Internacional

Para muchas personas en Cuba el difícil período especial de la década del 90 está asociado, en lo fundamental, a las largas interrupciones del servicio eléctrico (la gente aquí, con mucho humor le llamó los alumbrones, porque hubo momentos de ciclos de 8 horas de corriente y 8 no, y así sucesivamente), y a la falta de disponibilidad de combustibles para el transporte automotor.

En realidad, aquel complejo momento significó muchos otros contratiempos y limitaciones, asociadas a la falta de alimentos, a las restricciones en el uso de recursos, la desaparición vertiginosa de productos de primera necesidad para el hogar, de medicamentos, en fin, fue un duro golpe a la economía y la sociedad toda, que además, vivió una inflación que es mejor no recordar.

Hoy la mayor de las Antillas atraviesa un momento extremadamente tenso, relacionado con la poca disponibilidad de combustibles, el diesel presenta la situación más crítica, que como han explicado las máximas autoridades del país y han reflejado los diarios Por Esto!, se debe a la multiplicación de la agresividad del gobierno de Estados Unidos, que amenaza e impide a tanqueros y navieras tocar puertos cubanos.

Desde que el Consejo de Ministros llamó a toda la sociedad a un mayor ahorro, hasta tanto pueda volver la nación a la normalidad, las restricciones mayores en la calle han estado asociadas a la transportación de pasajeros, tanto en ómnibus como por ferrocarril, pero el fantasma de los apagones aún, por suerte, no ha llegado a los hogares cubanos.

Y así acaba de corroborarlo un alto funcionario de la Unión Eléctrica, quien fue categórico al afirmar que no se han producido cortes eléctricos programados, debido a las medidas de ahorro puestas en marcha tanto en el sector estatal como residencial.

Los datos aportados a medios de prensa de la isla por Pavel Angulo Peña, director del Despacho Nacional de Carga de la Unión Eléctrica son reveladores: en comparación con la habitual demanda en esta época del año, el país ha dejado de consumir 39,354 megawatts/hora, equivalente a ocho mil 658 toneladas de combustible, lo cual es un claro ejemplo de cómo lo aplicado para disminuir la demanda energética, está dando resultados positivos.

En las comunidades, barrios y centros de trabajo de La Habana, donde se mueve este comentarista, no han sido necesarias hasta el momento las interrupciones eléctricas programadas.

Sí son apreciables aún en las gasolineras largas filas para reabastecer los vehículos de combustibles, pero de acuerdo con informaciones recientes, la Corporación Cimex, administradora de una amplia red de Servicentros en todo el país, está aplicando estrategias para minimizar el flujo y estancia de clientes en estas instalaciones, que puede llegar por momentos a filas de más de tres o cuatro cuadras y más de una hora de espera.

Un proceso de análisis y discusión con los trabajadores, con el propósito de agilizar las ventas y la instalación en los locales con mucha afluencia de hasta dos terminales, conocidos como POS, para el pago de los combustibles, son algunas de las medidas implementadas.

En el caso específico de La Habana, el gobierno en el territorio decidió habilitar dos Servicentros exclusivos para los vehículos que garantizan la distribución de los alimentos, los bomberos, ambulancias, taxis ruteros, vehículos que trasladan a los 480 pacientes con tratamiento de hemodiálisis y diálisis y otros sectores priorizados.

El Consejo Energético Nacional, por su lado, llamó a multiplicar las medidas de ahorro, sobre todo en los días finales de este mes pues aún sigue siendo compleja situación y es necesario disminuir, aún más, la demanda energética del país en los horarios pico.

El recrudecimiento de las medidas del gobierno de Estados Unidos sigue. Hace pocas horas el Departamento del Tesoro anunció la inclusión en la lista de los llamados Nacionales Designados Especialmente (SDN, por siglas en inglés) de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) de embarcaciones y entidades encargadas del transporte de petróleo de Venezuela a Cuba, poniendo de esa manera un nuevo traspiés a la llegada de buques a La Habana.

La vida en Cuba transcurre con los sobresaltos lógicos de una situación anormal, que ha puesto a prueba nuevamente las capacidades de quienes cada día deben enfrentar las complejidades que surgen a cada momento. Sin embargo y hasta el momento, uno de los aspectos más sensible en cualquier crisis no ha tocado fondo, y si el camino de las próximas semanas es igual al recorrido hasta ahora, no habrá que volver a los molestos apagones programados y los subsiguientes “alumbrones”, que descolocan la vida cotidiana y abren las brechas para el malestar. El ahorro, desde todos, es la clave para que no vuelvan.