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DAYTON, Ohio, EE. UU. 4 de agosto (AP/AFP).- Un hombre con chaleco antibala y gran cantidad de municiones abrió fuego la madrugada del domingo contra un popular centro de vida nocturna en Dayton, Ohio, matando a nueve personas, entre ellas su hermana, e hiriendo a decenas más antes de ser abatido por la policía, informaron autoridades.

Connor Betts, de 24 años, fue ultimado por policías menos de un minuto después de que empezó a disparar un fusil calibre .223 en el vecindario Oregon de Dayton, a eso de las 1 a.m. en la segunda matanza colectiva en Estados Unidos en menos de 24 horas. La policía no ha difundido detalles sobre Betts ni ha ofrecido una hipótesis sobre el motivo.

Se hermana Megan, de 22 años, era la más joven entre las víctimas mortales, todas asesinadas en la misma zona de bares, restaurantes y teatros que hasta ahora era considerada segura, dijo la policía.

Por su parte, el presidente Donald Trump ordenó ondear a media asta las banderas del país en honor a las víctimas de la matanza de Ohio, y de otra matanza ocurrida en El Paso, Texas.

El tiroteo comenzó en el barrio de Oregon en torno a la una de la madrugada, indicó la policía local en Twitter, señalando que los agentes en la zona habían podido “ponerle fin rápidamente”. El sospechoso murió baleado por los agentes que respondieron al aviso, indicó el teniente coronel Matt Carper.

Al menos 27 personas heridas fueron trasladadas al hospital, indicaron autoridades.

La policía creía que solo un tirador había participado en el suceso. El sospechoso utilizó un arma larga e hizo varios disparos, dijo Carper.

El FBI asistía con la investigación. Las autoridades instalaron un centro de asistencia familiar en el Centro de Convenciones de Dayton.

Dos tiroteos en pocas horas

Los estadounidenses amanecieron conmocionados el domingo, divididos entre el dolor y la ira después de que dos tiroteos masivos dejaron 29 muertos en Texas y Ohio, reviviendo el debate sobre las armas de fuego y la retórica incendiaria de Donald Trump.

Veinte personas fueron asesinadas el sábado cerca del mediodía en El Paso, ciudad fronteriza con México predominantemente hispana, y menos de 13 horas después, otras nueve en un animado vecindario de Dayton, Ohio, en el noreste de Estados Unidos.

Las autoridades inculparon al atacante de El Paso, un hombre blanco de 21 años que se sospecha actuó por motivaciones racistas, de cargos de asesinato en primer grado, que conlleva la pena capital, e investigan el caso como “terrorismo doméstico”.

El mandatario Donald Trump, que ordenó izar las bandera a media asta en la Casa Blanca y todos los edificios y espacios públicos durante cuatro días en honor a las víctimas, es blanco de críticas por el aumento de la violencia con armas de fuego en tanto muchos lo acusan de fomentar el racismo.

Racismo y armas

Ambas tragedias causaron indignación a lo largo de todo el país. “Nuestra nación está triste e indignada por los actos de terror sin sentido que se cobraron la vida de personas inocentes en El Paso y Dayton”, escribió en

Twitter Kellyanne Conway, asesora de Trump.

Pero el candidato a las primarias demócratas Beto O’Rourke, oriundo de El Paso, arremetió contra el presidente por “atizar el racismo en este país” con una retórica antiinmigrante.

“Hay que decir que el presidente en persona promueve el racismo y la supremacía blanca”, dijo a su vez senadora Elizabeth Warren, que también corre en la interna demócrata.

Amenaza del terrorismo blanco

Dos jóvenes blancos de estilo paramilitar mataron a 29 personas durante el fin de semana en Estados Unidos, confirmando los temores de aquellos para quienes el “terrorismo blanco” es ahora la principal amenaza para el país.

Entre lágrimas, se alzaron voces a ambos lados del espectro político para llamar a las autoridades a medir el auténtico peligro, eclipsado largo tiempo por la lucha contra los ataques yihadistas.

“Las vidas perdidas en Charleston, San Diego, Pittsburgh y, seguramente ahora también en El Paso, son las consecuencias del terrorismo nacionalista blanco”, dijo en la televisión Pete Buttigieg, candidato a las primarias demócratas, al aludir a los ataques contra un iglesia negra, dos sinagogas y el del sábado en un centro comercial de Texas.

“Aquí hay dos factores que se combinan”, continuó Pete Buttigieg en su

análisis en la cadena Fox News: “Por un lado, la debilidad de las políticas

reguladoras del mercado de armas y, por otro, el aumento del terrorismo interno

inspirado por el nacionalismo blanco”.

“No podemos proteger a Estados Unidos de esta amenaza si no estamos listos para nombrarla”, afirmó el joven alcalde de South Bend, Indiana. “El gobierno debe dejar de fingir que es solo una casualidad y que no se puede hacer nada”, acotó.

El presidente Donald Trump calificó el tiroteo en El Paso como un “acto de cobardía”, sin aludir a los supuestos motivos del sospechoso. Y el alcalde republicano de El Paso, Dee Margo, redujo la tragedia al acto de un “hombre trastornado y puramente diabólico”.

Pero incluso para algunos republicanos, esta explicación ya no es suficiente.

“La lucha contra el terrorismo ya es una prioridad, creo que debería incluirse una firme oposición al terrorismo blanco”, escribió en su cuenta de Twitter el político George P. Bush, sobrino del expresidente George W. Bush y Comisionado de la Oficina General de Tierras de Texas. “Esta es una amenaza real y presente”, agregó.

“El supremacismo blanco, como cualquier otra forma de terrorismo, es un flagelo que debe ser destruido”, tuiteó la propia hija del presidente, Ivanka Trump.