México

Peña, Calderón y García Luna, intocables

* El pacto de impunidad que protege a los políticos mexicanos de juicios de corrupción también funciona en Estados Unidos / “Al juez Brian M. Cogan le han encargado que se ponga un alto” y meta a un cajón con llave las acusaciones* Dadas las susceptibilidades involucradas y la gran atención por parte de los medios, el juez Cogan ha llevado a cabo gran parte de los procedimientos del juicio, “en secreto”

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CIUDAD DE MEXICO, 22 de noviembre (SinEmbargo).- En la sala de la Corte Federal de Distrito en Brooklyn, Nueva York, se llevan a cabo dos juicios. En uno, Joaquín Guzmán Loera, conocido globalmente como “El Chapo”, aparece como un personaje cruel, corruptor, líder de una banda de asesinos. En el otro están los nombres de Genaro García Luna, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, a quienes Jesús “El Rey” Zambada señala como corruptos. Pero este segundo juicio tiene un problema: muchas actas y declaraciones están quedando en secreto, lo que garantizará que el llamado “pacto de impunidad” se imponga.

“En el juicio real, el gobierno de Estados Unidos está procesando a Joaquín Guzmán Loera, quien está acusado de ser uno de los narcotraficantes más grandes del mundo. Según los fiscales, Guzmán obtuvo hasta 14 mil millones de dólares como líder del Cartel de Sinaloa, una fortuna que supuestamente protegió con sobornos exorbitantes y un ejército de asesinos profesionales. Sin embargo, en una suerte de segundo juicio, los abogados de Guzmán básicamente están encausando al Gobierno de México. Según lo que dicen, la policía y los políticos del país no solo son corruptos, sino que también han conspirado durante años con el socio de Guzmán, Ismael Zambada García, para incriminar a ‘El Chapo’ a cambio de cuantiosos sobornos”, dice Alan Feuer, quien cubre el juicio para The New York Times.

“Al juez Brian M. Cogan le han encargado asegurarse de que el primero de estos juicios siga avanzando y que ponga un alto al segundo. Dadas las susceptibilidades involucradas y la gran atención por parte de los medios, ha llevado a cabo gran parte de los procedimientos en secreto”, agrega en su resumen de varios días de sesiones en la corte.

El ex Canciller mexicano Jorge G. Castañeda escribió ayer: “Jesús Zambada no es un abogado. No es un testigo de cargo o protegido. Fue juzgado y sentenciado hace varios años, y probablemente va a pasar el resto de sus días en una cárcel en Estados Unidos. No hay delación premiada, o plea bargaining, en su caso. Hasta ahora, ha sido el testigo de mayor peso o jerarquía presentado por el DOJ [Department of Justice] contra ‘El Chapo’. En lo tocante a las acusaciones de homicidio, es el que más detalles ha ofrecido sobre el carácter sanguinario y desalmado de Guzmán Loera. El gobierno norteamericano lo necesita, y lo valora”.

Pero, agrega Castañeda, “sus afirmaciones han sido formuladas bajo juramento. De allí el dilema que mencionaba. O son ciertas las afirmaciones de Zambada sobre las ejecuciones ordenadas o realizadas por ‘El Chapo’, en cuyo caso debe otorgársele la misma credibilidad a su dicho sobre García Luna. O bien miente sobre este último, y entonces se derrumba la legitimidad de sus denuncias contra de Guzmán Loera. Difícilmente pueden coexistir la mentira bajo juramento sobre García Luna, y la verdad bajo juramento sobre ‘El Chapo’.

El ex Secretario de Relaciones Exteriores de México dice, en su artículo publicado en la prensa mexicana, que la justicia está en un dilema claro: no puede aceptar como válidas las declaraciones de Zambada contra “El Chapo” sin aceptar, también como válidas, las acusaciones en contra de García Luna.

Pacto de impunidad

“Se ha mencionado en la prensa que García Luna vive en Tampa, Florida, donde ha montado un negocio de restaurantes. Asimismo, he escuchado que días después de su salida del gobierno de Calderón, recibió su green card o residencia permanente, en Estados Unidos, en agradecimiento por servicios rendidos. Lo que no sabemos es si el Eastern District de Nueva York va a actuar contra García Luna a partir de las acusaciones de Jesús Zambada, o si va exponerse a la contra-ofensiva de los abogados de ‘El Chapo’. Estos seguramente buscaran invalidar las declaraciones de Zambada contra Guzmán Loera, invocando las ‘mentiras’ del primero a propósito de García Luna”, explica Jorge G. Castañeda.

“México desde luego va a mantenerse en lo dicho en 2012, y refrendado en 2018: el pacto de impunidad”, agrega el ex Canciller. “Nadie toca a nadie. Probablemente Trump haga lo mismo. Pero quién sabe cuánto más cante Zambada, y qué dirán los testigos que siguen”.

El periodista de The New York Times camina sobre la misma línea de Castañeda: el pacto de impunidad.

“La defensa le informó al juez que el primer testigo principal del gobierno, Jesús Zambada García, el hermano de Ismael ‘El Mayo’ Zambada, testificaría, si se lo pedían, acerca de una revelación escandalosa: que su hermano una vez le ordenó que sobornara al Presidente ‘en funciones’ de México. Aunque el intercambio ocurrió en privado, algunos periodistas obtuvieron una transcripción y, el viernes por la noche, se divulgó el rumor de que un testigo en el juicio de ‘El Chapo’ acusaría a un Presidente mexicano de aceptar sobornos. Entonces comenzó un juego complicado en el que aquellos que siguen la política mexicana intentaron adivinar de qué Presidente se trataba a partir de los comentarios crípticos que se escucharon en la corte”, detalla Alan Feuer.

“¿Acaso había sido Enrique Peña Nieto?”, se pregunta Alan Feuer, de The New York Times. “O quizá la defensa se había equivocado y en realidad se trataba del Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador. Cuando el tribunal se reunió de nuevo el lunes, la audiencia esperó en suspenso cuando Zambada subió al estrado y mientras confesaba alegremente los secretos del Cartel de Sinaloa y revelaba el entramado interno de las operaciones de Guzmán. No obstante, aunque confesó crímenes sorprendentes —admitió, por ejemplo, que pagó personalmente 300 mil dólares en sobornos cada mes, durante años—, jamás mencionó nada sobre haber sobornado a un Presidente mexicano”.