Alvaro Cepeda NeriConjeturas
I.- Hay, pues, una violencia generalizada por todo el territorio. Narcotraficantes. Sicarios. Feminicidios. Secuestros. Desaparecidos. Fosas clandestinas. Los cárteles retan a soldados, marinos y policías. Cobran “derecho” de piso a los comerciantes. Roban a plena luz del día. Y se está, además, escenificando la guerra de todos contra todos. Los desgobernadores del PAN, del PRI, de Morena (partido que está arrasando electoralmente, en consecuencia de que quien tiene la Presidencia de la República gana todo, como hizo el priísmo en sus más de 70 años, imponiendo una corrupción casi imposible de erradicar). Esos desgobernadores no quieren establecer la paz social, porque obedecen a complicidades. El Gobierno Federal está atascado con su Guardia Nacional, ya que no saben cómo desmantelar la sangrienta violencia que ha dejado miles de homicidios –los cuales cada día van en aumento–, para sembrar el terror entre los mexicanos que reclaman el restablecimiento de la pronta pacificación.
II.- De lo contrario, esas víctimas de la delincuencia seguirán ejerciendo la justicia por propia mano, y se cosechará la anarquía que ocupa el lugar del imperio de la ley. Y es que el Estado de Derecho está suspendido en las comunidades, los municipios, las entidades. Y la capital del país, como el factor común de ese cuadro de millones de delitos en la total impunidad. Ya nada ha escapado al reinado del terrorismo. El pandillerismo en la capital del país está imparable. Tampoco ha podido la señora Jefe de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, con ese dramático problema social. Y todavía se atreve a sostener que hay una “ligera” alza de homicidios; incapaz de cumplir con su obligación de crear condiciones para desterrar, de raíz la privación de vidas al por mayor. Que existe una “delincuencia organizada” declaró, como si fuere una novedad, pues ese mal lleva más de una década en los mismos términos; pero si ella fue electa para gobernar al nuevo Estado Ciudad de México, es porque sabía cómo empezar a erradicar esos males.
III.- Pero es evidente que seis meses después de su ascenso al poder político, administrativo y del ministerio público local, ninguna respuesta hay. Los problemas de la violencia reinan en la capital del país, ante la incapacidad de la señora Sheinbaum y de sus empleados encargados de combatir el crimen. Pero no dejan de aparecer en sus conferencias, para mentir una y otra vez. Hay insuficientes cuerpos de seguridad en la Ciudad de México. No hay capacidad para denunciar en las instituciones. No paran los homicidios de mujeres ni las violaciones sexuales. Y los habitantes de la capital del país, como el resto de los mexicanos, sufren al quedar irremediablemente a merced de los delincuentes. Por lo que está claro que esta entidad está en manos de los delincuentes que han impuesto, con la crueldad de sus sicarios, los homicidios al por mayor; y que no existe lugar del país que sea seguro. Así que sobreviven los mexicanos, a lo largo y ancho del país, arriesgando sus vidas porque impera la inseguridad con una violencia en aumento.
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