PORTLAND, Maine, Estados Unidos, 16 de junio (AP).- Sin dejarse desanimar por un trayecto de miles de kilómetros, las personas que huyen de las penurias económicas y los abusos a los derechos humanos en países africanos, ingresan a Estados Unidos a través de la frontera con México en números nunca antes vistos, para la sorpresa de los agentes de la Patrulla Fronteriza que están más acostumbrados a los migrantes hispanoparlantes.
Funcionarios de Texas, e incluso de Maine, pasan apuros para lidiar con el marcado incremento de migrantes africanos. Están llegando a Sudamérica después de cruzar el Atlántico vía aérea y embarcarse en una travesía que a menudo resulta desgarradora.
Durante una semana reciente, los agentes de la Patrulla Fronteriza en el sector Del Rio detuvieron a más de 500 migrantes africanos que caminaban en distintos grupos por los terrenos áridos después de un cruzar el Río Bravo (Grande) con todo y niños.
Esa cifra representa más del doble del total de 211 migrantes africanos que fueron detenidos a lo largo de los 3,200 kilómetros (2,000 millas) de la frontera entre México y Estados Unidos durante el año fiscal 2018.
“Seguimos viendo un incremento en la detención de migrantes procedentes de países que no solemos encontrar en nuestra área”, dijo Raul Ortiz, director del sector Del Rio de la Patrulla Fronteriza.
Los migrantes detenidos en Texas procedían principalmente de la República del Congo, la República Democrática del Congo y Angola. También se han encontrado grandes grupos de cameruneses que transitan por México con dirección a Estados Unidos y solicitan asilo en los puertos de entrada.
Un sábado reciente había más de 90 cameruneses formados en Tijuana para ingresar a la lista de espera para solicitar asilo, misma que supera los 7,500 nombres. En esa lista de espera también hay migrantes procedentes de Etiopía, Eritrea, Mauritania, Sudán y el Congo.
Por lo general, los cameruneses toman un vuelo a Ecuador, en donde no se requiere una visa, y les toma unos cuatro meses llegar a Tijuana. Caminan durante días por la densa selva de Panamá, en donde a menudo son víctimas de robo y detenidos en instalaciones gestionadas por el gobierno. Provienen del sur de Camerún, una región donde se habla inglés, con horrendas historias de violaciones, asesinatos y torturas cometidas hacia finales de 2016 por los soldados de la mayoría de habla francesa que dirige el país.
Unos días después de que los grupos de migrantes africanos fueran detenidos en Texas, las autoridades federales liberaron a algunos de ellos en San Antonio. Funcionarios de la ciudad texana lanzaron una convocatoria en busca de voluntarios que hablaran francés para fungir como traductores “y, lo más importante, hacer que nuestros invitados se sientan bienvenidos”.
Muchos fueron trasladados en autobús a Portland, Maine, un lugar lejano de la frontera entre México y Estados Unidos. Entre los migrantes se ha corrido la noticia de que la ciudad de 67,000 habitantes es un lugar acogedor. Durante la década de 1990 se asentaron refugiados somalíes en Portland.