Opinión

Jorge Lara Rivera

No debiera uno sorprenderse. Menos habiendo habido ya ocasiones –tantas– de estupor y desencanto como para llamarse azorado. Pero es que la oligarquía es tan desvergonzada y caradura. En días en que integrantes de bloques regionales cercanísimos y países amigos hasta hace unas horas se distancian (la Argentina en la flamante vuelta de los Fernández, del Brasil bolsonaroide; Bolivia con la oportunista conductora de televisión Jeanine Áñez en la autoproclamada presidencia, de la Venezuela de Nicolás Maduro; el pelele Nayib Bukele, nuevo agente de la migra de Trump, del presidente Maduro), no debiera uno asombrarse. Y sobre todo en estos días en que abundan escenas de liviandad y cinismo inconmensurables de su parte.

Que en el seno de la Organización de Estados Americanos, reunida –algo tarde– de emergencia por el caso boliviano, México (recuperada la cordura tras los extravíos del foxiato, el calderonato y el peñanietismo, exacerbados por el impudor de Luis Videgaray Caso) contradiga a Estados Unidos y que el representante norteamericano ante el organismo interamericano sature de descalificaciones al depuesto gobernante Evo Morales quien recuperó para su país los recursos naturales, pase. Pero que, como falderillo, el uruguayo Luis Almagro le haga coro y salga, servil a los dictados de Washington, a declarar que sí hubo un ‘golpe de estado’ en Bolivia pero que fue de Evo Morales tras el plebiscito al cual éste mismo convocara, como si en ese país suramericano con historial plagado de asonadas del ejército y dictaduras militares no significara nada el sabotaje a su helicóptero ni la insubordinación y presiones de la cúpula militar para que renunciara sin completar su mandato que termina en enero; eso resulta demasiado, repugna.

Sólo evidencia hasta qué grado ha venido a menos la OEA a manos de sus 2 últimos directivos (ni imaginar si hubiera llegado al cargo la vedette Luis Ernesto Derbez Bautista) y cómo se manipula la mentada ‘Carta Democrática’ que la Casa Blanca aplica a conveniencia, arbitraria y discrecionalmente, con doble rasero. A propósito, uno no puede presumir a estas alturas de sonrojo, pero es de escándalo que renuncie en protesta ¡por el desaseo en el proceso de designación! de Rosario Piedra Ibarra para presidir la Comisión Nacional de Derechos Humanos, ése por lo visto “ajonjolí de todos los moles” que es Mariclaire Acosta Urquidi (junto con otros 4 consejeros “honorarios”), quien en realidad ha servido de ‘palera’ a la oligarquía conservadora en varias “A.C.” creadas para suplantar como personera de ésa a la sociedad civil en los organismos ciudadanizados y para, ya aconchada en el supuesto “activismo social” polifacético e intercambiable, hacer carrera con ellos y sus nada despreciables presupuestos.

Baste recordar los turbios antecedentes de aquélla quien fue incorporada en el 2017 a la Comisión de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción, en un lodazal de usos corruptos y tráfico de influencia. Acosta Treviño fue impulsada a ese organismo por su “madrina” Jacqueline Peschard Mariscal, e impuesta por sus cuates Edna Jaime Treviño, Sergio López Ayllón, María Elena Morera Mitre y Juan Pardiñas Carpizo en la “Comisión Seleccionadora de Integrantes” pasando por encima de al menos otros 2 de los propuestos más calificados, con más diplomas y méritos. Y para mayor sorpresa, de modo sospechosamente celerísimo, se la eligió para presidir aquélla acompañada de Cinthya Patricia Cantero, Pedro Salazar Ugarte, José Luis Caballero Ochoa, Antonio Carlos Gómez Espiñeira, Viridiana Ríos Contreras, Alfonso Hernández Valdez, José Octavio López Presa y Luis Manuel Pérez de Acha, en preparación al malogrado “chapulinazo” de su madrina.

Un chiquero que los puerquitos quisieron justificar con el cuento de última hora de “cuota de género” y con piruetas verbales en declaraciones del, por lo visto, (pseudo)”especialista” en Derecho Constitucional y académico de la UNAM, Roberto Duque Roquero, apoyando las “Juntas de notables” de tan ingrata memoria en México, pues una de ella convirtió a Agustín de Iturbide en emperador y, luego, otra fue a ofrecer la corona de México a Maximiliano. También ha resultado deleznable la simulación de periodismo de fondo que intentan, blindados en otro canal televisivo de la oligarquía, los pseudointelectuales ‘huachicoleros’ del presupuesto de PEMEX: el peón del foxiato Carlos Elizondo Mayer Serra y el calderonista Federico Reyes Heroles González-Garza, mercenarios del peñanietismo, entrevistando ¡al salinista Héctor Aguilar Camín! a propósito del caso boliviano ¡Vaya! ¡Cuán imparciales! ¡Qué objetividad!