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MADRID, España, 16 de diciembre (AP).- La cumbre climática de las Naciones Unidas este año en Madrid, la más prolongada de las casi 25 reuniones anuales de ese tipo que se han efectuado, concluyó el domingo con los países que más contaminan resistiéndose a la exhortación para que redoblen sus esfuerzos en el combate al calentamiento global.

Los negociadores, que enfrentaban la complicada tarea de tratar de complacer a los científicos, a los manifestantes en las calles y a los gobiernos a los que representaban, a final de cuentas decepcionaron a muchos y postergaron temas fundamentales, como la regulación de los mercados globales de carbono, para que sean tratados en la reunión del año próximo en Glasgow, Escocia.

A continuación presentamos un vistazo a los principales temas que se resolvieron y los puntos de fricción que fueron postergados.

¿Se requieren objetivos más audaces?

Aunque no era un tema en la agenda oficial, la mayoría de los participantes y de los observadores coincidieron en que las negociaciones de la ONU necesitaban enviar un mensaje más sonoro de que los países estaban dispuestos a establecer objetivos más audaces en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Eso fue mucho más ambicioso que el objetivo que finalmente se estableció en la así llamada declaración “Chile-Madrid, tiempo de actuar”, el cual simplemente se refiere a la “necesidad urgente” de reducir los gases de efecto invernadero que calientan el planeta para cumplir con las metas establecidas en el histórico acuerdo climático de París de 2015.

Los científicos señalan que las emisiones globales de dióxido de carbono y otros contaminantes deben empezar a descender lo más pronto posible para cumplir la meta de París de mantener el calentamiento global por debajo de los 2 grados Celsius (3,6 Fahrenheit), y preferentemente en 1,5 Celsius (2,7 Fahrenheit) para fines del siglo.

Dicho acuerdo les permitió a los países establecer sus propios objetivos de reducción de emisiones —a los que se llamó contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus iniciales en inglés)—, los cuales serían revisados periódicamente e incrementados de ser necesario. Los objetivos actuales de emisiones encaminan al planeta a un aumento de 3 a 4 grados Celsius en la temperatura global para 2100, por lo que los científicos aseguran que se necesitan reducciones más drásticas y deberían anunciarse antes de la cumbre climática del próximo año en Glasgow.

“En 2020 la curva de emisiones globales necesita dejar de ascender y empezar a descender; para 2030 es necesario reducir las emisiones a la mitad, y que en 2050 las cero emisiones netas sean una realidad”, dijo Johan Rockstrom, director del Instituto de Investigación sobre el Impacto Climático en Postdam.

“Es posible lograr esto, con las tecnologías existentes y dentro de nuestra economía actual”, dijo el respetado científico climático. “La ventana de oportunidad está abierta, aunque sólo un poco”.

¿Cómo regular los mercados de carbono globales?

Los economistas señalan que los mecanismos de mercado pueden acelerar el cambio en el uso de combustibles fósiles a fuentes de energía renovables. Una forma de hacerlo es poniéndole un precio al dióxido de carbono, el gas más abundante de efecto invernadero generado por el hombre, y reducir gradualmente la cantidad que se le permite emitir a países y compañías.