Internacional

Ilusión de Trump

Alfredo García

Cuando Donald Trump llegó a la Casa Blanca, encontró un camino políticamente allanado entre Cuba y EU, que cerró más de medio siglo de confrontación.

Durante su histórica visita a La Habana, el 22 de marzo de 2016, el presidente, Barak Obama, en una presentación en vivo al pueblo cubano expresó: “Todavía muchas personas preguntan por qué ahora. Hay una simple respuesta, lo que estaba haciendo los Estados Unidos no funcionaba. Tenemos que tener la valentía de reconocer la verdad. Unas política de aislamiento diseñada para la guerra fría, no tiene sentido en el siglo 21. El embargo hería a los cubanos en vez de ayudar. Como presidente de EEUU, le solicité al Congreso que levante el embargo”, aseguró Obama.

La normalización de las relaciones diplomáticas entre ambos países, se había logrado en medio de un esperanzador contexto de reformas económicas y sociales en Cuba y un giro civilizado de la política exterior de EU hacia la isla caribeña. Atrás quedaba el recuerdo de la funesta respuesta del presidente de EU, Dwight D. Eisenhower, a la épica lucha por la democracia y los derechos humanos del pueblo cubano contra la dictadura batistiana, al ordenar el 17 de marzo de 1960 un programa de “acción encubierta” basado en el engaño, con el objetivo de derrocar al gobierno revolucionario.

Un memorando desclasificado por el Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington, reza como sigue: “17 de marzo 1960: En la reunión de la Oficina Oval con altos funcionarios de Seguridad Nacional, el presidente Eisenhower aprueba el plan presentado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), un documento titulado “Un programa de Acción Encubierta contra el Régimen de Castro”. El plan de la CIA consiste en cuatro ámbitos de acción principales: (I) formar un grupo de oposición moderada en el exilio, cuyo lema será restablecer la Revolución que Castro ha traicionado, (II) crear una estación de radio de onda media para transmitir a Cuba, probablemente desde la Isla Swan, al Sur de Cuba, (III) crear una organización de inteligencia y acción encubiertas dentro de Cuba que responda a las órdenes e instrucciones de la oposición, el exilio, y (IV) iniciar la formación de una fuerza militar fuera de Cuba y, en una segunda fase, el grupo de cuadros paramilitares que se desplegaría de inmediato a Cuba para organizar, capacitar y dirigir a las fuerzas de resistencia contratadas allí.

“Durante la reunión, Eisenhower reconoce que “No hay mejor plan” para hacer frente a esta situación, pero está preocupado por las fugas y la violación de la seguridad. Argumenta que cada uno debe estar dispuesto a negar su existencia y sólo dos o tres personas deben tener contacto con los grupos involucrados, agitando a los cubanos a hacer más de lo que debe hacerse. El Presidente le dice al señor Dulles que él cree que debería seguir adelante con el plan y las operaciones, pero que “nuestras manos no deben aparecer en nada de lo que se está haciendo”. Junto al plan subversivo se inició el bloqueo económico que aún persiste, bajo la premisa de que “la mayoría de los cubanos apoyan a Castro (…) no existe una oposición política efectiva (…) el único medio previsible para enajenar el apoyo interno es a través del descontento y el desaliento, basados en la insatisfacción y las dificultades económicas”. El plan culminó con la fracasada invasión de Girón en abril de 1961, derrotada en menos de 72 horas por fuerzas revolucionarias. EU reconoció su revés militar, pero nunca se disculpó.

Trump no siguió el camino emprendido por Obama. Desde su arribo al poder priorizó desmontar lo avanzado por Obama y aplicar su ya conocida táctica de fuerza, con la ilusión de proponer a los cubanos una negociación “imposible de rehusar”, cuando considere que las condiciones políticas lo favorezcan.