Alfredo García
El presidente Donald Trump pretende establecer un bloqueo aéreo y naval contra Cuba con arbitrarias medidas extraterritoriales, desafiando a la ONU, las organizaciones de derechos humanos y la opinión pública mundial.
“Acabamos de anunciar que suspendemos todo el servicio aéreo de Estados Unidos a 9 aeropuertos de Cuba. La única excepción es el aeropuerto internacional, José Martí, en La Habana”, declaró en Miami el pasado 25 de octubre, la encargada de Cuba y Venezuela en el Departamento de Estado, Carrie Filipetti.
La medida, efectiva a partir del próximo 10 de diciembre, afecta los vuelos comerciales en los aeropuertos de Santiago de Cuba, Varadero, Matanzas, Camagüey, Santa Clara, Cayo Largo, Manzanillo, Cienfuegos y Holguín.
En junio de este año el gobierno norteamericano prohibió los viajes de barcos de pasajeros, buques recreativos y aeronaves privadas desde EE.UU. a Cuba; y el pasado mes de septiembre el Departamento del Tesoro sancionó cuatro empresas navieras, tres panameñas y una chipriota junto a cuatro buques venezolanos por llevar petróleo a Cuba.
El pasado mes de mayo, el senador Rick Scott, notorio por sus vínculos con el exilio batistiano en Miami, propuso a la Administración Trump un “bloqueo naval” para poner fin al flujo de petróleo de Venezuela a Cuba.
A principios de septiembre, la Misión de Cuba en ONU denunció el bloqueo de EE.UU. contra Cuba: “El sistema de sanciones unilaterales más injusto, severo y prolongado que se aplica contra país alguno”; y “acto de genocidio a tenor de la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de 1948 y como acto de guerra económica, según lo establecido por la Conferencia Naval de Londres de 1909”(…)
“El bloqueo económico, comercial y financiero, es el principal obstáculo para el desarrollo del país caribeño, así como para la consecución de la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible”, aseguró la delegación cubana.
Durante los casi 60 años de bloqueo económico, los daños acumulados ascienden a más de 138 mil 843 millones de dólares. Solo entre abril de 2018 y marzo del presente año, Cuba perdió 4,343 millones de dólares por el recrudecimiento del bloqueo. No se cuenta el sufrimiento humano.
Desde 1992, la Asamblea General de la ONU ha aprobado 27 resoluciones instando al gobierno de EU “a poner fin sin condicionamiento alguno, a su política de bloqueo contra Cuba”, decisión ignorada por los mandatarios norteamericanos.
Aunque seis décadas de heroica resistencia del gobierno y pueblo cubanos, demuestran el anacronismo del genocida bloqueo: “Incitar al desengaño y al desaliento en el país mediante la insatisfacción económica y la penuria, a fin de “reducir los salarios nominales y reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno revolucionario”, el presidente Trump se comporta como el “predestinado” para culminar la pendiente tarea de la ultraderecha norteamericana.
El bloqueo aéreo y naval contra Cuba, no es algo nuevo. El plan imperialista existe desde la crisis de los misiles en octubre de 1962. En septiembre de 1984, en conversación con el almirante (r), Stansfiel Turner, en su residencia en Washington D.C. durante una visita a la capital norteamericana para conocer el estado de opinión sobre un segundo mandato del presidente, Ronald Reagan, el veterano marino manifestó: “No deben temer una agresión directa. Eso nunca ha estado en los planes de ninguna Administración. En caso de una situación extrema, existe un plan de bloqueo marítimo y aéreo sobre Cuba para doblegar al Gobierno, sin hacer un solo disparo ni pisar tierra cubana. ¿Cuánto tiempo podríamos resistir? ¿Quién estaría dispuesto a desafiar a EE.UU. para ayudarnos? El punto vital para nosotros, es evitar llegar a ese extremo”, afirmó Turner.