En una reciente declaración, Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, enfatizó su compromiso de evitar confrontaciones con la Iglesia católica, pese a las preocupaciones expresadas por esta sobre la posible intervención del crimen organizado en las elecciones.
Durante su acostumbrada conferencia en Palacio Nacional, el líder mexicano subrayó la importancia de la libertad de expresión en el país, resaltando el derecho de los obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) a manifestar sus preocupaciones.
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López Obrador aclaró que, contrario a lo que buscan algunos sectores opositores, su administración no entrará en disputas con las instituciones religiosas.
Asimismo, desestimó las advertencias sobre un posible retroceso democrático debido a la violencia, asegurando que la democracia sigue siendo una prioridad absoluta para su gobierno y para el pueblo mexicano.
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La preocupación de la Iglesia católica por la infiltración del crimen organizado en el proceso electoral, reflejada en un comunicado dominical, fue claramente reconocida por el mandatario.
La Conferencia del Episcopado Mexicano catalogó como el "peor de los escenarios" cualquier intento de grupos delincuenciales de influir en los comicios del próximo 2 de junio, enfatizando la incompatibilidad entre la democracia y la criminalidad.
El episcopado mexicano también instó a las autoridades encargadas de la seguridad, incluyendo las Secretarías de la Defensa Nacional y de Marina, así como la Guardia Nacional, a nivel tanto estatal como federal, a asegurar la protección y mantenimiento de un ambiente pacífico durante las elecciones.
Esto, con el fin de prevenir agresiones, atentados, y el preocupante asesinato de candidatos, políticos, y otros ciudadanos.
Tanto el gobierno como la Iglesia católica concuerdan en la necesidad de garantizar la seguridad y la integridad del proceso electoral en México, destacando la importancia de la democracia y el rechazo a cualquier forma de violencia o intervención del crimen organizado.
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