BOGOTA, Colombia, 17 de enero (AFP/REUTERS/AP/ EFE).- Diez personas murieron, incluida una cadete ecuatoriana, y 65 quedaron heridas tras la explosión el jueves de un
Coche-bomba en una academia de policía de Bogotá. El hecho fue calificado por el gobierno como un “demencial acto terrorista”, que sacude a un país atascado en sus esfuerzos de paz.
El presunto responsable fue identificado por la Fiscalía como José Aldemar Rojas Rodríguez, de nacionalidad colombiana, quien ingresó con una camioneta gris Nissan Patrol cargada con 80 kilos de pentolita a la Escuela de Oficiales General Francisco de Paula Santander, en el Sur de la capital colombiana.
Una fuente de la fiscalía confirmó a AFP el deceso del hombre durante el ataque, aunque las autoridades no han señalado su vinculación con alguno de los grupos armados que aún operan en Colombia, financiados por el narcotráfico, tras el
pacto de paz con la otrora guerrilla FARC en 2016.
Balance inicial
La explosión deja diez muertos y 65 heridos, según el balance oficial. Dos ecuatorianas están entre las víctimas, la cadete Erika Chicó, quien falleció, y Carolina Sanango, herida levemente.
En el lugar además estaban 45 cadetes panameños, de los cuales solo dos resultaron lesionados pero están “estables”, indicó el mandatario de Panamá,
Juan Carlos Varela, en Twitter.
Las autoridades colombianas no han precisado el número exacto de uniformados muertos.
El vehículo, que de acuerdo con la Fiscalía había pasado por una revisión en julio en 2018 en Arauca (frontera con Venezuela), detonó en el marco de una ceremonia de ascenso de oficiales y cadetes.
Según versiones de policías, un perro antiexplosivos detectó la carga. Al verse descubierto, Rojas aceleró y atropelló a un agente. Tres uniformados fueron detrás del vehículo que, segundos después, explotó.
Las autoridades no lograban explicar cómo el vehículo se escabulló por una reja protegida permanentemente por perros detectores de explosivos, guardias fuertemente armados y cámaras de seguridad. Pero había reportes extraoficiales basados en grabaciones filtradas de conversaciones telefónicas de agentes en el lugar, de que el conductor embistió el punto de revisión como si fuera a perpetrar un ataque suicida.
“No vamos a ceder”
Se trata del peor acto de terror ocurrido en la capital colombiana desde febrero de 2003, cuando rebeldes del ahora partido FARC detonaron un coche bomba en el club El Nogal. Treinta y seis personas murieron y decenas más sufrieron heridas.
A raíz del ataque, el presidente Duque debió retornar de urgencia a Bogotá tras cancelar un consejo de seguridad en Quibdó.
“He dado la orden a las fuerzas militares y a la policía nacional para que desplieguen todas sus capacidades de inteligencia y determinen, en coordinación con la fiscalía, quiénes son los responsables de este cobarde ataque y prevengan cualquier acción criminal”, sostuvo.
Asimismo, advirtió: “No vamos a ceder nunca ante los actos de terror. Colombia está firme y no se amedrenta”.
“Ni un paso atrás frente a quienes atacan miserablemente a la sociedad. Todos juntos, sin ningún distingo, debemos apoyar a la Fuerza Pública para capturar y castigar con severidad, de la mano de la justicia, a los autores de esta barbarie”, agregó sin responsabilizar de inmediato a ningún grupo por el ataque.
Duque pidió la colaboración de los colombianos para “desarticular a la estructura criminal” que ejecutó el ataque, aunque se cuidó de mencionar a alguna organización en específico.
“Es un ataque no sólo contra la juventud, ni contra la fuerza pública, ni contra nuestros policías solamente. Es un ataque contra toda la sociedad”, dijo el mandatario.
Duque, quien asumió el poder en agosto pasado, ha endurecido la política antidrogas tras heredar una cifra récord de cultivos ilegales y de producción de cocaína en 2017.
Al mismo tiempo ha fijado condiciones para reactivar los diálogos de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), última guerrilla reconocida en Colombia. Ningún grupo se ha atribuido de momento este ataque, ni las autoridades han deslizado hipótesis sobre sus autores intelectuales.
Además del ELN -que en el pasado ha reconocido ataques con explosivos contra la policía-, operan bandas del narcotráfico de origen paramilitar y disidencias de las FARC que luchan por control territorial en medio de una espiral de violencia selectiva contra líderes sociales que deja 438 muertos desde enero de 2016.
