WASHINGTON, EE.UU., 10 de diciembre (AFP/EFE).- Los demócratas que controlan la Cámara de Representantes en Estados Unidos anunciaron este martes que imputarán al presidente Donald Trump con los cargos de abuso de poder y obstrucción al Congreso, como parte del proceso de juicio político contra el mandatario.
Si la Cámara de Representantes vota a favor de destituir a Trump, se convertiría en el tercer presidente estadounidense en ser sometido a un juicio político, aunque es improbable que éste prospere en el Senado, controlado por sus aliados republicanos y donde son necesarios dos tercios de los votos.
“Cuando el presidente traiciona la confianza y se pone por delante del país, pone en peligro la Constitución y la democracia, y pone en peligro la seguridad nacional”, dijo en una rueda de prensa Jerry Nadler, presidente del Comité Judicial de la Cámara de Representantes.
Tras dos meses de investigaciones, los legisladores demócratas afirman que Trump retuvo por intereses electorales y personales ayuda militar a Ucrania para enfrentar la amenaza de los separatistas pro rusos en el Este.
Además, lo acusan de ofrecer una visita a la Casa Blanca a su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski, a cambio de que Kiev abriera una investigación contra el exvicepresidente Joe Biden, uno de sus rivales políticos de cara a las elecciones de 2020.
Trump -que ataca asiduamente a los demócratas por haber emprendido la investigación en su contra- denostó el proceso como una “caza de brujas”, y dijo que las acusaciones de que presionó a Ucrania son “ridículas”.
La portavoz de la Casa Blanca, Stephanie Grisham, criticó las acusaciones como cargos “sin fundamentos” y denunció un intento de “socavar a un presidente en ejercicio”.
Evidencia “abrumadora” e “indiscutible”
Nadler presentó los cargos en un mensaje solemne desde el Capitolio, escoltado por la líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
En los cargos presentados, los demócratas también consideraron que Trump incurrió en obstrucción al intentar bloquear los esfuerzos del Congreso de investigar las acciones del presidente, lo que para ellos es una violación de la Constitución, que le otorga al Legislativo un mandato de supervisión del poder Ejecutivo.
Adam Schiff, el congresista que encabeza el Comité de Inteligencia de la Cámara Baja, dijo que “los continuos abusos de poder” perpetrados por el presidente, “no dejan otra opción”.
“La evidencia sobre la conducta del presidente es abrumadora e indiscutible”, agregó y señaló que la inacción frente al comportamiento de Trump los convertiría en “cómplices de estos abusos de poder”.
Según las estimaciones con el actual calendario legislativo, el proceso en el Senado se desarrollaría en enero. Allí el proceso tiene pocas posibilidades de prosperar, ya que sería necesario que 20 senadores republicanos votaran a favor de la destitución, uniéndose a la moción de los demócratas.
Antes de Trump dos presidentes estadounidenses se enfrentaron a un juicio político: Andrew Johnson en 1868 y Bill Clinton en 1998. El republicano Richard Nixon renunció antes de la votación.
Los dos mandatarios procesados fueron absueltos por el Senado, que tiene la labor constitucional de juzgar al presidente, pero resta por saber si el proceso será corto, como espera el entorno de Trump, y si el mandatario usará este juicio como una tribuna política de cara a su campaña para la reelección.