programa clásico del concierto fue exquisitamente pensado para la ocasión y contó con dos momentos memorables, los que fueron profundamente ovacionados por el público. El primero fue la magnífica ejecución de la Sinfonía no. 5 de Franz Schubert por la orquesta y la apoteosis se produjo en el segundo tiempo con la entrada del pianista Rodríguez, quien tocó con su usual y enorme fuerza expresiva, naturalidad y elegancia el Concierto para piano y orquesta en La menor Op. 54 de Robert Schumann.

Este regreso de Víctor estuvo marcado por su veracidad y virtuosismo interpretativo en grado de excelencia. Desde luego, que el Maestro no tenía que convencernos de su calidad pianística, porque desde que era muy joven ya contaba con un peculiar estilo de interpretación, marcado por la sobriedad y la discreción de su carácter; pero justamente, este domingo, a lo largo de toda su ejecutoria derrochó la perfección y el garbo al que nos tiene acostumbrados, lo que nos dejó con un sabor de plenitud por la exquisita madurez en la que se encuentra. De igual modo, nuestro querido pianista exhibió un total dominio de la técnica, que le permitió mostrar en escena el enorme ser humano que es.

En resumen, la actuación de Víctor Rodríguez fue espléndida, sencillamente inolvidable para los que tuvimos el privilegio de asistir. El sonido que arrancó de las teclas fue no solo fuerte, claro y limpio, elegante y natural, lleno matices y contrastes expresivos, sino que venía justo de su alma toda. Y a lo largo de la función quedamos hechizados por sus manos bendecidas.

Víctor nos ofreció las pruebas convincentes del valor que tiene llevar una vida entregada y consagrada por entero al piano y a la música. También nos ratificó las pruebas de su exquisita sensibilidad artística, concentración y el perfecto dominio de su depurada técnica, porque, como el mismo ha afirmado, cada nota debe estar llena de significados, significantes y propósitos. Claro, bien conocemos que esa maestría pianística es resultado no solo de su talento excepcional, sino de su escrupulosa preparación y estudio ordenado a lo largo de su vida, sumado al conocimiento profesional cultivado con esmero desde su niñez. Por eso, en una ocasión como esta, debemos recordar y agradecer a sus inolvidables maestros, y especialmente a Olga y Antonio, sus padres, por su impronta, presencia, labor cotidiana y esmerada al servicio de la impecable formación del ya gran Maestro y pianista de clase.

Desde las páginas de los diarios POR ESTO! informamos al público mexicano que este magnífico artista cubano actualmente presta sus servicios y cultiva la docencia de excelencia en el Conservatorio Nacional en la Ciudad de México. Gracias por ello.

Por siempre ¡Bravo querido Maestro Víctor Rodríguez!, le reiteramos las gracias y le ratificamos que en La Habana ya esperamos su regreso muy pronto, para que nos deleite con su música y su entrañable presencia.

Notas

1 Reconocido pianista cubano, fundador y presidente del “Concurso y Festival Internacional de Piano Ignacio Cervantes” de La Habana. Ha sido, hasta el año 2006, profesor titular y jefe del Departamento de Piano del Instituto Superior de Arte. Se le otorgó merecidamente la Distinción por la Cultura Nacional. Con el Premio Especial a la Maestría Artística y el VI Premio en el VII Concurso Internacional de Piano P.I. Tchaikosvski de Moscú en 1986, se situó en la fila de los grandes pianistas contemporáneos. Tiene en su haber un repertorio que incluye obras de los más grandes compositores, desde el barroco hasta nuestros días. Ha ofrecido conciertos y recitales en escenarios de 17 países. Se ha presentado con orquestas sinfónicas en Cuba, Rusia, República Dominicana, España y Portugal, la Orquesta Sinfónica Nacional y la Orquesta Filarmónica de México, la Orquesta Sinfónica del Mar de Plata y la Orquesta Sinfónica Nacional de Buenos Aires, la Orquesta Sinfónica Juvenil Simón Bolívar de Caracas y la Orquesta Sinfónica Juvenil de Costa Rica. Primer Premio en el Concurso Nacional de Piano de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, categoría profesional del país. Segundo Premio y Medalla de Plata en el Concurso Latinoamericano de Piano Teresa Carreño de Caracas, Venezuela. En 1986 obtuvo el Premio Egrem al Mejor Disco de Música Clásica; en 1987, Premio Rubén Martínez Villena a la Obra Artística; en el 2001, Diploma al Mérito Pedagógico, otorgado por el Ministro de Cultura y el Instituto Superior de Arte por su destacada labor docente. Gran Premio en la Feria Internacional del Disco, Cubadisco 2008. Ha sido jurado en prestigiosos concursos internacionales de piano. (Breve resumen de su vida y obra tomado de las notas al programa del concierto).