Internacional

No todo se mide con la misma vara

El oficialismo argentino recurrió a la gastada retórica de acusar a Venezuela y a Cuba de manipular las manifestaciones de protestas en Chile. ¿También estuvieron tras la masivas y violentas revueltas en Ecuador? Los responsables de este calentamiento en las calles están en los palacios de gobierno manejando los hilos de una economía que solo beneficia a los poderosos.

El candidato opositor a la presidencia en el país austral, Alberto Fernández, criticó al gobernante Mauricio Macri por no condenar la violencia policial en Santiago de Chile, “Piensen que esto hubiera pasado en Venezuela, ¿qué hubiera dicho la Argentina?, ¿qué hubiera dicho el mundo?, ¿qué hubiera dicho Macri?”, preguntó. “No todo está medido con la misma vara”, expresó.

Al afirmar que las movilizaciones en Ecuador se produjeron por el aumento del precio en el combustible; y en Chile fue en el metro; comparó estos aumentos con los de Macri en luz, agua, gas y transporte, dijo que eran de 1.000%. “¿Somos conscientes los argentinos de lo que toleramos?”. Parece que sí.

Los indicadores de antesala apuestan por el triunfo en primera vuelta de Alberto Fernández, candidato del Frente de Todo que contiende contra su principal antagonista, Mauricio Macri, encabezando a Juntos por el Cambio. En las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), en agosto pasado, que dieron luz verde a las agrupaciones políticas para participar en las presidenciales -a partir de que obtuvieran 1.5% de los votos-, el dueto Fernández obtuvo el 49.49% de la votación y el de Macri solo el 32.93%, una notable diferencia. ¿Se repetirá? Es la pregunta.

Más de 33 millones de argentinos están convocados a las urnas este domingo para elegir al Presidente y Vicepresidente/a, también a 24 senadores y 130 diputados; algunas provincias elegirán a nuevos Gobernadores. Si alguno de los candidatos obtuviera más del 45% de los votos, o superara el 40% con 10% sobre el segundo lugar, ganaría la elección; de lo contrario habría un balotaje el 24 de noviembre.

El regreso a la Casa Rosada de quienes repudian el modelo neoliberal puede significar un alivio para las clases desposeídas; y una política exterior ajena a los mandatos imperiales; aunque nada será fácil con el multimillonario endeudamiento con el FMI.

En el fronterizo Uruguay, los pronósticos distan de los anteriores. Unos 2,7 millones de ciudadanos deberán asistir a las urnas para decidir la votación y elegir a su nuevo presidente; también a 130 Diputados y a ocho senadores. Si ninguno de los aspirantes consigue más del el 50%, de los votos, habrá una segunda vuelta el 24 de noviembre.

El candidato del Frente Amplio, Daniel Martínez, un ingeniero socialista de 62 años, encabeza los sondeos con un 37%; pero en un balotaje contra cualquiera de los opositores: Luis Lacalle Pou (hijo del expresidente Luis Alberto de Lacalle (1990-1995); Ernesto Talvi o Guido Manini Ríos, enfrentaría a una alianza de derecha.

Si fuera el escenario, por primera vez desde que arribó al poder hace 15 años, la coalición podría perder la presidencia o, al menos, la mayoría simple en el Parlamento. Existen graves problemas en la nación como la inseguridad y la problemática de las drogas, entre otras. De todas maneras, gane o pierda, el Frente Amplio deberá ajustar su plataforma programática a nuevas realidades.

Mujica, con 84 años, quien había renunciado al Parlamento en 2018 por el “cansancio de un largo viaje”, se lanzó al ruedo optando por una silla en el Senado, porque dice que “Los viejos podemos servir para hacer sombra y no dar paso, o podemos servir para ayudar a que exista la gente nueva; yo estoy en esta última”.

¿Se inclinará el fiel de América hacia Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, u otros modelos neoliberales? Es de dudar.