Max Lesnik
Se dice que cuando comienza una guerra la primera víctima que muere en el conflicto es la verdad. Y eso es lo que ocurrió en Venezuela desde que la derecha internacional encabezada por el gobierno norteamericano del Presidente Trump inició toda una política de acoso y agresión por todos los medios contra el gobierno bolivariano del Presidente Nicolás Maduro.
Las armas de las falsas noticias, las campañas mediáticas mentirosas y las acusaciones calumniosas contra el gobierno venezolano han estado vomitando fuego sucio a través de las bocas de los más altos funcionarios norteamericanos comenzando por las declaraciones guerreristas del Secretario de Estado Mike Pompeo, del bigotudo John Bolton, del seráfico Mike Abrams y del senador miamense anti-cubano Marco Rubio, como también sus corifeos Juan “Don Nadie” Guaidó, el uruguayo Almagro y el Presidente colombiano Iván Duque, la marioneta con cara de niño bueno, que como la gatica María Ramos es de los que tira la piedra y esconde la mano.
La falsa acusación contra el gobierno venezolano afirmando que fueron las fuerzas armadas bolivarianas las que incendiaron en la frontera de Colombia con Venezuela los camiones cargados con una supuesta ayuda humanitaria, quedó desmentida con pruebas irrefutables por el diario norteamericano The New York Times que analizando tomas de videos de lo ocurrido en el puente fronterizo, demostraron gráficamente que fueron los cócteles molotov de los “Guarimberos” de Juan “Don Nadie” Guaidó los que ocasionaron el incendio que hizo pasto de las llamas a los camiones de la provocación orquestada por la oposición en la frontera entre los dos países.
El Presidente de Colombia Iván Duque, así como todos los funcionarios del gobierno norteamericano que han afirmado falsamente que la quema de los camiones de la supuesta ayuda humanitaria fue obra del gobierno bolivariano, están atrapados por la verdad de los hechos que señalan a la propia oposición venezolana como los verdaderos autores de tan imperdonable crimen como lo ha demostrado el diario The New York Times.
Como antecedente histórico vale la pena recordar un hecho similar ocurrido en el año 1957 cuando el gobierno cubano del entonces dictador Fulgencio Batista desmintió un reportaje publicado por el periodista Herbert Mathews del New York Times en que se afirmaba que Fidel Castro estaba vivo en la Sierra Maestra y no muerto como había afirmado mentirosamente la dictadura batistiana.
La verdad se abrió paso entonces como se acaba de abrir con lo ocurrido en la frontera entre Colombia y Venezuela, también gracias al New York Times. Es que la mentira tiene pasos muy cortos y es por eso que se descubre más pronto a un mentiroso que a un cojo.
¡Ahora que vuelvan a desmentir al New York Times!