México

Muerte materna en México tiene rostro de pobreza

En más de una década murieron 11 mil 650 mujeres. En tres de cada 10 casos eran madres de zonas rurales del país

(El Universal).- Sarahí, de 25 años de edad, llegó a la clínica 16 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Torreón, Coahuila, de la mano de su esposo y de su madre. Su cuerpo sudoroso y sus expresiones de dolor eran la representación de cada contracción que estaba viviendo.

En la misma sala estaban 18 mujeres más, todas a punto de parir. La joven esperó más de 18 horas en una silla de madera. Su vagina no dilataba lo suficiente para que su hijo naciera, así que los médicos decidieron inducirle el parto.

En la sala de espera sus familiares pensaban que no habría mayor riesgo, la joven pareja había acudido a todas sus citas con el médico y durante el embarazo no se presentó ninguna complicación, pero cinco horas después Sarahí estaba muerta.

Su cuerpo se desangró al parir a un varón.

En México, en promedio, mueren tres mujeres al día por causas relacionadas con el parto y posparto. De 2007 a 2017 se registraron 11 mil 650 muertes maternas ; 30%, es decir, 3 mil 432, vivían en alguna de las zonas rurales del país, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud (Ssa).

“La muerte materna tiene un rostro de pobreza. Los más vulnerables son los grupos sociales que tienen menos acceso a unidades médicas de manera expedita”, asegura Hilda E. Argüello, miembro del Observatorio de Mortalidad Materna.

Las causas de la situación en estas regiones han sido las mismas durante la última década. Hemorragias antes y después del parto y eclampsia son las principales complicaciones que no dejan de amenazar a las mujeres embarazadas; todas son situaciones prevenibles, de acuerdo con especialistas.

“Las muertes maternas se pueden prevenir, porque tienen que ver con cosas que el sistema de Salud pudo prever en su momento y dar una atención adecuada”, explica Isabel Fulda Graue, coordinadora de investigación de Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE).

Aunque los esfuerzos del gobierno se han enfocado en que toda mujer embarazada en México esté afiliada al seguro médico, esto tampoco garantiza que no perderán la vida. De las más de 11 mil muertes registradas, siete de cada 10 estaban inscritas a algún seguro médico del Estado, según los datos abiertos del sector Salud.

Pendientes del gobierno

México formó parte de los más de 150 países que en el 2000 firmaron los Objetivos de Desarrollo del Milenio propuestos por la Organización de la Naciones Unidas (ONU). El quinto de estos puntos indicaba que el gobierno tenía que reducir la Razón de Mortalidad Materna (RMM) a 22 muertes por cada 100 mil niños nacidos vivos para 2015. La meta no se logró y ese año se reportaron 40 decesos por cada 100 mil nacimientos.

Ante la lejanía de cumplir este indicador, Naciones Unidas replanteó esta cifra a 70, con esto el gobierno se vio liberado de la presión. El nuevo objetivo está enfocado en los grupos más vulnerables.

“Se ha avanzado con la reducción de la mortalidad materna en el país. Pasamos de 49 a 34 y tenemos una cifra preliminar de 30 para 2018, aunque aún no es la oficial. “[Actualmente] nos vamos a enfocar en toda la población indígena y en donde tenemos la mayor razón de muerte materna”, explica Erika Paola García Flores, directora de Atención de Salud Materna y Perinatal de la Secretaría de Salud, en entrevista con EL UNIVERSAL.

La razón central de ese esfuerzo es porque a pesar de que se habla de una disminución de la muerte materna en el país, tan sólo en 2017 se registraron 14 entidades con cifras por encima de la RMM nacional, que en ese entonces fue de 39. Guerrero, Chihuahua, Baja California, Tabasco, Chiapas y Ciudad de México reportaron, en promedio, 58 muertes de mujeres por cada 100 mil niños nacidos vivos.

Una de las tareas más complicadas es lograr una política integral para mitigar la mortalidad materna en el país porque cada estado tiene sus particularidades y avanza de forma distinta, asegura García Flores. Esto ha hecho que México esté lejos de cumplir con los estándares internacionales.

“Es un problema tan complejo que se requiere analizar cada situación de forma muy específica, ni siquiera estado por estado, incluso hacerlo hospital por hospital”, asegura Fulda Graue de GIRE.

Aunque las políticas públicas de los últimos años se han enfocado en programas sociales y convenios en el sector Salud, lo que sigue fallando es la implementación. La corrupción y la desigualdad han hecho que este problema persista, comenta Fulda Graue.

Los minutos que se perdieron

Cinco horas, ese fue el tiempo que la familia de Sarahí permaneció en la sala de espera sin ninguna noticia. El miedo no se reflejaba en sus rostros, la joven había pasado nueve meses de total normalidad.

Observaron a una enfermera acercarse y pedir que firmaran una responsiva: “Le vamos a quitar la matriz porque está muy mal”.

Fue el primer balde de agua fría.

En ese cuarto nadie sabía que Sarahí se estaba desangrando. A mi sobrina le dieron seis infartos y se le abrió la herida de una cesárea anterior, cuenta Claudia, tía de la joven y quien fue la última persona que la vio con vida.

La gravedad de la hemorragia hizo que los médicos la trasladaran a una clínica de especialidades que se localizaba a unos cuantos minutos.

Ahí, Sarahí murió.

Un infarto fue lo último que su cuerpo soportó. El día que la familia esperaba con alegría se convirtió en uno de los recuerdos más dolorosos. Ahora en casa están dos niños que junto a su padre se preguntan las causas de por qué su madre no volvió.