México

Pacto con el narco

II y última

CAMPECHE, Cam., 24 de diciembre.- En la frontera que comparten Campeche y Guatemala, las fuerzas armadas han ubicado por lo menos una docena de rutas clandestinas usadas por narcos para introducir sus cargamentos a México y, a diferencia de lo que se cree, el Estado se encuentra “narcotizado” y en un evidente pacto entre autoridades municipales de la zona fronteriza, tanto mexicanas como guatemaltecas, y el Crimen Organizado, fenómeno que tomó durante el Gobierno de Alejandro Moreno Cárdenas.

La línea fronteriza es un territorio agreste y despoblado, aspectos que facilitan de alguna forma las actividades ilícitas, pero también complica el asunto logístico o métodos para las labores de descarga, transporte de droga y es en ese rubro en el que los habitantes de la zona participan en el negocio del narco, pues conocen el lugar.

Precisamente conocer la región fue el factor que propició que durante muchos años la célula delincuencial de Los Primos llevara a cabo en forma exitosa sus operaciones para introducir droga de Guatemala a México, para lo cual se valía de caballos y “mulas” humanas y, más recientemente, por medio de vehículos todoterreno.

La banda integrada por guatemaltecos y mexicanos contaba con los medios para improvisar o habilitar aeropistas para el descenso de aeronaves cargadas con droga, tanto en territorio guatemalteco como mexicano.

Tras la muerte de Víctor López Mendoza y la detención de Emmanuel López López, cabecillas de Los Primos, banda presuntamente vinculada al Cartel Jalisco Nueva Generación y que tendría una de sus sedes en El Naranjo, ubicada en el municipio campechano de Candelaria, la televisión guatemalteca (TN 23) destacó en su reporte la colaboración entre narcotraficantes mexicanos y guatemaltecos para concluir exitosamente sus operaciones en la región fronteriza.

Cercanía con Ayuntamiento de Candelaria

El grupo delincuencial de Los Primos, al que pertenecía el director de Protección Civil del Ayuntamiento de Candelaria, Miguel Acosta González, ya estaba en la mira de las autoridades estadounidenses, quienes en colaboración con el Ejército guatemalteco asestaron un golpe contundente a la banda binacional, el lunes 16 de diciembre.

Se sabe que ese día, los narcotraficantes sudamericanos planearon una megaopeación para transportar a México y Guatemala por lo menos 10 toneladas de cocaína, usando para ello cinco aviones de reacción, una de las operaciones que no llegó a concretarse y que estaba a cargo de Los Primos, que concluyó con la muerte de uno de los cabecillas del grupo delincuencial y el decomiso de 2 mil 572 kilos de cocaína.

El golpe asestado a la célula delincuencial que gobierna la frontera entre Campeche y Guatemala expuso su grado de poder e importancia. El cargamento que les fue decomisado fue valuado en 40 millones de dólares estadounidenses, cantidad que en pesos mexicanos (760 millones) duplica el presupuesto anual del Ayuntamiento de Candelaria, que apenas supera los 350 millones de pesos. El valor de un solo cargamento de cocaína rebasa en mucho el gasto público del gobierno candelarense.

Los intereses del narco en la región fronteriza son enormes, por lo que con seguridad, la labor que realizaban Los Primos, en los departamentos guatemaltecos de Petén, Quiché e Izabal y la narco-frontera, ahora será desempeñada por otra banda delincuencial.

Complicidad con autoridades

La presencia del narco en Campeche es más que evidente, su frontera y amplias zonas de su territorio son áreas estratégicas para la conclusión de la entrega de los cargamentos de cocaína. Vale destacar que, en cuestiones de Crimen Organizado, para que las operaciones y negocios funcionen es casi siempre en la complicidad entre las instituciones públicas y los criminales.

Campeche es de los pocos estados donde las ejecuciones por ajustes de cuentas o pelea de territorio no se han traducido en un elevado número de víctimas mortales; sin embargo, eso no quiere decir que no se tenga un elevado nivel de “narcotización” social y política.

