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Coyotes adoptan características de los perros y emigran rumbo a Centroamérica por la deforestación

Los científicos detectaron incluso a algunos coyotes en el borde occidental del Parque Nacional Darién de Panamá, la frontera selvática con Colombia y última barrera para estos cánidos antes de invadir América del Sur.

Panamá, 12 de enero (EFE).- La deforestación  a lo largo del Corredor Mesoamericano  ha empujado a que especies de cánidos de Norteamérica como los coyotes ya vivan en el Este de Panamá,  tengan rasgos de perros y pretendan invadir el sur del continente, una tarea en la que se han topado con un gran obstáculo: el imponente jaguar.

El desarrollo urbano y agrícola y la deforestación están generando un nuevo pasaje de hábitats deforestados en el Corredor Biológico Mesoamericano, una región que integran Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá y algunos estados del sur de México.

Ese nuevo paisaje ha aupado a que especies como los coyotes (Canis latrans), nativos de las regiones que abarcan desde Canadá hasta México, y los zorros cangrejeros (Cerdocyon mil), comúnmente encontrados entre Colombia y el norte de Argentina, se hayan movido y ya se encuentren viviendo en Panamá, dijo el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, por sus siglas en inglés).

“Existe información sobre coyotes en Panamá desde 1981, y han progresado en todo el istmo gracias a la expansión de la frontera ganadera y agrícola y la deforestación en algunas áreas del país”, comentó el investigador asociado del STRI Ricardo Moreno.

Roland Kays, investigador asociado del STRI y científico del Museo de Ciencias Naturales de Carolina del Norte (EE.UU.), señaló que a sabiendas de que “los coyotes se estaban moviendo hacia el sur y los zorros hacia el norte” se instalaron cámaras a través de bosques y tierras agrícolas, para intentar descubrir “qué tan lejos habían llegado o qué pasaría cuando se encontraran”.

Y una revelación “sorprendente” del estudio fue la apariencia de algunos coyotes capturados por las cámaras trampa, pues “muchos tenían colas inusualmente cortas, hocicos parecidos a perros y patrones de pelaje variables, lo que indica una posible hibridación reciente con perros”.

“Esto podría beneficiar a los coyotes si heredan genes de perros asociados con el consumo de frutas, ya que podrían explotar mejor la fruta tropical”, indicó el STRI.

La combinación del monitoreo de cámaras trampa con observaciones de la literatura y registros de animales atropellados también reveló que coyotes y zorros cangrejeros han colonizado el corredor dominado por la agricultura entre la Ciudad de Panamá y el lago Bayano.

Los científicos detectaron incluso a algunos coyotes en el borde occidental del Parque Nacional Darién de Panamá, la frontera selvática con Colombia y última barrera para estos cánidos antes de invadir América del Sur.

“Encontramos coyotes utilizando bosques tropicales fragmentados, pero no los bosques más grandes donde persisten los jaguares”, el mayor felino de América, “creemos que mantener al jaguar en Darién también lo hará hostil a los coyotes”, dijo Kays.

A pesar de originarse en lados opuestos del continente americano, los coyotes y los zorros desarrollaron rasgos comparables, puesto que ambos son nocturnos, tienen dietas similares y usan los mismos tipos de hábitats.

Los coyotes y los zorros “nunca se han observado juntos en las cámaras trampa”, pero los investigadores “sugieren que sus características comunes podrían conducir a la competencia en su rango recientemente compartido”.

Así, si la deforestación continúa en América Central los zorros cangrejeros y los coyotes podrían estar entre los primeros mamíferos protagonistas en un llamado nuevo intercambio biótico americano, con impactos ecológicos desconocidos en las presas o competidores nativos.

El llamado Gran Intercambio Biótico Americano se dio hace millones de años, cuando el puente terrestre de Panamá emergió del mar y mamíferos como perezosos gigantes y felinos con dientes de sable se dispersaron entre América del Norte y del Sur a través del nuevo corredor que unió los continentes.

Para abordar el nuevo desafío que plantea el nuevo intercambio biótico, los científicos del STRI “enfatizan la necesidad urgente de priorizar la investigación de conservación que continúa explorando los efectos de estas especies invasoras (coyotes y zorros cangrejeros) en relación con la fragmentación, la reforestación y la persistencia de los depredadores de ápices nativos, como los jaguares, en la región”.

Por EFE