Antecedentes
Durante décadas, los habitantes de Bogotá vivieron con el temor de ser víctimas de ataques de los rebeldes izquierdistas o del cártel de Medellín de Pablo Escobar. Sin embargo, al tranquilizarse el conflicto en Colombia, la seguridad ha mejorado y los residentes han bajado la guardia.
Hace un año la policía también fue blanco de un ataque con bomba dentro de una comisaría en la ciudad caribeña de Barranquilla. Seis uniformados murieron y 40 sufrieron heridas. Días después el ELN, cuya delegación de paz está en La Habana, se adjudicó la acción.
Desde la oficina de la ONU en Colombia hasta Estados Unidos, pasando por el gobierno de Venezuela -con el que Bogotá congeló relaciones- y la FARC condenaron el hecho y expresaron solidaridad.
Con unos ocho millones de habitantes, Bogotá había sido sacudido por esporádicas acciones de terror en 2017. En febrero de ese año, el ELN se atribuyó un atentado contra una patrulla policial que dejó un uniformado muerto y varios heridos de gravedad en el barrio La Macarena.
Ese mismo año, un atentado en un centro comercial dejó tres muertos y varios heridos. Las autoridades culparon del hecho al Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP), un grupúsculo de izquierda radical.
Reacción internacional
Numerosos gobiernos de América, Europa, la ONU, la Unión Europea y la OEA expresaron su respaldo a Colombia tras el atentado.
El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, tras confirmar la identidad de las víctimas ecuatorianas aseguró que “los responsables de este crimen deberán pagar por haber enlutado a familias humildes e inocentes”.
“Nuestra enérgica condena ante el atentado terrorista ocurrido en la Escuela de Policías de Colombia; nuestra solidaridad con el Pdte. @IvanDuque, familiares de las víctimas, heridos, la policía y el Pueblo colombiano”, afirmó por su parte el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela.
La titular de la Asamblea General de la ONU, la ecuatoriana María Fernanda Espinosa, expresó su “solidaridad con el pueblo colombiano, que sigue demostrando su compromiso incansable para alcanzar la paz”.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo que “es un acto criminal inaceptable que va en contra de los esfuerzos que el país está haciendo para alejarse de la violencia”.
De igual forma, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, señaló que “debemos unirnos en contra de estas acciones terroristas y enfrentar la violencia donde sea que ocurra”.
Solidaridad
“Nos solidarizamos con nuestros amigos y socios, la gente y la policía de Colombia”, dijo la secretaria adjunta de Estado para Latinoamérica y el Caribe de EE.UU., Kimberly Breier.
Cuba condenó “todos los actos, métodos y prácticas terroristas en todas sus formas y manifestaciones”.
Venezuela manifestó sus condolencias y en particular a “los familiares de los fallecidos y afectados por este terrible hecho”.
El presidente de Argentina, Mauricio Macri, expresó su “repudio” frente al atentado y aseguró que el pueblo argentino acompaña a Colombia “en estas horas tristes”.
Perú reiteró su llamado a la comunidad internacional para “redoblar los esfuerzos en la lucha contra el terrorismo, en sus diversas formas y manifestaciones”.
Por su parte, Brasil envió sus condolencias y solidaridad a las familias de las víctimas y condenó el atentado “en los más fuertes términos”.
México también expresó su “solidaridad” con los familiares de las víctimas y lamentó profundamente los hechos ocurridos.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, aseguró que “la fortaleza de la democracia y sus Gobiernos vencerá a la barbarie y al terror”.
“Condenamos este hecho violento y enviamos nuestras condolencias a las familias de las víctimas”, señaló el jefe de Estado de Bolivia, Evo Morales.
El presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, condenó “el ataque terrorista” y expresó su solidaridad con las víctimas.
Guatemala expresó su “profunda consternación con el pueblo y Gobierno de Colombia.
Costa Rica censuró “este acto criminal” y reiteró “su enérgico rechazo a la violencia en todas sus formas y manifestaciones en contra de población civil inocente”.
Honduras expresó su solidarizad con las familias de las víctimas y les envío sus “más sentidas muestras de pesar”.
La Policía Nacional Civil de El Salvador expresó sus condolencias a las familias de las víctimas por “la irreparable pérdida de sus hijos”.
El secretario general de la Comunidad Andina, el colombiano Jorge Hernando Pedraza, expresó su enérgica condena y manifestó su apoyo y solidaridad con Colombia.