Internacional

Luis Pérez Salazar

Crónica

La actual feria de los Santos Reyes tuvo sus orígenes en la época prehispánica. En este lugar, en el período preclásico (300 a 900 D.C.), según los historiadores Don Felipe Pérez Alcalá, Dr. Juan Rivero Gutiérrez y Don William Brito Sansores en este sitio existió un pueblo llamado “Tzimintan”, lugar del Tsimin (Tsimin significaba tapir).

Ahora Tizimín se escribe con z, o sea que el nombre que los mayas le pusieron al caballo español fue por su parecido con el tapir.

Esta región perteneció al cacicazgo de los cupules hasta la conquista de los españoles. Desde ese entonces de distintos pueblos venían los mayas a rendir culto a sus dioses; Yu´ um kax, Yu´ um ik y Yu´ um chaac.

En el siglo XVI con la llegada de los españoles, los frailes franciscanos se dieron a la tarea de que en cada población suplieran a los dioses mayas con las imágenes de distintos santos, de la Santísima Virgen María o de Dios y es por eso que como en este lugar se adoraban a tres ídolos los suplieran por la imágenes de los Santos Reyes: Gaspar, Melchor y Baltazar.

Estos fueron traídos de Guatemala, probablemente por Fray Diego de Landa, quien visitó varias veces esta región donde ya existían pequeños conventos, a los que les llamó los conventitos (pequeñas chozas de piedra sobre piedra y techos de guano).

El pueblo fue elegido para construir un convento en 1563 por ser un lugar estratégico como paso directo hacia la costa, así como a otros pueblos como Valladolid antes Zací y en especial para la evangelización de esta vasta región.

En 1563 los frailes y los pobladores españoles se reunieron aquí y llevaron a cabo un capítulo (reunión para tomar acuerdos de mucha importancia) y acordaron erigir el convento más grande del Oriente, al Norte de Valladolid.

Esta reunión se realizó del 1 al 3 de marzo de 1563 y se dedicó a los Santos Reyes Gaspar, Melchor y Baltazar.

La construcción de este edificio parecido a una fortaleza, se le encargó a Fray Lorenzo de Bienvenida y Francisco de Gadea, naturalmente que la mano de obra estuvo a cargo de los pobladores mayas.

No se sabe exactamente cuántos años duró la construcción. Los únicos escritos que narraron como se encontraba el convento en 1584, fue cuando la visita de fray Alonzo Ponce y su secretario fray Antonio de Ciudad Real.

Esto no quiere decir que hayan tardado 24 años hasta terminarlo, según el investigador e historiador don Miguel A. Bretos, quien dijo en sus escritos que en 1584 el convento estaba terminado.

La celebración del 6 de enero desde esos tiempos era un día en que la iglesia se lo ha dedicado a la Epifanía del Señor. Así comenzó con una celebración religiosa a la que asistían no solo los pobladores, sino también los habitantes de pueblos circunvecinos que acostumbraban venir desde muchos años atrás a adorar a sus dioses.

Con la veneración de las imágenes de los Santos Reyes comienza el fervor y la fe en ellos y como cada año que pasaba venían más peregrinos, estos al sentir que sus peticiones eran escuchadas sabiendo que intercederían ante Dios, al llegar a sus hogares comentaban entre ellos estas experiencias de fe y daban a conocer los milagros que les eran concedidos.

Estas sagradas imágenes estuvieron en la capilla principal del convento que se encontraba en la planta alta y que miraba hacia al oeste. Hasta el Siglo XVIII, es decir en 1745, al construirse el Templo Parroquial y dedicado en 1760 sus imágenes fueron trasladadas de la Capilla del Convento al Templo Parroquial.

Según el historiador don Felipe Pérez Alcalá en sus escritos de 1880, se refiere a esta fiesta de Reyes como una de las más antiguas de esta región.

Así es que de celebración religiosa se convierte en una fiesta del pueblo y es cuando se inician las corridas y las vaquerías a pesar de que venir hasta la ciudad era muy difícil y cansado porque tenían que caminar muchos kilómetros, venir a caballo y en carretas por esos estrechos caminos o veredas perdidas entre montes altos a los que les llamaban las montañas, esto por la gran altura de los árboles.

Son pocas las veces en que no se ha llevado a cabo esta feria. La primera vez fue el 31 de diciembre de 1866 por causas de enfrentamientos políticos entre republicanos e imperialistas teniendo que realizarse esta febrero de 1867.

