México

Las 33 pinturas ya cuelgan en muros de Los Pinos

Mañana será inaugurada la exposición temporal De lo perdido, lo que aparezca, primera que se presenta en el recinto; las obras se ubicaron en los dos pisos de la casa Alemán

Por segunda ocasión en su historia, las 33 obras de la colección Presidencia de la República —que encargó a 33 pintores Carlos Salinas de Gortari en 1993— vuelven a estar en Los Pinos para su exhibición.

La primera vez que estuvieron colgadas fue el 5 de noviembre de 1993; entonces las distribuyeron en los muros del salón Adolfo López Mateos y 27 de los pintores asistieron a la presentación. A diferencia de esa ocasión —o de cuando estuvieron en Palacio Nacional a comienzos de este 2019— el público las podrá ver.

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Se exhibirán en la llamada residencia Miguel Alemán, que fue la casa principal de varios mandatarios, en particular de los priistas. Vicente Rojo, Manuel Felguérez, Irma Palacios, Miguel Castro Leñero, Beatriz Ezbán y unos cuantos más de los 16 artistas vivos que crearon obras para la colección (y familiares de algunos de los fallecidos) se reunirán este miércoles 28 de agosto para la inauguración de la exposición De lo perdido, lo que aparezca, la primera que presenta el Complejo Cultural Los Pinos de la Secretaría de Cultura federal. Ocho integrantes del Centro Nacional Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam) del Instituto Nacional de Bellas Artes, de Los Pinos y de la Secretaría de Defensa colaboraban ayer para mover los cuadros, algunos de más de tres metros de ancho y tan pesados que les resultaba difícil maniobrar para desplazarse por las escaleras.

“La idea es que el público vea en un mismo espacio las 33 obras. A pesar de que la casa es muy grande —los que la hayan visitado sabrán a qué nos referimos— no caben en un salón…”, dice el curador Rodolfo Rodríguez Castañeda. “No conocemos los criterios con que se conforma esta colección. Evidentemente se buscaron a los pintores consagrados y a ciertas jóvenes promesas de las artes visuales que con el tiempo se comprobó que sí eran, para conformar esta colección que nunca se exhibió completa, además del día en que se presentó en el Salón López Mateos”.

En la planta baja, en el que fue despacho presidencial de prácticamente todos los mandatarios desde que se construyó esa casa, entre muebles de madera oscura y una que otra enciclopedia, se instaló la pintura que identifica la colección: Murciélago, de Francisco Toledo, una obra que, como contó el mismo artista, la hizo pensando en ponerle un chiste para que la gente sonriera, así fue que hizo el murciégalo con unas orejas muy grandes, que muchos asociaron con el entonces Presidente.

Aunque los criterios de curaduría y museografía respondieron sobre todo a las dimensiones y a qué muros eran más adecuados para ubicarlas, el otro gesto que resalta se encuentra en las pinturas dispuestas en la llamada recámara presidencial: ahí están colgados Violencia e intolerancia, de Rafael Coronel, Fantasma (o Fantasma de Los Pinos), de Alejandro Colunga, y un cuadro sin título de José Luis Cuevas. También arriba, en extremos de los corredores, resaltan dos de las obras más notables de toda la colección: Sofía vestida como china poblana, de Julio Galán, y Huitzo, de Gunther Gerzso.

En la planta baja, además de la pieza de Toledo, está la pintura Volcanes, de Luis Nishizawa, que luce ahora en la antesala de la biblioteca (la sala donde antes se hallaba será una de las sedes de la exposición de Cerámica, otra de las próximas que abrirá Los Pinos). Volcanes era una de las pinturas que estaban en Los Pinos cuando el 1 de diciembre se abrió al público, al igual que las de Beatriz Ezbán, Rafael Cauduro y Humberto Urbán. Abajo también están expuestos en el corredor los cuadros de Vicente Rojo, Manuel Felguérez, Luis López Loza, Sergio Hernández, Irma Palacios y Ezbán.

Arriba están los demás, distribuidos en los que fueron cuartos, en los corredores y a la entrada de las recámaras. Aunque la casa Alemán es grande, los muros parecen insuficientes para las obras: “La idea es que el público vea en un mismo espacio las 33 obras, a pesar de que la casa es muy grande y aunque los que la hayan visitado sabrán a qué nos referimos, no caben en un salón. Hay obras de grandes dimensiones, sí ocupan muros muy grandes”. Un criterio que guió la museografía fue la dimensión de los espacios y de las pinturas; las más grandes son las de Nishizawa, Soriano, Chávez Morado y Cauduruo.

“Es realmente difícil encontrar cuál fue el hilo conductor, realmente la idea es que las aprecien en los espacios. En la planta baja no tenemos tantos espacios disponibles, la gran colección estará en la planta alta”, precisa el curador. Si bien Cencropam realizó limpieza y mantenimiento de las obras, sólo hubo daños en el bastidor de la pintura de Ezbán y en el marco de la obra de Nishizawa. Más planes para el recinto. Homero Fernández, director administrativo del Complejo Cultural Los Pinos, explica en entrevista que a pesar de que ha habido una amplia oferta cultural, no habían podido hacer una exposición hasta esta.

“Es una colección que fue pensada en su momento para Los Pinos, se conocía poco o nada de ella, y ahorita los visitantes van a tener la oportunidad de verla completa y de cerca”. Añade que esta muestra y los propios espacios les han llevado a concebir un programa en torno del tema arte y poder. Luego comenta que la Casa Lázaro Cárdenas será un museo de sitio, con programación relacionada con el legado del expresidente, y que para ello tienen pláticas con la familia Cárdenas.

Otra de las muestras en puerta es la de Cerámica, que ofrecerá un recorrido por distintas etapas de la producción de ésta en México. Además llegará una exposición sobre el 2 de octubre a la sala Miguel de la Madrid. Fernández aclara que la exposición De lo perdido, lo que aparezca no será permanente. “Es una exposición de Presidencia, el complejo cultural es de la Secretaría de Cultural”. (El Universal)