PEKÍN, China, 9 de abril (AFP).- China optó por reservarse sus principales municiones económicas para más adelante y de momento inyecta sin prisa miles de millones para sostener una actividad fragilizada por la pandemia del nuevo coronavirus.
La enfermedad paralizó el país en febrero, cuando millones de chinos debieron encerrarse en sus casas. Y las medidas anti-epidemia perturbaron seriamente la producción y el funcionamiento de las empresas.
Ahora, la actividad se reanuda progresivamente pero las consecuencias sobre la economía van a ser duraderas.
Sin embargo, Pekín parece descartar un plan masivo de reactivación y opta por medidas puntuales, según varios especialistas interrogados por la AFP.
La pandemia, que paraliza la economía mundial, lastra gravemente las exportaciones, sector del que China es muy dependiente.
El gigante asiático tendrá un “crecimiento débil durante un largo período”, debido a una átona demanda mundial, afirma Houze Song, del grupo de reflexión MarcoPolo, especializado en la economía china.
Una política de estímulos debe pues “reservarse para más tarde” cuando la coyuntura mejore, según Song.
Ahora “la prioridad es evitar las quiebras en cascada y una explosión del desempleo”, que se disparó en febrero a su mayor nivel histórico (6.2%), asegura el economista del banco Mizuho, Ken Cheung.
‘Medidas modestas’
En los dos primeros meses del año 5 millones de personas han perdido su empleo, según cifras oficiales, que solo reflejan la situación en zonas urbanas.
Y las PME (pequeñas y medianas empresas), las más dinámicas en términos de empleo, son hoy las más vulnerables: unas 460,000 han tenido que cerrar en el primer trimestre, según el gabinete Trivium China.
Ello afecta al consumo interno —otro motor de crecimiento— pues los chinos, “preocupados por su empleo y sus ingresos, ahorran más y consumen menos” explica Houze Song.
El mes pasado, China destinó un billón de yuanes (140,000 millones de dólares) para ayudar a las PME.
Pekín anunció asimismo varias medidas fiscales, entre ellas una exención de impuestos a la compra de vehículos, para sostener al sector automotor, especialmente golpeado.