EL PASO, Texas, EE. UU., 9 de agosto (AP).- Las autoridades informaron el viernes que el hombre de 21 años de edad acusado de perpetrar un mortal tiroteo en una tienda Walmart en El Paso confesó después de rendirse y dijo que su objetivo era atacar a mexicanos.
El detective de El Paso Adrián García dijo en una declaración jurada de arresto que Patrick Crusius salió con las manos en alto de un vehículo detenido en una intersección poco después del ataque del sábado pasado y que le dijo a los policías: “Yo soy quien disparó”.
Agregó que Crusius renunció posteriormente a sus derechos Miranda y accedió a hablar con los detectives, diciéndoles que su objetivo de su ataque eran los mexicanos. Los derechos Miranda son los que goza todo sospechoso en Estados Unidos, al advertírsele que sus propias palabras pueden incriminarlo en los tribunales.
Veintidós personas murieron en el ataque y otras dos decenas resultaron heridas. Muchos de los muertos tenían apellidos hispanos y ocho de ellos eran de nacionalidad mexicana. El Paso hace frontera con la mexicana Ciudad Juárez.
Las investigaciones
Altos funcionarios de Estados Unidos y México mantendrán una reunión el próximo 13 de agosto en la capital mexicana para abordar el estado de las investigaciones sobre el tiroteo de El Paso, Texas, que dejó 22 muertos, 8 de ellos mexicanos. Con esta cita, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador aspira a avanzar en la apertura de un caso por terrorismo en la fiscalía mexicana, anunció el jueves el canciller Marcelo Ebrard.
Sin embargo, diversos expertos consultados por The Associated Press no ven claro que un proceso de este tipo, totalmente inusual en México, pueda prosperar y consideran que su mayor impacto será de cara a la opinión pública para mostrar músculo frente a Washington.
“El único sentido de este movimiento es político, de decir ‘aquí estamos nosotros’”, resumió Samuel González, analista de seguridad y exfiscal contra el crimen organizado.
México fue tocado de lleno por el ataque al centro comercial de la ciudad fronteriza no sólo por el hecho de tener connacionales entre las víctimas, sino porque el atacante de 21 años disparó a bocajarro con la aparente intención de liberar a Texas de la ‘invasión’ de hispanos, según un manifiesto supuestamente de su autoría que hace pensar en el ataque como un crimen de odio.
Ebrard explicó que el hecho de querer estar presente en las investigaciones y de abrir un caso por terrorismo, que deja la puerta abierta a una eventual solicitud de extradición del sospechoso, se debe al temor de que pueda haber otras personas que actúen como el agresor. Por eso, en una nota diplomática, México pidió el miércoles a Washington que comparta “toda la información necesaria sobre el caso” para buscar a otros posibles involucrados o “potenciales organizaciones de supremacía blanca que busquen poner en peligro a nuestra comunidad”.
La reunión del próximo martes, en la que participarán, entre otros, miembros de las fiscalías de ambos países y del FBI, será la primera cita de alto nivel con estos fines, un encuentro que no se sale de lo habitual en estas ocasiones pero que podría potenciar un mayor intercambio de información.