Opinión

Defender a los Pobres entre los Pobres

Por Hugo Carbajal Aguilar

Carmen Aristegui informa que en la última década se han cometido 108 asesinatos contra defensores de bosques y selvas y que en el mismo lapso se han cometido 125 crímenes contra luchadores ecologistas de los cuales 82 eran indígenas. Estas notas contradicen los informes presidenciales que los funcionarios zalameros van a repetir al Congreso haciendo alarde de desvergüenza.

El organismo defensor de los DDHH en Guerrero, justo en la región de la montaña llamado Tlachinollan ha convertido en su vocación la defensa de los pobres más pobres del país, de indígenas y campesinos frente a los sicarios, talamontes, narcos y hasta las mismas policías, el Ejército y los jueces prevaricadores. Vaya, hasta el mismo procurador de justicia quedó en evidencia cuando hizo gala de absoluto valemadrismo por la suerte de acusados cuya inocencia era absolutamente evidente. Abel Barrera es el abogado de estos grupos de pobres entre los pobres cuya existencia paupérrima causa estupor, escándalo e indignación absoluta.

Hace 7 años vino a la Montaña Kerry Kennedy, hija de Robert Kennedy, para entregar a Abel y Tlachinollan un reconocimiento por su valor en la defensa de este pueblo marginado, saqueado, violentado y abusado. Constatar las condiciones de estas comunidades, advertir la impartición de justicia, comprobar los abusos de militares y de la misma Procuraduría fue –inmediatamente– motivo de indignación.

Las condiciones de vida que encontró esta distinguida señora –sensible y comprometida– fueron de lo más escandaloso. Nunca pudo imaginar que en pleno S. XXI hubiera gente que sobreviviera en esas circunstancias, abandonada por todas las autoridades, marginada, despreciada y maltratada. El gobierno de Guerrero, el mismo gobierno federal, las autoridades que imparten justicia, las policías y el Ejército han sido cómplices en esta devastada área geográfica de nuestro país.

La gente subsiste en la miseria y el hambre es rampante, afirma. El racismo tiene una historia larga y perversa y continúa arraigado. Sólo cuentan con el abogado Abel y el equipo de Tlachinollan que confrontan a los abusadores, dan seguimiento a los abusos y no se arredran ante las continuas amenazas de muerte. Organizan a la comunidad, son activistas ambientales que trabajan con indígenas y campesinos y promueven atención a su salud, vivienda, agua entubada, energía eléctrica y otros servicios. Veamos algunos ejemplos de los abusos.

Raúl y Manuel, que presidían la Organización para el Futuro del Pueblo Mixteco, fueron asesinados por denunciar abusos y crímenes contra la naturaleza cometidos por militares. Sus ahora viudas se preguntan cómo darán de comer a sus hijos. Otro organizador comunitario y abogado por los DDHH recibió 8 balazos por tratar de que fincaran responsabilidades por narcotráfico y robo a un distinguido miembro del grupo de los ricos y poderosos de esa localidad.

Sigamos. Inés fue violada por militares mientras dos de ellos vigilaban. Total, es mujer, es pobre y es indígena…qué más da. Inés los denunció ante la Corte Interamericana que resolvió que su caso debía ser juzgado en instancias civiles. La Suprema Corte sostuvo ese principio sólo para que el Ejército mexicano junto con la PGR y la misma Presidencia de la República (¡!) ignoraran ese dictamen. Inés quería encontrarse cara a cara con el gobernador de entonces –Angel Aguirre– que prometió que sí, que cómo de que no, que no faltaba más…Nunca se apareció. Como ven es el mismo indigno personaje priísta-perredista que tuvo que ver con la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa y que tuvo todavía el descaro de participar en estas últimas elecciones como candidato a Diputado Federal.

Una pareja que encabeza la Organización del Pueblo Indígena Me´Phaa (OPIM) se oculta a causa de las amenazas de muerte por atreverse a demandar castigo a abusos militares. Otro hombre bajó de la montaña con su hijo de 2 años y su esposa a la una de la mañana para llegar a la farmacia más cercana y comprar medicina contra la disentería. Llegó a las 8 después de caminar 7 horas. La farmacia estaba cerrada.

Más aún, el gobierno ha otorgado concesiones mineras en tierras consideradas sagradas por los indígenas. Nunca se les consultó ni se les pidió permiso. Nunca se les dijo que podían compartir las ganancias. Esta es otra de las razones de los empresarios de hoy por la que se oponen terminantemente a toda clase de consultas populares.

¿Y la migración? No es nuevo este problema y no corresponde sólo a los pueblos centroamericanos. Sabemos y nos consta que hay una comunidad de morelenses en Chicago en número de casi 30 mil. Igualmente en Manhattan y Queens en Nueva York hay mucha gente de Puebla y de Guerrero, le llaman Tlapa York como una broma de no muy buen gusto. Las mujeres que quedan solas tienen que emigrar a su vez contratándose como sirvientes en casas distintas, con todo e hijos. Se sabe que han enfrentado robo de salarios, abuso infantil y asalto sexual. El sufrimiento continúa.

Abel y su equipo trabajan duro confiando unos en otros con espíritu comunitario aprendido de estos pueblos indígenas de la Montaña, comparten lo que tienen, sus ríos, sus bosques, sus montes.

Ese es nuestro México rural con su pueblo campesino e indígena sumido en la pobreza y marginación sin acceso a víveres, medicina, ropa, materiales de construcción sobreviviendo en comunidades aisladas. Abramos los ojos, denunciemos estas consecuencias de un modelo económico mercantil que es perverso y atenta contra la vida. El trabajo que nos espera es arduo y se acumula. De nosotros depende.

La Sra. Kennedy escribe y lee: Las palabras en el muro de Tlachinollan resuenan con verdad: “La Montaña florecerá cuando la justicia habite entre los pueblos Me´Pha, Na Savi, Nahuas, Nn´anncue y Mestizos”.