La noche del jueves se tornó trágica en Chilpancingo, Guerrero, con la muerte de Yanqui Khotan Gómez Peralta, un joven estudiante de 23 años de la escuela normal de Ayotzinapa, quien perdió la vida a consecuencia de un disparo en la cabeza efectuado por policías estatales en un control carretero en la ruta Chilpancingo-Tixtla.
En una conferencia de prensa realizada en Tixtla, el sacerdote Filiberto Velázquez Florencio, líder del Centro de Defensa de las Víctimas de la Violencia, junto a la madre del fallecido, reveló los detalles del informe pericial, que indica una muerte causada por un impacto de bala con severas lesiones craneales.
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La madre del normalista aclaró que su hijo, así como sus compañeros, no habían consumido drogas ni alcohol, y tampoco habían disparado armas, según las pruebas realizadas.
Velázquez Florencio describió el incidente, sugiriendo que los jóvenes fueron atacados sin provocación mientras uno de ellos se dirigía a comprar cigarrillos cerca del punto de revisión.
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Esta acción desencadenó una violenta respuesta por parte de los oficiales, quienes insultaron, golpearon y finalmente dispararon a Yanqui Khotan.
La comunidad estudiantil de Ayotzinapa ha acusado directamente al gobierno estatal por este asesinato, negando cualquier agresión por parte de los estudiantes hacia los oficiales y denunciando manipulación en la escena del crimen.
Por otro lado, el gobierno de Guerrero sostiene que los ocupantes de la camioneta atacaron primero, versión que contrasta con la presentada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien negó cualquier enfrentamiento y anunció que la FGR se hará cargo de la investigación.
Este incidente ha exacerbado la tensión en Chilpancingo, llevando a manifestaciones por parte de los estudiantes de Ayotzinapa, incluida la quema de patrullas, y ha provocado un refuerzo en la seguridad de edificios públicos y gubernamentales.
La discrepancia en las versiones de los hechos evidencia la complejidad y la carga emocional que rodea este nuevo capítulo de violencia relacionado con Ayotzinapa, agravando la ya tensa relación entre las autoridades y la comunidad estudiantil.
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