DXIX
En mis últimos artículos1 he realizado un ejercicio de análisis e identificación de lo que pueden ser problemas esenciales que, en mi criterio, tenemos que tomar muy en consideración en las actuales circunstancias que se están presentando en Nuestra América; en especial, a partir del incremento de las agresiones a Cuba que realiza actualmente el Gobierno de los Estados Unidos. En este sentido, quiero expresar que cuando coinciden la superficialidad con el conformismo, se manifiesta un desinterés por las cosas que se mueven en lo interno de la sociedad, y en ese ámbito artificial quedan sepultados problemas y especialmente actitudes que poco a poco van dañando de manera casi imperceptible el prestigio de la Revolución en su conjunto; que viene a ser como una cuenta bancaria, de la cual cuando se extrae y no se deposita lo suficiente se agota.
Este es un problema al que no se refieren y ocultan los dogmáticos, especialmente los conservadores del patio, a quienes me refiero en mi anterior artículo, titulado “Subsistencia de un pensamiento conservador en el proceso revolucionario”.
Lo interesante de este asunto es que algunos conservadores plenamente declarados se mueven dentro de las filas de la Revolución con su carga de criterios dogmáticos y retardatarios, que en las bases se vive muchas veces con lo que es una verdadera alianza con los burócratas que se mantienen vigentes en los servicios y comercios de los barrios. Incluso, hay evidencias de que se maquillan y se preparan para pasar incólumes y la mayor parte de las veces desapercibidos hasta en el desenvolvimiento de las muy útiles e importantes visitas de Gobierno a los territorios del país en su conjunto.
Me refiero a una situación que en los barrios es comentada en voz baja entre los vecinos, pero que realmente existe, porque en la base se conoce todo lo que realmente afecta. Lo que sucede entonces es que muchas veces se pierde la confianza en una rectificación verdadera debido a la reacción de algunos dogmáticos que se dedican a calificar de contrarrevolucionaria cualquier crítica objetiva por muy constructiva que sea. Además, el calificativo de conflictivos persigue a quienes se expresan abiertamente en este orden de pensamiento, lo que determina, en consecuencia, un daño esencial a la verdad necesaria para el análisis de las situaciones que planteo.
Hay una práctica dañina al respecto que se manifiesta como una especie de contrapunteo en lo interno de los procesos positivos que desarrolla el actual Gobierno de las nuevas generaciones, que apoyo y defiendo plenamente, porque en realidad se enfrenta a estos males sutiles dentro de nuestra sociedad revolucionaria, que es abastecer amplia y generosamente a las nuevas entidades comerciales que se abren a lo largo y ancho del país con surtidos muy completos, pero que con el paso de los días se van quedando escuálidos por su no reabastecimiento. Eso ya es conocido por la población que se apresta a comprar en esos primeros días todo lo que va apareciendo hasta que esos establecimientos se quedan con surtidos escuálidos.
Sabemos que el bloqueo es la principal causa de nuestros males y penurias en el comercio, pero precisamente por eso es muy importante, en mi criterio muy personal, abstenerse de esas acciones de vitrina, que en ocasiones se hacen extrayendo de otros comercios ya establecidos mercancías que se concentran en los nuevos comercios que se abren. Estos hechos subsisten ocasionalmente y son comentados por la población, en tanto que burócratas y conservadores se encargan de no tenerlos en cuenta y de calificar como conflictivos a los que se atreven a exponerlos públicamente.
También todo ello en lo referido a la preparación y el maquillaje con que algunas instancias burocráticas se preparan para asumirlas, es comentado dentro del pueblo de a pie mientras que se manifiesta abiertamente en apoyo a la dirección del Gobierno y sus métodos de ir a las bases, dado las esperanzas que han suscitado las visitas gubernamentales. En este sentido, es muy importante tomar muy en consideración lo que al respecto se comenta por la población con posterioridad a su desenvolvimiento.
Esas importantes visitas constituyen, en mi criterio, una práctica esencial que debe desarrollarse de la forma más natural, espontánea y directa posible dentro de la población.
