Opinión

María Teresa Jardí

La consulta sobre el mal llamado Tren Maya no cumple con los ordenamientos constitucionales por lo que toca a la información que deben tener los pueblos originarios respetando sus deliberaciones y tiempos. En el material que se va dando a conocer desde el gobierno más votado de la historia mexicana se oculta el daño que va a causar la construcción de hoteles y viviendas que van a edificarse alrededor de las terminales del tren. Yucatán no tiene capacidad de proporcionar servicios, por no tener ni siquiera drenaje profundo.

Desinformada consulta sin dar a conocer lo que el devastador proyecto significa. Tren exigido por el Plan Puebla Panamá. Tren asesino de la Selva en tiempos de brutal cambio climático que tendría que llevar a pensar en la desaparición, quizá nada lejana, del humano sobre la Tierra.

Tiempos difíciles por los que transita el mundo, de la mano de un loco en campaña como jefe y al servicio de las hordas fascistas que se encontraban agazapadas y con la llegada de Trump se levantan de nuevo con la Cruz y la Biblia.

Enano gobierno –a pesar de lo legítimo que hoy es el nuestro– el que no acaba de entender que cumplir los caprichos del vecino es una muy mala idea.

El Plan Puebla debe ser abortado si MORENA no quiere acabar como lo que pudo ser y se negó a ser. No se hagan ilusiones de que van a merecer ni perdón ni olvido los que hoy apoyan lo imperdonable. Y que no busquen, mañana, el perdón, echando la culpa a los pueblos originarios que no apoyaron la barbarie que el Tren Maya va a traer consigo. Tren asesino de la Selva y de la autodeterminación de los pueblos originarios.

Seguir impulsando el capitalismo despojando a los pueblos originarios de lo único que les da vida, que es la tierra que les queda, y seguir depredando las selvas y la naturaleza también es corrupción. Como lo es abusar de la pobreza para mentir como se está haciendo para promover el Tren Maya.

Si se termina con la única lucha que puede seguir siendo aglutinante, se acaba MORENA como movimiento de cambio a algo más que el indigenismo aplicado por el PRI que en tan corrupto partido se convirtió de Echeverría en adelante. Y esto aplica también para las clases medias que apoyan sin aquilatar lo que se esconde detrás del Tren Maya. Mano de obra barata de inmigrantes centroamericanos en el Muro de Trump que en el Sureste mexicano se construye y mayor facilidad para la trata de personas va camino de brindar también el Tren. La construcción de un tren en el siglo que amenaza a todas las especies con desaparecer de la faz de la Tierra no debería ni siquiera de haber sido considerada por la depredación de naturaleza que trae consigo. Muchas son las razones por las que se debe abortar la construcción del mal llamado Tren Maya. Empezando por la mentira de llamarlo así, usando a los mayas, por lo que al nombre toca, cuando el Tren Maya va porque es un mandato de Washington. Engañar de nuevo a los mayas con una falsa consulta es un error de impredecibles consecuencias. Tan grave puede llegar a ser el hecho, como lo es que Evo Morales no haya escuchado lo que le mandaban los que lo llevaron y mantuvieron por 13 años como Presidente de Bolivia. Abortar la construcción del Tren Maya es quizá lo que aún puede salvar a MORENA. De seguir adelante con la depredación que se está cometiendo en la Península, la crónica le anuncia a MORENA que va a pasar a la historia como partido acusado de genocidio y a los más altos cargos de ese partido les anuncia que ellos sí van a ser juzgados.