Internacional

¿Genocidio por omisión?

Zheger Hay Harb

El senador y ex candidato presidencial de izquierda Gustavo Petro tildó así la conducta del presidente Iván Duque por el asesinato de líderes sociales que continúa imparable sin que asuma una actitud decidida para su protección.

La ministra del Interior dijo, para desestimar las denuncias por las últimas tres de estas víctimas, que mucha más gente muere por el robo de celulares. Esta señora nos tiene acostumbrados a su falta de criterio, pero en este caso su displicencia bordea una actitud criminal.

No es una excepción: el anterior ministro de Defensa dijo que las víctimas eran asesinadas por líos de faldas. Y Duque habla, habla y habla de que les brinda protección pero la semana pasada, en plena emergencia por la pandemia, fueron asesinados tres más.

A comienzos de febrero Petro denunció con nombre propio a un alcalde por el asesinato de dos veedores comunitarios de su movimiento Colombia Humana que lo habían denunciado por corrupción, y a pesar de que las pruebas se habían presentado ante los órganos de control, especialmente la Contraloría General de la Nación, éstas no han prosperado porque el alcalde es de la corriente de un senador amigo del presidente Duque.

Aseguró, además, que ese senador proviene de un clan narcotraficante de Buenaventura (Pacífico colombiano) y que “Duque ha nombrado como funcionario de Planeación Nacional al sospechoso de los asesinatos… hermano del narcotraficante Héctor Torres, esos son los hechos dramáticos, contundentes de cómo actúa la mafia política y la corrupción desde el poder en Colombia y que deja esta estela de asesinatos”.

Petro ha sido un acicate contra la corrupción y a veces su celo lo ha llevado a extender su oposición hasta muchos de quienes deberían ser sus compañeros de viaje, como la alcaldesa de Bogotá Claudia López, abanderada también de la anti corrupción y que ha tomado la delantera en la prevención de la pandemia.

En este caso –la epidemia- él fue un adelantado en proponer el cierre del aeropuerto y el aislamiento de la población. Pero la alcaldesa también pidió oportunamente cancelar los vuelos de llegada del extranjero. Incluso llegó a decir públicamente que si al director del aeropuerto le quedaba grande la tarea, lo devolviera a la alcaldía. Sin embargo Petro la ha fustigado porque no actuó más rápidamente, lo cual es a todas luces injusto.

Una vez conocidas las experiencias de otros países que no actuaron de manera oportuna, no sólo ella sino varios alcaldes y gobernadores decretaron toques de queda en sus jurisdicciones ante la falta de respuesta del gobierno central. Propuso el cierre total de la capital con toque de queda las 24 horas por cuatro días para hacer frente a la emergencia.

Duque respondió dando palos de ciego: primero salió atropelladamente a desautorizar a los mandatarios locales diciendo que el jefe del orden público en el país es el presidente, lo cual nadie discute. Lo secundaron más desorientados aún que él la ministra del Interior y el ministro de Defensa. Los alcaldes respondieron diciendo más o menos que el rey reina pero no gobierna: el alcalde de Medellín, la segunda ciudad del país, dijo que prefería renunciar antes que levantar las medidas de protección y los demás dijeron que acataban la orden presidencial pero que no revocarían sus órdenes.

Cuando vio que estaba quedando desautorizado, no le quedó otra opción que decir que él no se estaba oponiendo a esas medidas sino que quería que se coordinaran. Dos días después emitió un decreto ordenando el cierre del aeropuerto El Dorado de Bogotá y el aislamiento de toda la población del país por 19 días a partir de hoy martes, cuando termina la cuarentena impuesta por la alcaldesa.

Petro, con muy buen criterio, publicó un comunicado apoyando la medida presidencial ante la necesidad de actuar unidos en este trance. Duque le llamó por teléfono y quedó sellado el pacto de acción coyuntural conjunta.

Casi de inmediato el presidente emitió otro decreto en que ordena disponer de los fondos de alcaldías y gobernaciones, con los cuales pueden fortalecer sus sistemas de salud para dar liquidez a los bancos. Contra lo que podía esperarse, pese a las críticas de sus mismos seguidores, Petro defendió el decreto presidencial.

Los mandatarios locales y en general la oposición y analistas de izquierda y centro reaccionaron en contra, con la única excepción de Petro. Hasta su más fiel escudero, su candidato presidencial Hollman Morris ha criticado la medida. Y el senador que más lo copia, Gustavo Bolívar, ha protestado por ella. La alcaldesa de Bogotá, por su parte, ha dicho: “Abuso absurdo que además nos disminuye recursos que deben ser para la salud y el cuidado de la gente y los hogares”.

Colombia tiene un sistema bancario voraz: en 2008 los bancos se quejaron de falta de liquidez y entonces el entonces presidente Uribe creó una tasa “provisional y transitoria” del 2 por mil para todas las operaciones de retiro, transferencias o consultas para ayudarles a los pobres bancos que el año pasado reportaron 7.2 billones de pesos en utilidades. Aún seguimos con la sobre tasa pero ahora aumentada al 4 por mil aparte de lo que cobran por toda operación bancaria y hasta por consultas de saldo.

El dueño de cuatro de esos bancos, gran aportante a las campañas de Duque y Uribe, está involucrado en el escándalo de corrupción de Odebrecht pero no adelantan las investigaciones en su contra. No es cosa menor que esos recursos vayan a ser manejados por el ministro de Hacienda, tan enredado en manejos turbios de los recursos para el agua de las comunidades cuando fue ministro de Uribe en esa misma cartera.

¿Por qué Duque no pide a los bancos la creación de un fondo para enfrentar la crisis? O que compren bonos de deuda pública como mínimo. O que destine los recursos que recauda por el cuatro por mil para atender esta coyuntura. Ni siquiera esperamos un gesto como el del BBVA de España que ofreció 4 millones de euros para atender la calamidad pública. Varias empresas privadas han hecho aportes en especie o en compensaciones a sus empleados como cuota solidaria, pero de los bancos no hemos recibido sino demandas de apoyo.

Muy triste que Petro, que tantas batallas ha dado en busca de un sistema más equitativo, defraude de esa manera a sus seguidores y se quede sin sus más leales coequiperos para pasar a serlo de Duque, ese Robin Hood a la inversa.