El pasado domingo 1 de diciembre, el New York Times publicó un reportaje realizado por Natalie Kritoeff y Paulina Villegas sobre una preocupante tendencia: cárteles mexicanos, especialmente el de Sinaloa, están reclutando estudiantes universitarios de química para fortalecer sus operaciones de producción de fentanilo y sintetizar precursores químicos, esenciales para su fabricación.
El reportaje, que incluyó entrevistas a estudiantes, cocineros de droga, agentes de seguridad y un reclutador del cártel, revela cómo los grupos criminales buscan diversificar y controlar completamente la producción de esta droga sintética, considerada una de las más letales en la historia reciente.
El reclutamiento de talento químico
Los cárteles han comenzado a infiltrarse en campus universitarios disfrazados de conserjes o usando redes de conocidos para identificar y persuadir a estudiantes con conocimientos avanzados de química.
Un estudiante de segundo año relató al Times cómo fue abordado por un reclutador que le ofreció 800 dólares mensuales, el doble del salario promedio para químicos en México, además de un bono inicial.
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Estos jóvenes son llevados a laboratorios clandestinos en las montañas, donde realizan experimentos para aumentar la potencia del fentanilo o intentan crear precursores químicos desde cero.
El trabajo es extremadamente peligroso, no solo por los riesgos asociados con las sustancias químicas, sino también por las represalias que pueden enfrentar si no cumplen con las expectativas del cártel.
Impacto en la industria del narcotráfico
Hasta ahora, los cárteles mexicanos han dependido de la importación de precursores químicos provenientes de China.
Sin embargo, restricciones internacionales y problemas logísticos derivados de la pandemia de COVID-19 han dificultado la obtención de estos materiales, lo que ha llevado a los cárteles a buscar alternativas.
Un reclutador del cártel explicó que la síntesis de precursores en México representaría un cambio estratégico significativo, brindándoles mayor independencia y control sobre la producción.
DE acuerdo con funcionarios estadounidenses, este avance podría complicar aún más los esfuerzos de ambos países para combatir el tráfico de fentanilo.
La ética frente a la necesidad
Muchos estudiantes enfrentan dilemas éticos al ser reclutados. Un joven entrevistado compartió que originalmente estudió química para encontrar una cura contra el cáncer de su padre, pero terminó aceptando trabajar para el cártel debido a la imposibilidad de pagar el tratamiento médico.
Otros, como una estudiante de primer año, fueron presionados por familiares cercanos vinculados al crimen organizado. A pesar del miedo, aceptaron debido a la necesidad económica.
Colaboración internacional y desafíos futuros
Ante esta creciente amenaza, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha subrayado la importancia de una colaboración internacional para controlar el flujo de precursores químicos hacia el país.
Sin embargo, funcionarios estadounidenses han advertido que, de lograr sintetizar estos compuestos en México, los cárteles obtendrían una ventaja sin precedentes en la producción de opioides sintéticos.
El medio estadounidense destacó que los cárteles de droga ahora buscan maximizar la pureza y potencia del fentanilo para aumentar su competitividad en el mercado global, un hecho que pone en riesgo a miles de consumidores y complica los esfuerzos de combate al narcotráfico.
El texto subraya cómo la combinación de necesidades económicas, vulnerabilidades estructurales y la creciente sofisticación de los cárteles mexicanos está transformando el panorama del narcotráfico en México y el mundo.
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