Opinión

La cloaca de la corrupción

Francisco Javier Pizarro Chávez

El miércoles pasado se inició, en Nueva York, el juicio contra Joaquín Guzmán, alias el “El Chapo”, considerado como uno de los narcotraficantes más poderoso en la historia de México e incluso de América Latina.

El abogado defensor del Chapo en su intervención hizo graves imputaciones en la primera audiencia al ex presidente Felipe Calderón y al todavía presidente de la República, Enrique Peña Nieto, quienes, aseguró al jurado, “recibieron sobornos millonarios por parte del Cártel de Sinaloa”, específicamente de Ismael El Mayo Zambada, quien dijo es el verdadero jefe del Cártel de Sinaloa desde hace 40 años, y nunca ha pisado la cárcel, pues goza de una amplia red de impunidad, en las que incluyó a mandos policiales y militares e inclusive a la agencia antidrogas estadounidense, conocida como la DEA, la cual, dijo el defensor del Chapo, dejó que el Mayo “traficara drogas libremente” a Estados Unidos.

La respuesta de los acusados por el abogado defensor del Chapo, no se hizo esperar.

“Son absolutamente falsas y temerarias las afirmaciones que se dice realizó el abogado de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Ni él, ni el Cártel de Sinaloa ni ningún otro realizó pagos a mi persona”, dijo Felipe Calderón Hinojosa.

El vocero del presidente Enrique Peña Nieto, declaró “El gobierno de EPN persiguió, capturó y extraditó al criminal Joaquín Guzmán Loera. Las afirmaciones atribuidas a su abogado son completamente falsas y difamatorias”.

Lo paradójico de este escándalo que ha dado la vuelta al mundo y puesto en entredicho al Estado mexicano, es que el testigo de la fiscalía en contra del Chapo, Jesús Zambada García, hermano de Ismael “El Mayo Zambada”, quien fue detenido en 2008 y extraditado en 2012 a Estados Unidos, en su testimonio describió a detalle sus actividades delictivas, la del Chapo y su hermano, pero también la narco corrupción de los mandos militares y policiales.

Señaló que su tarea entre 1992 y 1995 era recibir la cocaína enviada de Colonia a Cancún y que contaba con el apoyo de los “comandantes de la Procuraduría General de la República y de la Policía Federal, quienes dirigían las escoltas de los cargamentos de droga que llegaban a Cancún y se enviaban al Distrito Federal”.

Posteriormente, dijo, se trasladó a la Ciudad de México donde fue Jefe de Plaza y “controlaba a las autoridades del Aeropuerto Internacional Benito Juárez y contaba con tres bodegas donde almacenaba la cocaína recibida de Colombia, la que él mismo se encargaba de enviar a Cd. Juárez y Sinaloa”.

Dos periodistas colombianos que entrevistaron al Chapo, declararon, según Anabel Hernández, periodista especializada en este tema, que el Chapo les había confesado que le extrañaba mucho el que durante el gobierno de Enrique Peña Nieto se le haya capturado en dos ocasiones, cuando él aportó millones de dólares a su campaña.

El juicio apenas ha iniciado. Es muy pronto para saber qué más va a salir a flote en cuanto a la narco corrupción, que todos los mexicanos sabemos existe y es y ha sido una fuente de impunidad de los cárteles de la droga y la violencia que ha dejado una estela de más de 200 mil muertos en los dos últimos sexenios y más de 40 mil personas desaparecidas y tres centenares de desplazados de sus comunidades o territorios.

Lo que me queda muy claro es que tarde o temprano va a salir flote la podredumbre, corrupción e impunidad que nos tiene inmersos en una grave crisis humanitaria generada por la violencia, la inseguridad y la violación de nuestros derechos humanos.

Espero de todo corazón y por el bien de todos, que el Plan Nacional de Paz y Seguridad 2019-2024 que ese mismo miércoles dio a conocer el próximo presidente constitucional de México, ponga especial énfasis y atienda dos ejes fundamentales pare reconstruir el tejido social, la sana convivencia y el bienestar de los mexicanos:

* En las causas estructurales que generan violencia e inseguridad como el de la marginación, pobreza, desigualdad, falta de empleos y educación de los jóvenes y

* En la falta de profesionalismo e integridad de las corporaciones policiales y militares que formarán parte de la Guardia Nacional que se hará cargo del combate a la narcoviolencia, mediante la coordinación de 266 regiones y/o zonas con más altos índices de violencia y criminalidad en el país.

De no ser así, el deterioro social y humano, así como la corrupción e impunidad imperantes hoy, la cuarta transformación de México no pasará de ser sólo una utopía más.

Veremos y diremos.