Opinión

Jorge Lara Rivera

El 18 de marzo de 2019 quedará en la historia como el día en que se quitó la máscara Jorge Mario Bergoglio Sívori, alias Papa ‘Francisco’, ex obispo de Buenos Aires, ex confesor del sangriento dictador Gral. Jorge Videla, de Argentina, encubridor del cura chileno depredador sexual Fernando Karadima y solapador del cardenal estadounidense Theodore McCarrick,

Sin importarle el dolor de los afectados ni el de sus familias, pasando por encima del hecho de que el Tribunal Correccional de Lyon halló al cardenal francés Philippe Barbarin, arzobispo de Lyon, primado de las Galias (título honorífico concedido al arzobispo de Lyon desde el siglo XI) culpable ‘ligh’ “de no haber denunciado malos tratos” a menores en su diócesis a la autoridad entre 1986 y 1991 con respecto a1 cura depredador sexual de chicos boys scouts en la causa seguida en contra suya y a pesar de lo anodina de la pena (6 meses de prisión –pero sin pisar la cárcel) dictada, en parte por la descarada parcialidad, de la Fiscalía que lo protegió en perjuicio de sus víctimas; pretextando una inverosímil “presunción de inocencia con motivo de su negación” simple, aunque –aparte los ardides del Vaticano con el subterfugio de “inmunidad diplomática” para entorpecer el caso y evitar salir embarrado– la evidencia y los testimonios van en otro sentido, el Sumo Pontífice declinó aceptar la renuncia del cardenal francés Philippe Barbarin quien, según se informó, “tomará un permiso de ausencia de la diócesis de Lyon”; prepotente, prefirió exponer su papado y a la Iglesia al descrédito dejando al descubierto la hipocresía de la simulada “transparencia”, discrecional “control a los obispos” e inocuos “castigos concretos” que ofreciera en la cumbre interepiscopal contra abusos a menores realizada a fines de febrero en la Santa Sede.

El lunes 18, el cardenal Barbarin viajó a Roma ex profeso para presentar su renuncia en una audiencia papal privada de la que sólo el martes 19 informó el Vaticano y la archidiócesis de Lyon, la cual explicó que (acaso para impedir que la complicidad desde la Santa Sede en el caso aflore por la línea de ‘discreción’ que dictara el cardenal español Luis Francisco Ladaria Ferrer, prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe –antes Santo Oficio, antes Santa Inquisición– sobre cómo debía proceder frente a las denuncias de pederastia en 2015, ya que Barbarin ha dicho que “sólo hizo lo que le ordenaron”) ‘Su Santidad’ ha dejado en manos del purpurado francés, de 68 años, la decisión final, quien por el momento optó por apartarse, al menos temporalmente, de sus funciones mientras sus abogados apelan la sentencia, conservando el título pero apartándose de la conducción de la diócesis donde no celebrará más todos los oficios de la catedral de Lyon. Yves Baumgarten, vicario general de la diócesis, quedaba entre tanto a cargo de ésta. El dato se inscribe en momentos en que la diócesis de Wheeling-Charleston de Virginia Occidental y su (ex) obispo Michael Bransfield fueron demandados el martes 19 en Charleston, Virginia, Estados Unidos, por la fiscalía estatal por haber contratado a sabiendas a pedófilos y no revisar adecuadamente los antecedentes penales de empleados que trabajaron en escuelas y campamentos de verano, argumentó la fiscalía general del estado en una demanda entablada el martes, según refirió en rueda de prensa su titular Patrick Morrisey. “La Iglesia católica ha estado encubriendo, escondiendo y negando que ha tenido sacerdotes abusadores de niños durante mucho tiempo, incluyendo aquí mismo en Virginia Occidental….Creemos que el primer paso importante que la diócesis puede dar es decir todo lo que sabe”, añadió el letrado, quien señala que “La Iglesia debería de hacer que sus archivos sean públicos y revelar lo que pasó con cada acusación creíble de abusos sexuales que recibieron, y a la vez proteger la identidad de las víctimas y sus familias”.

Presentada de conformidad con las leyes estatales de protección y crédito de los consumidores, la acción legal se da a una semana de que jerarcas de la Iglesia aplicaran restricciones ministeriales al prelado Bransfield, con motivo de una investigación enderezada contra él por acoso sexual a adultos y cometer irregularidades financieras. Ni el (ex)obispo ni el portavoz de la diócesis han respondido a solicitudes de comentario sobre el tema. En el documento se detalla que tanto la diócesis como el obispo eligieron encubrir conductas presumiblemente criminales y que se contrató a abusadores sexuales confesos y sacerdotes acusados de abuso sexual de menores, sin la apropiada revisión de sus antecedentes. La oficina del Fiscal referirá los casos individuales a fiscalías locales. Según la demanda hubo un caso semejante varias decenas de años atrás el cual causó la renuncia del reverendo Víctor Frobas al sistema del seminario de Filadelfia con motivo de una acusación creíble de abuso de menores, pero se le entregó la dirección del campamento juvenil de verano bajo la jurisdicción de la misma diócesis. Más tarde sería acusado de abusar de niños durante el tiempo que ocupó tal encargo y luego, tras sólo pedir una “licencia”, volvió asignado como capellán, en la secundaria católica Wheeling Central. Frobas finalmente fue procesado en 1987 bajo el cargo de abuso sexual contra 2 niños en una parroquia de un suburbio de St. Louis y como confesó ser culpable, se le condenó a prisión, donde pasó 2 años. En 1993 falleció.

El cardenal Barbarin ha declarado a los medios: “Después del fallo, esta condena, e incluso si no hubo condena, pienso que es bueno dar vuelta la página”, algo que no pueden hacer los agraviados por su omisa conducta tal expresan François Devaux, cofundador de la asociación de víctimas ‘la Parole libérée (la Palabra Liberada)’ y Pierre-Emmanuel Germain-Thill, integrante de la misma.