México / Tren Maya

Tren Maya: 'El Jaguar Rodante', convertido en un fenómeno social

Apenas unos días de su inauguración, el Tren Maya ha dejado a locales, nacionales y extranjeros sorprendidos, pues se ven largas filas para ser uno de los viajeros
Un pasajero compró el boleto ida y vuelta de Campeche a Mérida para vivir la experiencia / Saraí Manzo

El Tren Maya en apenas un fin de semana se ha convertido en un fenómeno social y mediático, en todo un espectáculo para viajeros y curiosos, quienes no paran de videograbar e incluso tomarse fotos del recuerdo.

Inspirado en el jaguar, animal legendario, el ferrocarril está dejando huella en la vida de decenas de personas, aun cuando muchos sólo se acercan para verlo pasar e imaginarse que algún día estarán dentro de sus vagones.

A diferencia del pasado, cuando las estaciones del tren eran centros neurálgicos para el comercio informal de alimentos y bebidas, en la actualidad, al menos en Teya, se prohíbe el ambulantaje, por lo que la única “romería” es la de los propios pasajeros y quienes “turistean” en busca de imágenes para la posteridad, con la esperanza de pronto viajar por este medio hacia algún destino en la Península.

En su totalidad, el recorrido abarcará mil 554 kilómetros, conectando 41 municipios en los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Este proyecto monumental no solo es un hito en términos de transporte, sino también se destaca como el proyecto ecológico, turístico y arqueológico más significativo del mundo, según las palabras del Presidente.

Héctor Sigüenza es el único con autorización para vender souvenirs mayas en el interior de la estación central del tren en Teya, pero no es ambulante. Desde hace meses completó los trámites para tener un módulo comercial para sus productos y pronto le darán posesión oficial del estand.

Evitó decir la cantidad que tendrá que pagar por ese espacio y pretende vender productos en cinco estaciones de la ruta Campeche-Cancún. Desde su punto de vista, la administración del Tren Maya no permitirá que ningún ambulante ponga su mesita de venta de cualquier producto, ni alimentos. “Espero en Dios que no suceda lo que pasó en Chichén Itzá, los vendedores ambulantes casi están al pie del Castillo”. Y así es, afuera está el estacionamiento de automóviles y la terminal de Ie-Tram, y en la gran avenida que conecta hasta el entronque con la carretera a Cancún no se ve ningún puesto de venta.

En el pasado, según recuerda la gente, la terminal de trenes era un punto de venta masivo para café con leche, polcanes, salbutes, panuchos, refrescos (Sidra Pino y Soldado de Chocolate) y jugos caseros, así como frutas de la época. Lo mismo ocurría en las pequeñas estaciones con techo de lámina de los pueblos a lo largo del derrotero, y hasta los vendedores podían subirse en los vagones mientras la gente descendía de las unidades.

El profesor Pablo Cuevas Morales, originario de Río Grande, Oaxaca, de vacaciones en Mérida, tierra natal de su esposa, también profesora Angelina Sánchez Loría, mirando la entrada principal de la terminal, dijo con orgullo: “Esta obra es significativa y socialmente cuantitativa y humana.  Es una excelente obra del mejor presidente de México, Andrés Manuel López Obrador”, dijo mientras acomodaba a su familia para tomarse una fotografía.

En los 80, conoció a la profesora Angelina, de quien se enamoró y con quien se casó dos años después. Al siguiente año tuvieron a su primera hija. Con una amplia sonrisa en los labios, evocó ese momento. Ahora, ya jubilados, pasan las vacaciones en Mérida y tuvieron la idea de acudir a Teya para ver pasar el portentoso Tren Maya.

Dentro de la estación hay una fila para comprar boletos para viajar en el tren de Teya a Campeche y de Mérida hacia Cancún. Lamentablemente, la taquilla solo puede expender para hoy lunes, ya que los boletos están agotados.

Entre viajeros y curiosos, la estación tiene bastante movimiento. El 30 por ciento de los transbordados por IE-TRAM acuden para averiguar o intentar comprar un boleto y otros más solo para confirmar el número de asiento que adquirieron. Una norteamericana, en su escaso español, dijo que logró comprar por internet su boleto hacia Cancún, por 50 dólares.

El jefe de estación de ventas recomendó que es un poco más barato comprar el boleto en la taquilla, en Teya, que por internet. El viaje de Teya a Cancún, el más caro, clase premier, es de mil 173 pesos y el económico, el de turista, 735 pesos. De Teya a Campeche, el premier es de 688 y el de turista 431.

Álvaro Jiménez, de la Ciudad de México, se atrevió a comprar un boleto redondo de Campeche a Teya. Llegó por la mañana, esperó un par de horas y a las 12:15 aguardaba la salida para regresar a Campeche. Dijo que lo hizo por la simple razón de tener el placer de ser uno de los primeros viajeros del nuevo ferrocarril.

El jefe de estación explicó que en estos primeros días de recorrido ha habido ajustes en los horarios del tren, pero poco a poco las cosas irán acomodándose. Incluso espera que más gente utilice el tren y que, en consecuencia, las estaciones estén abarrotadas, similar a lo que sucede en las terminales de autobuses o en los aeropuertos. “Esto irá aumentando día con día. Habrá más gente, sin duda, usando el tren”, auguró.

Hay curiosos; se limitan a observar el paso del tren y grabar vídeos para la posteridad, con la esperanza de viajar por este medio hacia algún destino en la Península. A finales de este mes, la segunda ruta iniciará operaciones para conectar todos los destinos.

Síguenos en Google News y recibe la mejor información 

LV