Pedro Díaz Arcia
El mundo se adentra en un terreno cada vez más escabroso, en el que pocos tienen idea de las premuras del amanecer ante una inseguridad galopante. La contienda comercial, en el contexto de la Guerra Fría, augura mayores daños a mediano y largo plazos para la economía global, que arrastrará a un creciente deterioro de las monedas nacionales y a un incremento de la inflación, con la consecuente baja en los niveles de consumo.
Los directivos de la Reserva Federal de Estados Unidos están preocupados debido a que las actuales guerras comerciales, a partir de las políticas de Washington, pudieran dañar la economía del país, pues una pugna prolongada traería efectos nocivos para el empresariado, el gasto en inversión y el empleo.
En el encuentro de la entidad que se realizó entre el 31 de julio y el 1 de agosto, los reguladores decidieron no introducir cambios en las tasas de interés ahora, con el fin, según declararon, de que se enfocan en una economía fuerte, con crecimiento sólido y bajo desempleo. Al respecto, Jerome Power, su presidente, hablará este viernes sobre política monetaria en el evento anual del Banco Central, en el estado de Wyoming.
Las acciones proteccionistas de Estados Unidos provocaron la alianza en su contra de importantes “enemigos” y aliados. La guerra de aranceles con China, fue aprovechada por Japón y Alemania para ganar espacio en el mercado automovilístico; Catar respondió a las sanciones contra Turquía prometiendo inversiones por 15,000 millones de dólares y una línea de intercambio de divisas por otros 3,000 millones, y los bancos chinos ofrecieron a Ankara préstamos millonarios, de acuerdo con un experto.
Incluso las críticas a Berlín por la compra de gas natural a Rusia condujeron a que poco después Angela Merkel y Vladimir Putin confirmaran el acuerdo del oleoducto (“Stream II”) y un pacto para ayudar conjuntamente a la reconstrucción de Siria. Por otra parte, China declaró estar dispuesta a abrir sus mercados a la Unión Europea y Japón, a cambio de ayuda en la guerra comercial. Una vez en el ruedo, éstos podrían apostar por su propia agenda; aunque el bloque europeo es cauteloso si se trata de sanciones contra Moscú y Teherán.
El ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, subrayó hace un mes que Europa no se dejaría “intimidar por el presidente Trump”, ofreciendo distintas opciones al dominio del dólar, entre otras, para proteger a las empresas europeas.
No es previsible adónde conducirán estas guerras comerciales por sus implicaciones políticas. Los límites no están fijados. Y es seguro que ante la continuidad de sanciones crecerá la posibilidad de que surjan nuevos ejes económico-comerciales, o se amplíen los existentes contra la filosofía imperante en la Casa Blanca,
En este marco general, el presidente Donald Trump advirtió ayer que “el mercado de valores colapsaría” y “todo el mundo se volvería muy pobre” si él fuera destituido mediante un juicio político, según Fox News. Los demócratas ya plantearon iniciar un “impeachment” luego de las graves acusaciones en contra del mandatario por parte de su ex abogado personal, Michael Cohen, que se declaró culpable de ocho cargos; en tanto quien fue su jefe de campaña, Paul Manafort, fue declarado culpable de fraude fiscal y bancario; entre otros entuertos legales que lo acechan.
No sé si luego de él vendrá el caos, una obra prima de su autoría.