El pasado lunes el presidente Donald Trump aseguró que su amenaza arancelaria funcionó y obligó a México a detener el flujo de migrantes. “Si no tuviéramos tarifas, no habríamos llegado a un acuerdo con México. Tenemos todo lo que queríamos”, declaró Trump el pasado lunes a la CNBC, un canal de televisión especializado en noticias sobre la economía y el comercio de EU.
Para algunos especialistas la táctica utilizada por el presidente norteamericano de amenaza previa negociación contra un cercano aliado como México, pudo tener el propósito de enviar un mensaje a China y sus aliados europeos de que la guerra comercial es una opción de triunfo. “El acuerdo con China va a funcionar. ¿Sabes por qué? Debido a las tarifas. Porque en este momento, China está siendo completamente diezmada por las compañías que se están yendo de China, yendo a otros países, incluido el nuestro, porque no quieren pagar las tarifas”, afirmó Trump al canal televisivo.
Durante su entrevista el magnate presidente defendió su táctica arancelaria asegurando que estaban teniendo el efecto deseado: “Presionar a otros países para que hicieran tratos, incitar a las empresas a trasladar las fábricas a los EU y generar una enorme cantidad de dinero, sin costarle a los consumidores estadounidenses”, dijo Trump. Sin embargo, la mayoría de economistas y empresarios norteamericanos rechazan las afirmaciones del presidente de que “los aranceles no están haciendo ningún daño”, y afirman que la guerra comercial está desacelerando el crecimiento mundial y en última instancia, podría desencadenar una recesión en EU.
Trump culpa a China por no aceptar un acuerdo comercial con EU. El pasado mes elevó los aranceles a bienes importados del país asiático por 200 mil millones de dólares. “Nunca hemos recibido 10 centavos de China”, prosiguió Trump, “ahora estamos recibiendo mucho dinero de China y creo que esa es una de las razones por las que el Producto Interno Bruto, PIB, fue tan alto en el primer trimestre, debido a los aranceles que estamos asumiendo de China”, refiriéndose al aumento del PIB que creció alrededor de 3.1% en los primeros tres meses del año. “Muchos países han cambiado sus hábitos, porque saben que son los próximos”, aseguró eufórico Trump. Seguidamente agregó: “Estoy preparado para colocar aranceles del 25% en otros productos chinos por un valor de 300 mil millones de dólares y lo haría de inmediato si una reunión planificada con el presidente, Xi Jinping, no ocurriera este mes durante la reunión del G-20 en Japón”.
Dentro de la prepotencia negociadora de Trump, las inesperadas sanciones contra el gigante de las telecomunicaciones chinas, Huawei, sugieren la creación artificial de un tema de negociación con China. En la citada entrevista con el canal televisivo, Trump dijo que veía a Huawei como “una amenaza pero al mismo tiempo, podría ser muy bueno que hagamos algo con respecto a Huawei, como parte de nuestras negociaciones comerciales con China”.
Desde su ingreso en la Casa Blanca, el millonario presidente ha utilizado la táctica de amenaza para lograr acuerdos internacionales, ya sean políticos o económicos, sin hacer distinción entre enemigos, adversarios o aliados. Desde Irán y Cuba, China y Rusia, hasta Japón y Alemania, Trump ha usado una “diplomacia” de fuerza, ignorando la ética del bien común que debe regir las relaciones internacionales, algo que para mayor mal, está siendo aceptado por la opinión pública norteamericana como expresión de “patriotismo” y “democracia”, fiel reflejo de la crisis de conciencia ética individual que atraviesa la sociedad norteamericana.