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Alfredo García

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Una reunión cumbre entre la canciller alemana Angela Merkel y el presidente ruso Vladimir Putin, el pasado sábado, para profundizar las relaciones bilaterales y examinar los desafíos internacionales donde Alemania y Rusia pueden trabajar de conjunto, contrasta con los exabruptos aislacionistas del presidente de EU, Donald Trump, y las maniobras políticas junto a sus aliados europeos para entorpecer esas relaciones.

En efecto, el pasado sábado Merkel recibió a Putin en el castillo de Meseberg en las afueras de Berlín, continuando las amistosas relaciones entre ambas superpotencias. Trascendió entre los temas de sus agendas: Siria, el programa nuclear de Irán, los Derechos Humanos y Ucrania, así como la conveniencia de que siga siendo el país de tránsito del gasoducto Nord Stream 2 que suministra gas ruso a Alemania. A pesar de sus diferencias con Kiev, Moscú mantiene un acuerdo de tránsito de gas por Ucrania, que aporta a su presupuesto entre 2 mil y 3 mil millones de dólares cada año.

El crecimiento de las relaciones económicas entre Alemania y Rusia fueron destacadas en el curso de la reunión. Las inversiones alemanas en Rusia superan los 80 mil millones de dólares, con una facturación de 15 mil millones de dólares al año y el empleo de 270 mil trabajadores por parte de sus 5 mil empresas; mientras unas 1,500 empresas rusas en Alemania han invertido unos 80 mil millones de dólares. Ambas partes enfatizaron la importancia del gigantesco gaseoducto Nord Stream 2.

El Nord Stream 2 es un macroproyecto en fase inicial de construcción que costará unos 9,500 millones de euros y recorrerá 1,225 kilómetros por debajo del mar Báltico junto al gaseoducto Nord Stream 1 ya en funcionamiento, conectando directamente la salida de Rusia a la costa alemana. Participando en esta importante infraestructura, se encuentra Gazprom, la empresa estatal de gas rusa y los grupos energéticos alemanes, Uniper y Wintershall, la austriaca OMV, la francesa Engie y el anglo-holandés Shell.

En donde se mantienen diferencias políticas entre Merkel y Putin es referido a Siria y Ucrania. Mientras la canciller alemana considera que Bashar al Assad es el principal escollo para la pacificación y normalización política en Siria, Putin entiende que Assad es el presidente legítimo y la esperanza del país árabe. Respecto a Ucrania, ambos líderes expresaron su preocupación por el incumplimiento del acuerdo de paz de Minsk que amenaza con el reinicio de la violencia en cualquier momento y la posibilidad de desplegar fuerzas de paz de la ONU en las regiones separatistas.

El Nord Stream 2 es la manzana de discordia entre Trump y Merkel. El magnate presidente junto al coro de sus aliados ex socialistas, Polonia, Estonia, Letonia, Lituania y los países escandinavos, han pedido a Berlín que renuncie al gigantesco gaseoducto por constituir “una amenaza para la seguridad energética de Europa”; y a cambio recibir gas licuado procedente de EU. Respecto al tema, Putin declaró: “Trump no es sólo el presidente de EU, sino también un gran empresario, por lo que promueve los intereses de sus empresas con el fin de garantizar la venta del gas de esquisto norteamericano”.

Durante la pasada cumbre de la OTAN en Bruselas, el presidente Trump hizo un comentario a Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, mientras los periodistas lo grababan, que revela su torcida visión política: “Alemania, en lo que a mí respecta, es cautiva de Rusia porque está recibiendo gran parte de su energía de Rusia. Tenemos que hablar sobre los miles y miles de millones de dólares que se le están pagando al país del que se supone que debemos protegerlo”, afirmó impertérrito el presidente norteamericano.