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Arranca el juicio político contra Trump con agrias pugnas sobre reglas y testigos

WASHINGTON, EE.UU. 21 de enero (AFP/REUTERS/-EFE/AP).- El histórico juicio político contra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comenzó este martes en el Senado con un enconado debate sobre las reglas del proceso en el que la oposición demócrata acusó a la mayoría republicana de “encubrir” al mandatario.

Los senadores deberán decidir en un tribunal que preside el jefe de la Corte Suprema, John Roberts, sobre los cargos que la Cámara de Representantes -controlada por los demócratas- le imputó a Trump el mes pasado: abuso de poder y obstrucción al Congreso.

El juicio, que concluirá probablemente con la absolución del mandatario, dada la mayoría republicana en la Cámara Alta, comenzó con un debate sobre las reglas del proceso.

Las reglas de McConnell

Mitch McConnell, jefe de la mayoría republicana, presentó un proyecto de resolución sobre las reglas del procedimiento con el que el busca poner restricciones a la exposición de pruebas y a la presentación de testigos, así como acelerar el proceso.

La hoja de ruta de McConnell indica que los argumentos se presentarán en tandas de ocho horas para la acusación, un tiempo equivalente para la defensa y después 16 horas para los interrogatorios, un cronograma que se adaptó a última hora tras la propuesta inicial de celebrar sesiones vespertinas de 12 horas, que fue criticada duramente por los demócratas.

McConnell también dejó claro que piensa bloquear cualquier intento de los demócratas de cambiar su hoja de ruta. “La estructura básica que estamos proponiendo es tan justa como equilibrada”, dijo el republicano.

La primera de las enmiendas presentada por el jefe de la minoría demócrata, Chuck Schumer, requería la presentación de documentos de la Casa Blanca y fue rechazada en una votación en la que los senadores votaron alineados con sus partidos respectivos: los 53 republicanos votaron en contra y los 47 demócratas se pronunciaron a favor.

Cuatro meses después

Cuatro meses después de que estallara el escándalo ucraniano que llevó a los demócratas a imputar a Trump, los senadores dieron comienzo al proceso que convirtió a éste en el tercer presidente en la historia de Estados Unidos en ser sometido a un proceso de destitución, después de Andrew Johnson en 1868 y Bill Clinton en 1999.

Según la acusación, Trump intentó presionar a Ucrania para que interfiriera en las elecciones de 2020 en su favor, sugiriendo a su homólogo Volodimir Zelenski que investigara los negocios del hijo de Joe Biden, quien podría ser su rival demócrata en las presidenciales.

Los demócratas que lideraron la investigación acusaron además al presidente de obstruir la investigación llevada a cabo en el Congreso al negarse a que sus principales asesores testificaran.

Y según ellos, Trump manipuló a Ucrania al retener cerca de 400 millones de dólares en ayuda militar para un país que tiene un conflicto con rebeldes prorusos en el este de su territorio.

Trump niega haber actuado mal y argumenta que el juicio político es un intento partidista para evitar su reelección.

Testigos claves

Los demócratas no han escatimado en críticas contra McConnell. El legislador Adam Schiff, a cargo de la acusación contra Trump, dijo antes del inicio del proceso que los republicanos buscan celebrar un proceso “amañado”.

Después, en su alegato inaugural, afirmó que el esquema planteado por los republicanos “no tiene sentido” y está orientado a que no se expongan las pruebas y que Trump sea exculpado.

Las reglas de McConnell apuntan a hacer que el caso “sea despachado lo antes posible para encubrir sus fechorías”, agregó Schiff, que lideró la investigación en la Cámara de Representantes.

Si bien los republicanos cedieron en el cronograma y mostraron flexibilidad para la presentación de pruebas de la investigación al comienzo del juicio como quiere la oposición, no hay indicios de que McConnell ceda a las demandas demócratas para que se permita citar a testigos desde el principio.

Los demócratas quieren el testimonio de altos funcionarios, como el jefe de gabinete de Trump, Mick Mulvaney, y el exasesor de Seguridad Nacional John Bolton, con la expectativa de que aporten detalles de los intercambios del mandatario con Ucrania.

Bolton, dispuesto a testificar

Antes del inicio del debate, McConnell, defendió un proceso abreviado y alegó que la petición demócrata de incluir testimonios de altos cargos de la Casa Blanca es un privilegio constitucional que ostenta la presidencia.

“Ir a por estos testigos podría retrasar el juicio y arrastrarnos en una compleja batalla legal sobre el privilegio profesional”, defendió McConnell, para quien esto podría tener repercusiones permanentes sobre la esencia de los Poderes del Estado y la “institución presidencial”.

Pat Cipollone, el representante legal de Trump, criticó el proceso y dijo que un juicio político partidista es como “robarse una elección”.

Trump está en Davos para participar en el Foro Económico Mundial y desde donde volvió a calificar al proceso en su contra de “una caza de brujas que ha estado desarrollándose durante años”.

Bloqueo total

El Senado controlado por los republicanos rechazó el martes un intento de los demócratas para obligar a la Casa Blanca a entregar más documentos y pruebas, un indicio de que el tercer juicio político de la historia de Estados Unidos podría avanzar de manera favorable para el presidente Donald Trump.

La jornada había partido con el principal defensor legal atacando el caso como infundado y un importante legislador demócrata describiendo pruebas sobre las irregularidades de Trump.

Los demócratas quieren que testifiquen varios funcionarios y exfuncionarios del Gobierno de Trump, incluido el exasesor de seguridad nacional John Bolton.

La propuesta de McConnell le habría dado a los fiscales de la Cámara de Representantes y a los abogados de Trump 48 horas, divididas equitativamente, para presentar sus argumentos durante cuatro días.

Los demócratas acusaron a McConnell de tratar de manipular con sus reglas el juicio que, según dijeron, evitaría la presentación de testigos y prohibiría la evidencia reunida por los investigadores.

McConnell ha dicho en repetidas ocasiones que las reglas son las que el Senado usó en el juicio político al entonces presidente demócrata Bill Clinton en 1999.

Crispación

En la víspera, la polarización entre ambas partes -que ha caracterizado el proceso desde que emergieron las primeras acusaciones- se hizo patente una vez más cuando el equipo legal del presidente estadounidense publicó un escrito de 100 páginas en el que pidió al Senado absolver inmediatamente a Trump.

El texto califica al juicio como una “peligrosa perversión de la constitución” y un casi simultáneamente los impulsores del proceso contra Trump en la Cámara de Representantes publicaron un documento explicando que el mandatario había incurrido en una “conducta corrupta” con el objetivo de hacer trampa en la próxima elección.

“El presidente no hizo nada malo”, sentenciaron los abogados de Trump, un equipo de alto nivel con figuras como Kenneth Starr, que participó en el proceso contra Clinton tras el escándalo por su relación con Monica Lewinsky.

En este contexto, estos crispados intercambios están orientados hacia la opinión pública, en un momento en que se acerca el inicio de las primarias demócratas de cara a las presidenciales.

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