En este orden de pensamiento, es esencial distinguir priorizadamente lo que es campaña dañina y “bolas” que la contrarrevolución hace correr, de los verdaderos problemas y manifestaciones que afectan a la población. Hay límites de referencia muy endebles entre la “bola” contrarrevolucionaria y la realidad dura y pura que se manifiesta. En este sentido, es muy importante la profundidad en los análisis que se realicen, porque los burócratas son verdaderamente eficientes en la calificación rápida de cualquier crítica que los afecten como acción de las campañas contrarrevolucionarias.
Precisamente, es muy importante tener en cuenta que uno de los objetivos más socorridos del bloqueo criminal a que estamos enfrentados es convertir al Gobierno en responsable de las insuficiencias y los problemas que el bloqueo nos crea. Es aquí en donde hay que profundizar en los análisis de las acciones y responsabilidades que corresponden a la labor sistemática que crean problemas concretos por causa de las acciones de la burocracia en la base, que no tienen su origen en el bloqueo, sino en lo que específicamente es nuestra responsabilidad interna.
Estamos en momentos muy álgidos significados por el aumento de las campañas anticubanas, como las que actualmente se desarrollan por el señor Almagro y la OEA contra la colaboración médica cubana, así como las fake news sobre el proceso revolucionario cubano que día a día se propagan en el mundo y en lo que es peor en lo interno de la sociedad local. En este orden de cosas, la labor sistemática de la propaganda anticubana desde Miami y del enemigo que día a día se plantean en lo que popularmente se ha dado en llamar “la antena” que es recibida en algunos hogares cubanos, van creando por repetición una sensación de ser verdad a las mentiras que se repiten y se repiten hasta el cansancio.
Recientemente, leí un artículo publicado por el portal La Joven Cuba titulado “Una gota de pesimismo”, escrito por Yassel A. Padrón Kunakbaeva,2 a quien otras veces he leído con especial atención, del cual quiero citar un párrafo significativo que es expresión de algunos de los sentimientos que se mueven en la sociedad y que deberíamos tomar muy en cuenta al respecto de lo que estoy expresando. Quizás lo que Padrón califica como gotas de pesimismo constituyen una reacción frente a la acción de las burocracias y de los conservadores que se manifiestan fundamentalmente en las bases tratando de frenar los cambios positivos y necesarios que el movimiento de la vida y de la sociedad nos están exigiendo:
[…] La gente de izquierda que conozco de aquella época, o que conocí después, difícilmente se mantiene en la misma posición. A algunos la vida los ha llevado por otros rumbos, han abierto negocios o han emigrado, lo cual los ha alejado del activismo, o en casos peores, los ha llevado a renegar de su anterior pensamiento. Los que siguen activos, entre ellos algunos más jóvenes que yo, se dividen mayoritariamente en dos grupos: los que han optado por la disciplina hacia el sistema, por autolimitarse en sus críticas, y los que se han endurecido en sus críticas, al punto de convertirse casi en opositores […].
Con independencia de que podrían discutirse, en mi criterio, algunos de los conceptos planteados en este interesante artículo, considero que esta clasificación que se plantea por Padrón es significativa de una realidad que se presenta en la base, que debería ser objeto de un análisis más profundo, sin prejuicio de ningún tipo a los efectos de accionar consecuentemente en el trabajo ideológico político que se realiza en estos momentos.
Un asunto importante al respecto del trabajo ideológico político, es que lo rutinario con que muchas veces se plantea, conspira en mi opinión contra el movimiento de la vida que constantemente va creando nuevas circunstancias y nuevas características que exigen creatividad, audacia responsable y ruptura con los esquemas y el dogmatismo que se propugnan por burócratas y conservadores.
La convocatoria del VIII Congreso del Partido crea un marco adecuado y propicio para penetrar en lo más profundo de la sociedad cubana contemporánea, más allá de cualquier manifestación de triunfalismo. Las circunstancias cargadas de agresiones que estamos viviendo, así como las campañas de un enemigo que destina importantes partidas presupuestaria a la acción de comprar conciencias, nos exigen en el máximo la atención sobre las acciones de los burócratas y el conformismo de los conservadores que no quieren cambios ni críticas que alteren los ritmos de su statu quo. Lo que se estimula con sus consignas que siempre repiten lo mismo, al respecto de solicitar sin decir cómo hacerlo ni mucho menos ocuparse en crear las condiciones necesarias para alcanzarlo en la realidad. Piden en abstracto más producción, más productividad, más sentido de pertenencia y más disciplina social.
