Opinión

Atendible recomendación navideña

María Teresa Jardí

Hija de refugiados, en nuestra familia era inmoral ser feliz porque se había perdido la guerra. Y, sin embargo, las navidades, que se extendían a todo el mes de diciembre, eran días de mazapanes encima de las mesas, dátiles y otras frutas secas, reuniones familiares y con amigos refugiados también, que con la nostalgia, de lo perdido en el camino, con mayor intensidad vienen a la memoria estos días, ahora que soy vieja. Lo que me gustaría dejar a mis nietos y sobrinos, si algo pudiera dejarles, es ese sentimiento de plenitud que nos acompañaba a lo largo de ese mes que era esperado con las expectativas de lo mucho que de bueno traería el año que venía.

Este diciembre, que el año pasado fue de esperanza, es un mes triste.

Triste mes, de la amenaza al poeta Pedro Uc y a su familia, por oponerse a los megaproyectos de muerte que ya están y que ciernen como fantasma de muerte sobre la Península de Yucatán.

Triste mes en el que la inapelable muerte se llevó a un médico por vocación que al servicio de los mayas siempre estuvo, mirándose en los ojos del otro, expreso político del movimiento médico, hombre cabal y valiente, uno, de entre ese puñado de personas, que cada siglo se convierten en seres insustituibles: Gilberto Balam Pereira, quien, se nos adelantó, dejando en la orfandad también a sus lectores, en tiempos, en los que la OEA se ensaña contra los médicos cubanos, como se daba a conocer en nuestro diario POR ESTO! el mismo día que se informaba de su muerte.

Almagro, un impresentable –que se sabe prescindible– de esos por los que a veces ni la familia llora cuando mueren y quien no se cansa de hacer daño. Almagro, de rodillas al servicio de Trump, quien, imputado en un juicio, que aunque no alcance para sentenciarlo, se extiende como el inicio del juicio político al imperio yanqui. Triste Navidad al haber pasado la anterior con la esperanza de que por fin, el fin del capitalismo, por un gobierno mexicano, iba a iniciarse. Pero, como la crónica anuncia, el fin del capitalismo también va a llegarnos con la etiqueta: “Made in USA” y va a estar manchado con la sangre de los luchadores sociales.

Triste mes navideño, en el que se constata que para los amigos gracia, perdón y olvido, y para los enemigos ni justicia a secas: impunes siguen Acteal, Ayotzinapa y ni qué decir de Samir Flores ejecutado en tiempos de MORENA.

Triste mes, que igual no deja de ser navideño, y ante el fanatismo que se apresta a acabar con el Estado laico, encuentro, en el Correo Ilustrado del diario La Jornada del domingo, lo escrito por Carlos Noriega Félix, el Almanautal, que se titula: “Reivindicar la Navidad” y dice así:

“El sello de la corta vida del maestro Jesús de Nazaret fue el amor, no como un acto de generosidad, sino como respuesta natural de su alta conciencia trascendente, expresada en el reconocimiento de nuestra esencia común con el prójimo. El mensaje revolucionario que ejerció en todos los actos de su vida fue la libertad de pensamiento frente al dogma, atreverse a mirar con ojos de niño llenos de asombro y amor a la vida. No fundó ninguna religión, era demasiado libre para esclavizar el pensamiento. Sus seguidores, que no entendieron su mensaje, mutilaron las alas de ese hermoso pájaro de la libertad y lo hicieron religión y dogma, y nuestra civilización consumista lo transformó en Santa Claus. Este 25 de diciembre celebremos el nacimiento de la conciencia libre de dogmas, de eso se trata la Navidad…”.

Lo ocurrido con Calderón, a propósito de la aprehensión por parte del imperio yanqui de Genaro García Luna, es sólo un ejemplo de que la mentira, aunque se repita mil veces, cuando menos se espera arrasa todo en la caída. Triste es pensar que mientras más se empeñé AMLO en cobrar venganza, a los que se atreven a decirle que se equivoca, como sucede con el EZLN, peor va a ser el arrastre de lo bueno que haga.