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Olaf, primer sapo concho de Puerto Rico que nace por fertilización in vitro. Es una especie en peligro de extinción

Olaf -llamado así en honor al esperma congelado de donde salió- es el primero de más de 300 sapos conchos puertorriqueños que nacieron después del primer intento fallido, dijo a  The Associated Press  Diane Barber, la conservadora de especies de sangre fría en el zoológico de Fort Worth en Texas.

SAN JUAN (AP) — Un sapo puertorriqueño  en peligro de extinción nació por primera vez mediante fertilización in vitro  en un intento de los científicos estadounidenses por evitar su desaparición , anunciaron funcionarios el viernes.

Olaf -llamado así en honor al esperma congelado de donde salió- es el primero de más de 300 sapos conchos puertorriqueños  que nacieron después del primer intento fallido, dijo a The Associated Press  Diane Barber, la conservadora de especies de sangre fría  en el zoológico de Fort Worth en Texas.

“No solemos nombrar a nuestros sapos, pero este merecía reconocimiento especial”, dijo por teléfono. “Estamos muy, muy emocionados… Aguantas la respiración durante 30 días para ver si van a metamorfosearse”.

Barber formó parte del equipo que viajó el año pasado al pueblo de Guayanilla, en el suroeste de la isla, para juntar esperma de seis sapos conchos puertorriqueños machos que después fueron liberados de nuevo a la naturaleza. Los científicos tuvieron cuidado de escoger a los machos más grandes que tenían lo que llaman “excrecencia nupcial” en sus pulgares, lo cual indica madurez sexual y les ayuda a sostenerse de las hembras, dijo.

Extraer el esperma de sapos que miden hasta 11 centímetros de largo suele ser fácil: lo liberan en la orina, y suelen orinar cuando son levantados, dijo Barber. Pero para los sapos que no orinaron, se utilizó otra táctica.

“Es un poco extraño, pero si los sostienes en tu mano, los observas y les ladras como perro, orinan”, dijo.

El equipo, que incluye a científicos del Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos y del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de Puerto Rico, entre otros, conservaron el esperma en nitrógeno líquido mientras lo transportaban al zoológico de Fort Worth, donde había un par de sapos hembras inyectadas con hormonas.

Los intentos de rescatar al sapo concho puertorriqueño se remontan a hace dos décadas, pero es la primera vez que se utiliza fecundación in vitro, según Armando Otero, secretario interino del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de la isla.

“Este es un avance significativo para las especies en peligro crítico, ya que permitirá a los zoológicos, investigadores y otros conservacionistas expandir su genética de población utilizada para aumentar la población general mientras mantienen a los sapos en su hábitat natural y silvestre”, señaló en un comunicado.

Con el fin de preparar a los sapos para una reproducción exitosa, los científicos los exponen a temperaturas más bajas durante aproximadamente tres meses y, a veces, incluso simulan que llueve, dijo Barber.

De los más de 300 sapos que nacieron por fecundación in vitro, 100 fueron enviados a otros zoológicos con programas de reproducción en cautiverio y los 200 restantes serán enviados a Puerto Rico en diciembre por medio del servicio de mensajería FedEx para ser liberados a la naturaleza.

Hasta la década de 1960, se creía que el sapo concho puertorriqueño estaba extinto, y fue redescubierto en la década de 1980. La mayoría de la población vive en la mitad sureña de la isla; desde 1992 no se ven sapos en el norte.

Sin embargo, está incrementándose la preocupación acerca de su capacidad para sobrevivir al cambio climático. En el pueblo costero suroccidental de Guánica, donde la población de sapos es más estable, los crecientes niveles de mar están amenazando su hábitat, dijo Barber. Los sapos viven cerca de la playa, y los científicos temen que en los próximos años el agua salada se filtre a los estanques que utilizan para reproducirse.

Se calcula que la población silvestre de sapos en Puerto Rico varía entre 300 y 3.000, dijo Barber, y agregó que son muy enigmáticos.

Las afamadas ranas coquí de Puerto Rico tienen un canto hermoso. En cuanto al sapo concho, se oye parecido al “motor de un auto que intenta arrancar”, señaló Barber.

“Lo que carecen en su canto, lo compensan con estos hermosos ojos dorados y narices similares a un pico de pato que se inclinan hacia arriba”, agrego.

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