Todos estos planteamientos constituyen propósitos muy válidos, pero su repetición abstracta, muchas veces hasta el cansancio, los convierte en simples expresiones que cansan y son rechazadas porque no se refieren a lo que hay que hacer constantemente para alcanzarlos en la realidad. Estas situaciones si no se neutralizan con creatividad y audacia en los contenidos del trabajo político e ideológico, pueden convertirse en esa agota de agua que en la naturaleza crea abismos insalvables en el tiempo.
Quiero significar para que algunos no se equivoquen con lo que expongo en este capítulo, que estoy consciente de los enormes esfuerzos que está realizando el Gobierno encabezado por Miguel Díaz-Canel para acercarse cada vez más al pueblo y para realizar acciones efectivas encaminadas al máximo funcionamiento de la economía que nos faciliten el desarrollo de la sociedad en su conjunto.
Realmente, estas acciones y estás buenas prácticas de Gobierno son efectivamente lo que en nuestras circunstancias deviene lo necesario que debe realizarse; pero esos loables esfuerzos considero que deben ser acompañados por un extraordinario trabajo político e ideológico que rompa los esquemas y las tradiciones dogmáticas y que se ubique sin prejuicio alguno en las realidades críticas que desde la Academia y las bases se están planteando y que deben ser oídas con especial cuidado.
La crítica objetiva y constructiva, en mi criterio muy personal, deviene una de las armas más importantes que debemos poner en práctica para enfrentar la extraordinaria ofensiva que el imperialismo está perpetrando dirigida a plantearle un jaque mate a la Revolución cubana.
No debemos dejar encubierto por causa de la superficialidad, del triunfalismo y de los prejuicios propios del dogmatismo y el conservadurismo ningún resquicio de inconformidades en lo más profundo de la sociedad cubana. Hay que copar plenamente los espacios en los que los burócratas y los dogmáticos se desenvuelven muchas veces a sus anchas. Lo hacen aprovechando las distancias objetivas que subsisten entre las bases profundas en que se desenvuelve el pueblo de a pie y las cúpulas gubernamentales y políticas que conforman el Gobierno del país. En este sentido, aplaudo el concepto de priorización de los municipios como instancias básicas del desenvolvimiento económico-político del país.
En este orden de cosas, reitero que considero que es una acción de especial importancia la definición conceptual de la Nueva Constitución del país, en el sentido de que el eslabón fundamental es el municipio más allá de las viejas estructuras provinciales. En los momentos en que escribo este artículo precisamente se encuentra funcionando la Asamblea Nacional, en la que se están haciendo efectivas las resoluciones transitorias de la Constitución del 2019 que se refieren a este importante y decisivo cambio institucional.
Pienso que, precisamente, en los municipios se encuentran las bases más profundas de la sociedad, en donde se desenvuelve la población de a pie. Por tanto, este acercamiento institucional entre las estructuras de Gobierno central y las de los municipios, en donde se desenvuelven en la práctica concreta muchas de las medidas económicas encaminadas al desarrollo del país en su conjunto y, lo que es lo más importante, la vida diaria del pueblo, constituye realmente la más importante medida de transformación estructural económica y social que requieren las circunstancias y la actualidad el momento que estamos viviendo.
En este sentido, considero que es muy importante que estas nuevas estructuras económicas y sociales sean preservadas al máximo posible de las costumbres y las rutinas del burocratismo, las que tienen especial facilidad para infiltrarse en la vida social. Es más importante que nunca antes, la alerta antiburocrática, así como la dinamización del trabajo político e ideológico con audacia y creatividad tal y como he estado planteando desde los inicios.
Apoyo, pues, con todas mis fuerzas las transformaciones estructurales que se están poniendo en práctica en la actualidad y expreso mis criterios al respecto de la importancia que tiene la realización del proceso del VIII Congreso del Partido que será decisivo para el futuro de la Revolución.
