CIUDAD DE MEXICO, 19 de febrero (El Financiero / EL UNIVERSAL).- A las 6 horas con 30 minutos, un centenar de soldados descendió en la estación del metro Zócalo para asistir a lo que sería su propia celebración, la número 107, y escuchar el discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien les agradeció por sumarse a la llamada ‘Cuarta Transformación’.
Apenas el 29 de enero, el titular del Ejecutivo decidió que, a diferencia del año pasado, cuando el homenaje se realizó en Saltillo, Coahuila, en esta ocasión se celebraría el Día del Ejército en el Zócalo capitalino, “corazón político, económico, cultural y social”, según dijo.
Antes del amanecer, los accesos a la plaza de la Constitución ya se encontraban bloqueados, lo que causó roces con los comerciantes del centro de la ciudad, pues, aseguran, “nadie tuvo la cortesía de avisarles que cerrarían”. Incluso, los mismos soldados, desconocían el programa, apenas difundido por sus superiores hace tres días.
El escenario fue puesto frente a la catedral Metropolitana y más de 10 mil sillas plegables fueron colocadas en la plancha de concreto, pero las actividades en el primer cuadro de la ciudad no se detuvieron para el acto convocado para media mañana.
A las 9 de la mañana comenzó el espectáculo musical, pero no fue sino dos horas más tarde cuando comenzó el entretenimiento para el Presidente, quien salió de la puerta Mariana de Palacio Nacional, de la mano de su esposa, Beatriz Gutiérrez, así como de los secretarios de la Defensa, Luis Cresencio, y de la Armada de México, José Rafael Ojeda Durán.
El teniente Terrones y la subteniente intendente Santamaría fueron los encargados de declamar para los integrantes del gabinete federal los ‘Sentimientos de un soldado’.
“¡Somos el Ejército Mexicano!, ¡Hombres y mujeres con orgullo y con lealtad”, repicó la poesía en una plaza semivacía, que ya para media mañana, buscaba refugio del sol.
Inmediatamente, fue la compañía oaxaqueña de danza tradicional la encargada de llevar la alegría para los representantes del poder Ejecutivo: “color y tradición” con el ensamble Aires Oaxaqueños.
Una decena de mujeres uniformadas de la Octava Región militar salió al escenario con una piña al hombro para acompañar a las danzantes en un templete colocado frente al Titular del Ejecutivo bajo los 28 grados Celsius que se registraban minutos antes de las 11 de la mañana: Los soldados bailaron con botas para el Presidente.
Veinte minutos duró el mensaje del Presidente. Diez fueron aprovechados para recordar cómo el entonces gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, promovió en el Congreso del estado el decreto mediante el cual desconoció al usurpador Victoriano Huerta y le concedió poderes para crear un ejército que restituyera el orden constitucional.
El resto, para agradecer por todas las tareas que lleva a cabo las Fuerzas Armadas, desde la construcción de aeropuertos o sucursales bancarias, hasta la siembra de árboles para los programas sociales.
Y desde su atril, agradeció a los soldados y marinos por no escuchar “el canto de las sirenas y dar la espalda a la traición y al golpismo”.
El Mensaje del Presidente concluyó y se rompieron filas. Los soldados, verdes, azules y otros más ancianos, con traje de gala verde olivo, celebraron su día, se despidieron de sus familiares y regresaron a sus cuarteles.
“Es la mejor celebración del Día del Ejército que hemos tenido”
Durante la celebración, varios soldados se paran de las sillas y comienzan a bailar bajo las notas de la Sonora Dinamita y su canción “Escándalo”. “Me encanta nunca habíamos celebrado así, con baile, comida y con nuestras familias, hijos y con los compañeros. Creo que es la mejor celebración que hemos tenido”, comenta “Lucía”, una soldado que mueve las botas militares con destreza junto con uno de sus compañeros del cuartel.
Mientras que a su lado Miguel Gómez, hermano de un soldado del Estado de México, felicitó al gobierno federal por haber sacado de los cuarteles e instalaciones militares esta celebración, puesto que es menos rigurosa la seguridad y es menos formal la celebración, además de que puede conocer a grupos como la Sonora Dinamita y la Sonora Santanera. “Pero la verdad también vine porque quiero conocer en vivo al Presidente Andrés Manuel López Obrador. Me dijo mi hermano que la celebración este año sería en el Zócalo y pues dije ‘de ahí soy’”.
Atrás de las gradas, uniformes verdes y grises forman una fila para obtener tamales y chocolates “para celebrar con el estómago lleno y de mejor humor la música”, dice una de las personas que sirve los alimentos.