México

Familias completas de las comunidades de Nicolás Bravo y Las Varas, en Madera, Chihuahua, huyen de la violencia de los carteles

MADERA, Chih., 13 de noviembre (EL UNIVERSAL).- La disputa entre los grupos armados al servicio de los cárteles de Juárez y de Sinaloa han provocado, desde hace un año, el desplazamiento de familias completas de las comunidades de Nicolás Bravo y Las Varas, en el municipio de Madera. Esas dos localidades, ubicadas al oriente de Chihuahua, hoy son dos pueblos fantasma y se han transformado en trincheras de grupos criminales.

Don Abisail Bojórquez Solano, habitante de la comunidad de Nicolás Bravo, narra a EL UNIVERSAL que la violencia generada por los grupos antagónicos del crimen organizado provocó que las familias abandonaran sus casas. A unos metros, la comandancia seccional de la policía está en ruinas, fue tomada por Gente Nueva, brazo armado al servicio del Cártel de Sinaloa.

El señor, de avanzada edad, relata que tras la irrupción de ese grupo criminal a su pueblo, los habitantes fueron expulsados. “A unos los corren, a otros lo levantan y a otros les queman las casas y les dicen ‘te vas’, y al que no quiere lo suben y lo desaparecen”, explicó.

Don Abisail está solo en una banca de la plaza principal de Nicolás Bravo. Levanta la mirada y suelta: “Vean ustedes las calles, las que cruzan, y verán que no hay gente”.

Incluso, señala que el presidente del seccional y Pablo Granados, del Consejo de Administración de este pueblo, tuvieron que huir, amenazados por el crimen organizado. Aquí no hay policía municipal, y los estatales hacen vigilancia aleatoria.

A pregunta expresa, expone cómo es que se mueven los civiles armados: “Andan vestidos de sardos, de militares, pero no son militares; según la gente, son sicarios”.

Don Abisail describe que los criminales se pasean por las calles en sus camionetas y traen armas largas, como las de un militar.

Recuerda que no hace mucho la banda delincuencial comandada por Francisco Arvizu Márquez, “El Jaguar”, asesinó al encargado de la seguridad de esa localidad.

Cuenta que el crimen fue promovido por el grupo armado para atemorizar a los pocos pobladores que aún quedan en Nicolás Bravo, quienes, dice, viven con mucho miedo.

“La mera verdad sí [tenemos miedo]. Antes de oscurecer ya están todos en las casas, a las seis, siete de la tarde”, expresa.

Reitera que debido a los enfrentamientos entre grupos rivales y al sometimiento de éstos, “familias completas, muchas se han salido para no ver tanta delincuencia, diríamos nosotros, tanta fregadera, tanto crimen”.

Para este habitante, la situación de violencia e inseguridad que han sembrado los cárteles por la disputa del territorio, ya no tiene solución y no cree que regrese la paz.

En esa misma situación se encuentran los habitantes de Las Varas, donde todavía están las huellas del ataque al cuartel de la Policía Estatal y un enfrentamiento de cerca de 10 horas entre sicarios de “El Jaguar” y del grupo criminal La Línea.