La creatividad y la audacia conceptual manifestadas con toda responsabilidad, constituyen conceptos esenciales y muy necesarios en nuestro trabajo político e ideológico en el tiempo que tenemos por delante de aquí al Congreso, que considero de una extraordinaria importancia porque deberá ser el Congreso de la continuidad, la derrota del burocratismo, así como del conservadurismo y del enfrentamiento definitivo con el imperialismo que se prepara para intentar asestarnos golpes de especial factura en los momento en que la generación histórica de la Revolución ya no podrá acompañarnos físicamente, ni tampoco las generaciones que lucharon en los años inmediatos del triunfo de enero de 1959.
Las nuevas generaciones, formadas en nuevas circunstancias y que no han vivido las penurias y los crímenes del capitalismo en nuestro país, requieren de un trabajo político e ideológico consecuente al momento y las circunstancias en que se desenvuelven estas nuevas generaciones presentes y activas en el momento en cuestión.
Un concepto muy importante es que el contenido y la intensidad del trabajo político e ideológico en cuestión no debería ser medido en su intensidad y creatividad básicas, sobre la base de los niveles de las vanguardias que, en mi criterio, son las que menos lo necesitan, sino por el contenido del conjunto y, en especial, de los más rezagados que nunca vivieron el capitalismo y que pueden ser deslumbrados por las manifestaciones de vitrina que nos penetran constantemente por vía de los medios masivos de comunicación y por las redes sociales.
Por otra parte, los rencores y los odios que día a día propugnan la mafia anticubana de Miami y muchos de los emigrados cubanos captados por los afeites de una sociedad de diferencias y distancias entre las capas que la componen, deben ser un factor muy importante a tener en cuenta en todo el trabajo político e ideológico que tenemos por delante; porque sus influencias se conjugan muchas veces con la propaganda engañosa o, incluso, en muchas ocasiones basadas en los daños efectivos que producen las acciones de los burócratas, los dogmáticos y los conservadores en las bases de nuestra sociedad, que se divulgan a diario en las campañas de los medios informativos y en las redes sociales controlados por los poderosos de la tierra.
Estas son realidades del momento que nunca deberíamos descuidar y que requieren de especial atención ideológica y política. En este sentido, el triunfalismo, junto con los conformismos y las superficialidades constituyen peligros latentes que pueden estarse desenvolviendo en los estratos más profundos de nuestra sociedad contemporánea y que debemos prestarles la mayor atención que nos sea posible.
Fidel en varias ocasiones nos advirtió con insistencia sobre el hecho de que nuestra Revolución solo puede ser derrotada por nosotros mismos y, al respecto, expreso una alerta sobre lo que no se ve en las consignas y los lemas, pero que se mueve sutil y silenciosamente en los más profundos estratos de nuestra sociedad, lo que constituye quizás uno de los mayores peligros internos, muchas veces imperceptibles que con el tiempo pueden convertirse en problemas de esencial afectación.
Siempre aquello de que es más importante prever que tener que lamentar es la actitud verdaderamente recomendable en estas circunstancias.
Quiero expresar que no me considero ni mucho menos el único que percibe estos problemas que planteo, sé que son muchos más los que los perciben. A ellos me sumo con el propósito que no sea la omisión de los mismos lo que los ahíje y los estimule.
En este sentido, quiero reiterar que así lo pienso y así lo expreso en mi derecho a opinar, con mis respetos para el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular.
Continuará.
Finalmente, les reitero mi correo electrónico con el propósito de que puedan trasmitirme, criterios, opiniones y preguntas: fsmederos@gmail.com
Notas
1 La espiritualidad prohibida DXVI, “En nombre de Dios: imponer, torturar, asesinar con licencia para matar”; La espiritualidad prohibida DXVII, “Siempre hay que mirar hacia lo más profundo de la”; La espiritualidad prohibida DXVIII “Subsistencia de un pensamiento conservador en el proceso revolucionario”
2 https://jovencuba.com/2019/12/19/una-gota-de-pesimismo/