Cuando se cumplen mil días de la invasión de Rusia a Ucrania, el presidente Vladimir Putin firmó este martes un decreto que expande las condiciones bajo las cuales su país podría recurrir al uso de armas nucleares.
La medida responde a lo que el Kremlin considera como un aumento en las amenazas provenientes de Occidente, tras la autorización de Estados Unidos para que Ucrania utilice misiles de largo alcance en ataques contra territorio ruso.
El decreto establece que el lanzamiento de misiles balísticos hacia Rusia es ahora una de las condiciones que justificarían una respuesta nuclear.
De acuerdo con el portavoz presidencial, Dmitri Peskov, esta decisión busca “adaptar los fundamentos estratégicos de defensa a la situación actual”, en un contexto que Moscú califica como una escalada de agresiones por parte de Occidente.
En septiembre pasado, Putin ya había advertido sobre la posibilidad de usar armas nucleares si Rusia sufría bombardeos aéreos "masivos".
Además, aseguró que cualquier ataque de un país sin capacidad nuclear, como Ucrania, respaldado por una potencia nuclear, como Estados Unidos, podría considerarse una agresión "conjunta" que justificaría una respuesta extrema.
La decisión del Kremlin llega en un momento de alta tensión geopolítica. Por un lado, Estados Unidos continúa aumentando su apoyo militar a Ucrania, mientras que Rusia sigue enfrentando el desgaste de su invasión prolongada, tanto en el campo de batalla como en el ámbito diplomático y económico.
Este movimiento refuerza la postura beligerante de Rusia y abre nuevas interrogantes sobre los límites de la escalada en el conflicto, en un escenario donde las potencias nucleares juegan un papel clave en las estrategias de sus aliados. La comunidad internacional sigue atenta a las posibles consecuencias de esta decisión en la estabilidad global.
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