También se dejó de celebrar en los años de 1915, 16 y 17. La fiesta solo se podía realizar en el atrio de la Parroquia bajo la supervisión de las tropas militares enviadas por el Gobernador de Yucatán, General, Salvador Alvarado, y en los dos primeros años 15 y 16 el templo fue utilizado como gendarmería, carpintería y muladar.

Las corridas de toros en 1850 se realizaban frente a la Parroquia hasta que en 1890 se le quitó la huerta al ex convento formando una explanada y alrededor se comenzaron a construir viviendas.

El mismo Gobierno se encargó de vender estas tierras a los vecinos. Al norte de la explanada vivió Don David Romero, quien en 1900 mandó a abrir la calle 48 hasta 100 metros al Sur y también la calle 49 que hoy conocemos como el callejón (49 entre 50 y 48).

A partir de ese año se comenzó a construir el ruedo para las corridas de enero de cada año. A esta explanada se le llamó la Placita de Romero y durante el año servía para los juegos de béisbol.

Los tablados que comenzaron con simplemente postes y varengas en forma de corral pasaron a la construcción del tablado con techo de guano y al frente formando una celosía con unas maderitas de balché. Durante las corridas del 31de diciembre al 6 de enero, era la costumbre, que cada quien llevara su silla.

Fue en este mismo año de 1900 cuando se formó por primera vez el grupo de los diputados de feria, que son los encargados de la construcción del coso taurino (tablado).

Desde entonces a los diputados las autoridades les conceden permisos como tres meses antes, para realizar bailes en los corredores del palacio y otras actividades. Lo recaudado sirve para los gastos de cada feria.

Con la llegada del ferrocarril a esta población el 30 de noviembre de 1913, el número de visitantes aumentó y los tablados se hicieron de dos pisos.

Fue en 1956 cuando se realizó la primera exposición ganadera en la “Placita de la Valencia”, unos años después, la Asociación Ganadera construyó al Norte de la ciudad su primer local de exposición de distintas razas y un casino ganadero donde realizaban los bailes (conocido como la posta) y así el nombre de la fiesta de los 3 Santos Reyes se cambió por la feria, religiosa, ganadera, agrícola e industrial.

Actualmente el festejo se inicia con el convite el primer domingo 30 de noviembre. El 28 de diciembre es la bajada de las imágenes de los 3 Santos Reyes y la entrada del primer Gremio.

El 30 de diciembre, la alborada que consiste en una mega vaquería con orquestas jaraneras. Esa misma noche se corona a la reina de la feria y a eso de las dos o tres de la mañana, las autoridades, diputados, reina y público en general salen de la vaquería cargando un árbol de ceiba, rumbo a la plaza de toros y en su recorrido no pueden faltar la charanga, los voladores, las hiladas, hermosos ramilletes adornados con papeles de colores cortados formando figuras y los gritos de algarabía y al entrar al ruedo coronan la plaza dando una vuelta completa en su interior y por último plantan la ceiba en el centro del ruedo.

Algo similar es la “Nona” una costumbre muy alegre que consiste en que la gente sale de la casa del diputado de feria de la siguiente corrida.

El 5 de enero se realiza otra vaquería llamada la “Venta de Vaqueras “que tiene como costumbre de muchos años atrás que el mestizo que quiera bailar con una mestiza elegante, pregunta a la dama si le concede la jarana.

En caso de decir que sí se quita el sombrero como signo de saludo y se lo coloca en la cabeza de la dama. En caso de que la bailadora haya juntado varios sombreros uno sobre otro, al finalizar la vaquería los caballeros uno por uno al regresarle el sombrero, el dueño agradece haciéndole un regalo económico por eso se le ha llamado a esta vaquería “La Venta de Vaqueras”.

En los primeros días de enero se inaugura la feria de Tizimín en el recinto oficial. El día más importante es el 6 de enero, celebración del día de los Santos Patronos, Gaspar, Melchor y Baltazar. Por la noche se lleva a cabo la procesión que encabezan las imágenes, seguida por los sacerdotes y toda la feligresía.

Después de los juegos pirotécnicos se elevan los globos de Cantoya que ya es tradición y se dedica a los peregrinos que vienen de distintos pueblos, estados o países.

El día 12 se lleva a cabo otra procesión para los habitantes de la ciudad y terminada esta se guardan las imágenes en sus urnas dentro del templo.

* Historiador de la ciudad