La industria petrolera en México tuvo su comienzo en el año de 1876, con el inicio de la exploración, explotación, consumo y distribución del energético en los Estados cercanos al Golfo de México, como Tamaulipas y Veracruz, así como en San Luis Potosí.
Fue a principios del siglo XX cuando compañías petroleras de Estados Unidos, Gran Bretaña y Holanda recibieron concesiones para explotar los yacimientos petroleros del país. Sin embargo, a finales del mandato de Porfirio Díaz, la actividad petrolera no generaba abundantes ganancias para la nación, pero sí para las empresas que explotaban el recurso.
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Asimismo, los empleados de la industria petrolera nacional estaban sometidos a bajos salarios, largas jornadas de trabajo y malas condiciones laborales. Incluso, las compañías extranjeras mostraban una constante negativa a mejorar el panorama de los trabajadores.
Motivado por esas razones y con respaldo de la Suprema Corte de Justicia y del Congreso de la Unión, el presidente Lázaro Cárdenas del Río decretó la expropiación de bienes muebles e inmuebles de las 17 petroleras extranjeras que operaban en el país. Con el decreto de la Expropiación Petrolera, el Estado mexicano recuperó el control de los bienes petroleros dentro del territorio nacional y, al mismo tiempo, las concesiones de las compañías extranjeras que fueron expropiadas quedaron sin efecto.
Inclusive, el 19 de marzo, un día después de haberse emitido el decreto, los trabajadores de la industria petrolera tomaron el control de las operaciones al interior de las compañías expropiadas.
En ese mismo lapso, el Gobierno Mexicano expidió un nuevo decreto para la conformación del Consejo Administrativo del Petróleo, con el fin que éste coordinara la administración temporal de los bienes y las actividades de los consejos establecidos con las secciones sindicales.
La Expropiación Petrolera fue un evento que llevó a nacionalizar la industria petrolera, pero impulsado por un sentido de defender la Constitución Mexicana, que estipula que los recursos propiedad de la Nación representan la soberanía energética de México y no pueden ser reducidas, limitada o condicionada.
Es por ello que cada 18 de marzo México conmemora una fecha que, a la postre, derivó en que el petróleo se haya convertido en una pieza clave en el desarrollo histórico del país.
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JG