Ya iniciamos la transformación de México, estamos sentando las bases para lograr un cambio verdadero, una transformación que podamos llevar a cabo entre todos, desde abajo, expresó el Mandatario
MATAMOROS, Coahuila, 27 de septiembre (Gobierno de México).- Ya iniciamos la transformación de México, estamos sentando las bases para lograr un cambio verdadero, una transformación que podamos llevar a cabo entre todos, desde abajo, para el bien, no sólo de nuestra generación, sino de los que vienen detrás de nosotros, nuestros hijos, nuestros nietos, dijo el Presidente Andrés Manuel López Obrador desde Matamoros y San Buenaventura, Coahuila.
Ya era tiempo de un cambio verdadero, porque habían engañado mucho con la palabra cambio, la usaban para todo, la desgastaron, y al final siempre era lo mismo.
Por eso nosotros le agregamos lo de cambio verdadero, real, no simulación, no maquillaje, no más de lo mismo, no gatopardismo, eso que consiste en que las cosas en apariencia cambian para seguir igual. Nada de eso. Cambio verdadero, radical.
Y no hay que tenerle miedo a la palabra radical, porque viene de raíz, y de eso se trata, de arrancar de raíz al régimen corrupto de injusticias y de privilegios. Cambio de régimen, acabar con la corrupción y con la impunidad.
Ustedes son enfermeras, médicos, trabajadores de la salud, saben que cuando hay una enfermedad hay que hacer primero un análisis, un diagnóstico para ver cuál es el mal que aqueja; es lo mismo en el caso del gobierno, uno tiene que optar, tiene uno que decidir, hay muchos problemas, grandes, graves problemas nacionales, ya se pueden imaginar.
Un paisano de ustedes, el hombre más bueno, ‘el Apóstol de la Democracia’, Francisco I. Madero, cuando enfrentó a Porfirio Díaz utilizó una frase bíblica, dijo: ‘El pueblo de México tiene hambre y sed de justicia’. Así estamos ahora y tenemos que saciar esa hambre, esa sed de justicia, pero tenemos que tener un plan para eso, porque si pensamos que vamos a atender todo al mismo tiempo, no vamos a avanzar.
Les voy a poner un ejemplo. Tuve que optar en presentar denuncias para castigar a corruptos o decidir por un punto final, por darle vuelta a la hoja y ver hacia adelante. Y lo pensé y dije: No, vamos hacia adelante, no me voy a quedar anclado, porque si me meto a juzgar no nos van a alcanzar las cárceles ni los juzgados, pero ahí me voy a quedar en eso, anclado.
Y claro que la gente va a aplaudir, pero no vamos a avanzar; es mejor decir: Veamos hacia adelante y lo pasado, pasado, lo que pasó, pasó.
Si hay denuncias en curso que se resuelvan, que no haya impunidad, porque tampoco vamos a ser tapadera de nadie, pero nosotros no estar iniciando denuncias, porque también tendríamos que juzgar, primero, a los de arriba, nada de estar agarrando chivos expiatorios, tendríamos que juzgar o poner en manos de jueces a Salinas, a Zedillo, a Fox, a Calderón, a Peña Nieto, así tendríamos que hacerle. Y por eso se resolvió: No, vamos hacia adelante.
Ah, pero si la gente dice –por eso se está reformando el artículo 35 de la Constitución, para que se puedan llevar a cabo consultas ciudadanas– si los ciudadanos lo piden, pues va la consulta y que el pueblo decida.
De todas maneras, en esa consulta, o sea, como un ciudadano dando una opinión, yo diría: No nos metamos en eso, vamos mejor a pensar hacia adelante. No es mi fuerte la venganza, yo lo que quiero es una transformación para que haya justicia de verdad en nuestro país. Tiene uno que decidir.
Y lo mismo en la administración pública, en el ejercicio del gobierno. ¿Qué fue lo que ya decidimos? Lo repito: acabar con la corrupción. Si me preguntan: ‘¿cuál es el plan, dígale así rápido, usted que ni siquiera habla de corrido, dígalo en lo que tarda parado en un solo pie cuál es el plan del gobierno?’ Acabar con la corrupción, ese es el plan.
Y nos está dando resultado, siempre lo había pensado, tengo la convicción de que nada ha dañado más a México que la deshonestidad de los gobernantes, eso es lo que dio al traste con todo, esa es la causa principal de la desigualdad social y de la desigualdad económica, por eso también se desato la inseguridad y la violencia. Entonces, tenemos que acabar con la corrupción para moralizar a México y también para que todo ese dinero que se robaban se utilice para promover el desarrollo de México. Y no es poco, es bastante.
Se está ahora demostrando que sin aumentar impuestos, sin crear impuestos nuevos, sin que aumente los precios de los combustibles, sin que haya gasolinazos, sin endeudar al país, se puede atender las demandas del pueblo, se puede gobernar en beneficio de la gente.
Estamos, por eso, acabando con la corrupción. Ya empezamos a limpiar de corrupción el país y empezamos como se debe de hacer, de arriba para abajo, porque no es cierto que la corrupción se dé de abajo hacia arriba.
Llegaron a decir que la corrupción era parte de la cultura del pueblo de México. Eso es rotundamente falso, el pueblo de México tiene valores. Aquí en Matamoros, en La Laguna, en los ejidos, en las comunidades, hay una gran reserva de valores culturales, morales, espirituales para regenerar la vida pública del país.
El problema estaba arriba, porque se daba el mal ejemplo. Y nos hacían creer que el presidente no sabía, se acostumbraba de que no se le podía culpar al presidente, es más, legalmente desde hace 150 años, desde la Constitución de 1857 no se puede juzgar al presidente de la República en funciones, el artículo 108 de la Constitución, el presidente sólo puede ser juzgado por traición a la patria, por corrupción no, por ningún delito. Eso ya se está modificando.
Entonces, la corrupción está legalizada. Les voy a dar otro dato: la corrupción durante los últimos 25 años no estaba considerada como delito grave.
¿Qué significa esto?
Que el que cometía un acto de corrupción podía salir bajo fianza.
¿Ustedes creen que fue así?, ¿casual?
No, fue en 1994 que se reformó el Código Penal para que la corrupción no fuese delito grave. Ahora ya modificamos de nuevo la Constitución y ya es delito grave, el que robe va para ‘el tambo’ sin derecho a fianza.