GINEBRA, Suiza, 5 de marzo (EFE).- En vísperas del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo), un grupo de expertos de las Naciones Unidas pidió hoy esfuerzos para acabar con los tabúes en torno a la salud menstrual y a las múltiples prácticas discriminatorias que mujeres y niñas sufren en este ámbito.
“La persistencia de normas socioculturales perjudiciales, estigmas, errores de concepto y tabúes alrededor de la menstruación continúan llevando a la exclusión y la discriminación de mujeres y niñas”, señalaron en un comunicado.
Los expertos, entre los que figura la presidenta del grupo de trabajo de las Naciones Unidas contra la discriminación de las mujeres, Ivana Radacic, recordaron que en algunos países las mujeres y niñas en fase menstrual son consideradas “contaminadas e impuras”, lo que viene acompañado de numerosas restricciones.
En algunos casos a estas mujeres se les prohíbe tocar el agua, cocinar, asistir a ceremonias religiosas y actos sociales, o entrar a templos, entre otras prácticas.
Además, en algunos países se las recluye esos días en cobertizos o recintos apartados donde sufren las inclemencias del tiempo, el aislamiento y corren riesgo de ser atacadas por animales o contraer enfermedades.
“El control patriarcal ejercido para constreñir el comportamiento y la movilidad de la mujer durante la menstruación reduce su voluntad y su igualdad, lo que combinado con el estigma y la vergüenza que se les obliga a tener en ese periodo les despoja de su dignidad “, dijeron.
Asimismo, denunciaron la falta de privacidad que sufren algunas mujeres durante la menstruación, o sus problemas de acceso a instalaciones y productos necesarios en esos periodos, especialmente en las comunidades más pobres.
Los expertos subrayaron los avances en lugares como la India -un país donde algunos templos prohíben la entrada a mujeres en periodo menstrual- con la campaña de sensibilización “Happy to Bleed” (“feliz de sangrar”).
Por otro lado, recordaron que la primera menstruación en algunos países se asocia tradicionalmente a que la muchacha está “lista para el matrimonio”, lo que incrementa el riesgo de embarazos a edades prematuras y limita el derecho de las mujeres a la educación y su acceso al mercado laboral.