Opinión

Rebelión en la Aldea

Michael Vázquez Montes de Oca

Las sanciones internacionales no son una práctica nueva en la historia, Estados Unidos, a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial ha venido usando su poderío y a los organismos financieros, para castigar a los que no se alinean a sus intereses y escudándose en el anticomunismo, aunque las excusas más recientes han sido la violación a los derechos humanos, el terrorismo y la lucha por las materias primas y, dentro de ellas el petróleo.

El problema de fondo sigue siendo el capitalismo y el neoliberalismo es una expresión. Transcurrido más de cinco siglos que comenzó a incubarse, conforma un espacio de rotación del capital y precisa de un poder que imponga condiciones uniformes para su reproducción en cualquier punto.

Las sanciones se han puesto de moda, tanto a estados como a personas, entidades, bienes y áreas, así como por cualquier motivo y muchas veces supuestamente se formulan para obligar a un país a cooperar con la ley internacional, para contener una amenaza a la paz.

Por mucho tiempo, han sido objeto de controversia debido a la incertidumbre de que funcionen. Se argumenta que son “ilegales” o “criminales” debido al derecho al desarrollo (en el caso de las económicas) o a la autodefensa (en el caso de las militares), señalándose como una ilegítima forma de correctivo colectivo a los más débiles y pobres de la sociedad, pero quienes las defienden argumentan que son la mejor alternativa de oposición a no hacer nada o aplicar las de carácter militar o policial.

China y Vietnam, juegan un papel cada día más importante con sus aperturas enfrentadas al proteccionismo, los integrantes del BRICS, constituyen una nueva fuerza capaz de transformar la gobernanza mundial y colaborar para la paz y la estabilidad. En Europa, la crisis migratoria, las diferencias entre los nuevos socios del Este y el occidente europeo, las inminencias desintegradoras encabezadas por el Brexit inglés y la Cataluña española y el resurgimiento de la ultraderecha con tintes fascistas, amenazan al bloque.

En el Medio Oriente, que concentra el 60% de las reservas de hidrocarburos, la geopolítica de las potencias occidentales ha desatado conflictos económicos y religiosos, convirtiéndolo en un volcán encabezado por el fundamentalismo islámico, la incentivación de guerras civiles e intervenciones militares extranjeras en Iraq, Libia, Siria, Afganistán, Yemen, el bloqueo a Qatar, el enfrentamiento entre Irán y los reinos de la península arábica capitaneados por Arabia Saudita, las apetencias expansionistas de Israel, la esclavización de los palestinos y África, recién redescubierta por las corporaciones, sufre de la explotación creciente de sus recursos naturales, enmarcada en la corrupción, problemas tribales, sequías y hambrunas.

Latinoamérica está en crisis y como es periferia del capitalismo, vienen para dominar sus riquezas naturales y su mercado, lo que significa que son épocas difíciles que se tienen que enfrentar y trae contradicciones: contra el proceso de globalización se emprende uno de des globalización: anverso a la liberalización de los intercambios económico-comerciales brota el neoproteccionismo; los grandes intereses retan la lucha contra el cambio climático, la política de la imposición es la réplica a una de paz.

Mientras más se expanden los correctivos, aplicándose ahora de manera multilateral y bilateral con cualquier pretexto con tal de chantajear y obligar a cumplir a los castigados, en general el efecto que se consigue es el contrario, aumentando la resistencia de éstos y ganándole las simpatías de la comunidad internacional.

En la reciente larga lista de los inculpados por las Naciones Unidas, los Estados Unidos y la Unión Europea, se destacan Corea del Norte, Irán, Iraq, Yugoslavia, Zimbawe, Bielorrusia, Siria, República Democrática del Congo, Sudán, Somalia, Libia, Costa de Marfil, Líbano, Yemen, Sudán del Sur, Palestina, Níger, Myanmar, Rusia, Venezuela y Cuba, entre otros.

Como respuesta, se vigoriza la cooperación para desafiar al egoísmo, el aislamiento y las imposiciones por la vía de las intimidaciones, bloqueos y agresiones militares y frente a las corrientes ultraderechistas y pre fascistas se defiende la democratización. Estados Unidos no logra, como antes, que sus socios lo sigan en la política de agresiones y algunas muestras son:

* Países, como Alemania, no responden a las presiones norteamericanas sobre Rusia, más bien entran en negocio, de lo cual es un ejemplo el gasoducto.

