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Jerry Nadler, adversario de Trump desde hace 35 años y fiscal de su juicio político

De los siete fiscales designados para liderar el juicio contra Donald Trump, Jerry Nadler es sin duda el que mejor conoce al presidente estadounidense. El congresista demócrata neoyorquino se enfrentó por primera vez al exmagnate inmobiliario hace 35 años.

Como presidente del poderoso comité judicial de la Cámara de Representantes, Nadler, de 72 años, conoce perfectamente el caso ucraniano que originó el proceso, ya que lideró la redacción de los dos cargos contra Trump: abuso de poder y obstrucción del Congreso.

El juicio es una consagración para ese experto en derecho constitucional, cuyo primer mandato político se remonta a 1976.

El demócrata, que no acudió a la ceremonia de investidura de Trump por considerar que este no era un mandatario “legítimo”, tuvo durante tiempo la esperanza de que la investigación sobre la injerencia de Rusia en las elecciones de 2016 llevara a un proceso de destitución del presidente republicano.

Pero el encargado de esa investigación, Robert Mueller, no pudo demostrar que Trump hubiera cometido un delito, y Nadler tuvo que esperar otra ocasión.

Ésta llegó en septiembre de 2019, cuando los demócratas del Congreso abrieron una investigación con miras a un juicio político, tras informaciones que apuntaban a que la Casa Blanca había presionado a Ucrania para que investigara a su posible rival en las presidenciales de este año, Joe Biden.

1985, primera batalla

La primera batalla entre Nadler y Trump, que es un año mayor que su rival, tuvo lugar en 1985.

El hombre de negocios multiplicaba entonces los proyectos inmobiliarios en Manhattan, y Nadler representaba el barrio del Upper West Side, en el oeste de la isla, en el Parlamento del estado de Nueva York.

El demócrata se opuso entonces a un proyecto de Trump que incluía una torre de 150 pisos, considerado un disparate por los vecinos de ese barrio histórico.

Trump tuvo que reducir el alcance de su proyecto, pero el conflicto no terminó ahí. Tras ser elegido congresista en 1992, Nadler hizo anular la entrega de unos fondos federales prometidos al promotor inmobiliario para su complejo inmobiliario.

En abril, Trump recordó públicamente aquel enfrentamiento con su adversario y aseguró haberlo ganado.

“Jerry Nadler luchó contra mí durante años a propósito de un gran conjunto inmobiliario que construí en el oeste de Manhattan. No quería que se construyera un depósito ferroviario bajo el complejo o, mejor aún, quería bloquearlo todo. Pero no consiguió ninguna de las dos cosas y el proyecto fue un gran éxito”, tuiteó entonces el presidente.

“Algunas cosas nunca paran, pero uno puede esperar que todo irá bien para todo el mundo. Sólo el futuro lo dirá”, prosiguió Trump, refiriéndose a su larga rivalidad con Nadler.

“Jerry el gordo”

Pero el presidente no siempre se ha mostrado tan respetuoso con su rival, defensor activo de los derechos humanos y del derecho al aborto.

En privado, Trump sigue llamándole “Jerry el Gordo”, según informó hace poco el Washington Post, a pesar de que el demócrata, que fue obeso durante un tiempo, perdiera mucho peso tras someterse a una operación de reducción de estómago a comienzos de la década de los 2000.

La rivalidad entre los dos hombres ha llevado a los aliados del presidente a atacar a menudo a Nadler. Muchos republicanos recordaron hace poco que él había calificado de “golpe de Estado partidista” el proceso de destitución contra el demócrata Bill Clinton en 1998, que se saldó con una absolución.

Algunos animan incluso al hijo mayor del presidente, Donald Trump Jr., que no descarta presentarse a un cargo electivo, a afrontar a Nadler en las legislativas de noviembre. (AFP)