Edgardo Buscaglia, uno de los más destacados estudiosos sobre el tema del Crimen Organizado, sostiene la hipótesis que la calma relativa o ausencia de violencia en determinado territorio, no necesariamente son signo de la ausencia de organizaciones criminales, sino de un pacto entre la delincuencia y las autoridades. Entonces, la violencia extrema y desbordada tiene lugar precisamente en los sitios donde las plazas están en disputa y no existe convenio con las entidades gubernamentales.

Valles secuestrados por el narco

Los municipios de Hopelchén, Campeche y Champotón poseen amplios y productivos valles donde prosperan los cultivos de soya, maíz, sorgo y arroz, que en los últimos años se han convertido en otro de los sitios predilectos de los narcotraficantes para aterrizar avionetas y aviones de tamaño medio, como el Hawker 700 asegurado por el Ejército en el predio agrícola menonita Las Flores, en septiembre del presente año.

Se tiene conocimiento que desde los años 90, los narco-aviadores realizan operaciones de entrega de droga en el Valle de Yohaltún, ubicado en el municipio de Champotón, en tanto que las presencia del narco en Hopelchén data de hace poco más de un lustro.

En algún momento se llegó a afirmar que el líder de Los Zetas, Heriberto Lazcano Lazcano, abatido en Coahuila en octubre del 2012, contaba con una residencia de descanso en Hopelchén, en la zona de Laguna Ik. El testimonio de agricultores sobre la existencia de una finca custodiada por gente armada dio cierta credibilidad al tema.

Prácticamente en el abandono, desde que la siembra de arroz dejó de ser prioridad para el Estado Mexicano, los campos mecanizados de Champotón -muchos de ellos dotados con aeropistas para uso agrícola- se convirtieron el lugar idóneo para las narco-operaciones, para el ahora disminuido Cartel del Golfo y el de Sinaloa.

El 19 de noviembre, la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) aseguró en una aeropista agrícola recién habilitada del Valle de Yohaltún, una avioneta Cessna, sin matrícula, misma que habría introducido a territorio campechano más de 400 kilos de cocaína.

En los últimos meses las fuerzas armadas han mostrado una mayor eficiencia en el combate a las narco-operaciones en territorio campechano, incluso se ha reconocido que las operaciones de bombardeo y descenso de aeronaves que transportan droga es un asunto caso cotidiano y, como ya se publicó en POR ESTO!, los narcos ahora están utilizando aeronaves de mayores dimensiones, capaces de alcanzar velocidades subsónicas.

Sin embargo, aunque es un asunto incómodo para la autoridad, se estima que el flujo de droga hacia territorio mexicano es constante y que el 80 por ciento de las narco-operaciones se llevan a cabo exitosamente.

El poder del “oro blanco” es capaz de comprar gobiernos y conciencias, por lo tanto no se descarta que bajo presión, amenazas e incentivos económicos, los agricultores de esta zona toleren la presencia y operaciones de la Delincuencia Organizada, con la que llevan conviviendo varias décadas.

Incluso se sabe que familias, locales y foráneas vinculadas al narcotráfico participan en el lavado de dinero mediante inversiones en negocios correspondientes a los ramos agropecuario, inmobiliario y algunos negocios correspondientes al ramo de servicios.

Factor humano y social

En un estado como Campeche, donde la mayor parte de la población vive en la pobreza y las instituciones gubernamentales están carcomidas por la corrupción y la incompetencia, la autoridad es ejercida por otros entes, siendo en este caso la Delincuencia Organizada.

Cuando se aborda desde el ámbito periodístico el tema del narcotráfico, las fuentes son escasas, faltan opinantes. Gobierno y sociedad se niegan a aceptar la realidad.

Vale la pena referirse de nuevo al investigador de la Universidad de Columbia, Edgardo Buscaglia, quien asegura que 78 por ciento de los sectores económicos del país han sido infiltrados por los carteles del narcotráfico, principalmente el minero, agropecuario, farmacéutico, químico y financiero.

Sin lugar a duda, se ha notado determinación en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador para afrontar el grave problema del Crimen Organizado, encomienda que se plantea demasiado difícil, cuando comprobadamente nuestra economía está “narcotizada” y la mayoría de los mexicanos pobres ven incluso en el delito una oportunidad de éxito o al menos de mejorar su calidad de vida.

(Joaquín Vargas)