* Las negociaciones para restablecer mejores relaciones entre Cuba y Europa, lo que significa que ha roto las cadenas de la dependencia que la ataban de replicar las agresiones estadounidenses.

* China continúa incrementando sus relaciones con América Latina, al igual que Rusia, la cual está fortaleciendo los mecanismos para profundizarlas con Cuba, considerándolo como un asunto estratégico. Ambas disputándole su histórico traspatio y socorren en la superación de las dificultades a Venezuela.

* El golpe reciente que provino desde la Asamblea General de la ONU donde 189 naciones acaban de decir NO al propósito de mantener el bloqueo; no es nada despreciable el beneficio que habría obtenido si Cuba hubiese salido derrotada de esa confrontación, pues, aunque es sólo simbólica y no vinculante, evidencia que no cuenta ya con la misma fuerza. Tiende a fortalecer la respuesta de la comunidad a Donald Trump, ante la pretensión de situarse en el mismo centro de la hegemonía. Apenas una hora después de la votación, Estados Unidos dio a conocer nuevas medidas que aplicará sobre Cuba y, con más fuerza sobre Irán, que lo desafió al asegurar que seguirá vendiendo petróleo, pese la guerra económica que es rechazada por la Unión Europea, Rusia, y el gigante asiático.

* El pronóstico de un escenario de la geopolítica, que predice que en el 2030 el eje estará centrado en América Latina, los miembros del BRICS y Asia”, nace un nuevo dominio que se ejemplifica con la acumulación de activos estratégicos y va quitando el foco de crecimiento a los desarrollados. El tamaño de sus economías será significativamente más grande que el bloque “de los poderosos”, que pronto experimentarán una caída drástica en sus crecimientos.

* Las brutales presiones sobre China, al imponerle aranceles por valor de 250 mil millones de dólares a sus productos y la disposición de imponer otros en diciembre, afectando también a sus aliados europeos, que no comparten la actitud de Trump. Pekín respondió con el tributo a 110 mil millones y el presidente asiático ha expresado “Los países deben oponerse explícitamente al unilateralismo y al proteccionismo para que podamos construir una economía mundial abierta”, intenta erigirse en adalid de la globalización y el libre comercio y aprovechó la inauguración de la Exposición de Importación Internacional en Shanghai para reiterar su defensa.

* Los líderes del grupo BRICS y de otras naciones, incluso la propia Asamblea General de la ONU han instado a calificar como inaceptables sanciones económicas, unilaterales y extraterritoriales, por ser violatorias de normas establecidas.

El hecho básico es que el régimen está en aprietos y no crece como necesita, la estructura financiera es una burbuja, está empantanado en guerras, se resquebraja su unidad e inicia su colapso ecológico. Algo termina para dar paso a tentativas de cambio y parece que la globalización neoliberal, como es concebida hasta ahora, está en peligro.

En la actualidad, el sistema agotado y sin visos de un nuevo ciclo económico, no puede ser reemplazado por ninguna otra teoría, menos por el proteccionismo, hasta traspasar el periodo de contracción y crisis.

Para América Latina y el Caribe, ante la reducción del mercado norteamericano, la mejor opción parece el avance de relaciones interregionales y con otros mercados, mientras surge un nuevo orden más justo.

Hay poner más energía para sensibilizar a la gente y organizarla, previéndose que en los años venideros habrá un nuevo movimiento de re ascenso del movimiento de masas, del cual surgirán nuevos proyectos de liberación y de liderazgos y seguramente comenzará a realizarse el ideario de Fidel, Chávez, que también lo fue de Martí, del Che y otros tantos próceres, que pueda unificar todos los sueños de Latinoamérica.

Lo real es que se ha venido produciendo una rebelión en la Aldea Mundial contra los mandatos de la potencia imperial norteamericana, inclusive por parte de sus propios aliados, como la Unión Europea.

La radicalización de los procesos deberá ser la tendencia imprescindible para su propia sobrevivencia. Mientras exista la opresión, la explotación y la dominación capitalista, no habrá soluciones ni regímenes satisfactorios para las mayorías, ni serán duraderos.

La diplomacia, la colaboración y la solidaridad deben sustituir a los manejos de rapiña prevalecientes.

Serán los procesos socialistas la condición necesaria para plantearse el desarrollo, y no el mismo para proyectar el socialismo, como dijo Fidel Castro en 1969.