Martín Moreno
Ayotzinapa es un expediente que no se ha cerrado. Aún más: existen líneas de investigación sin agotarse y se deben explorar.
“La Fiscalía General de la República presentará los recursos y diligencias para responsabilizar a los funcionarios que incumplieron con sus responsabilidades en el desarrollo de la investigación, en particular contra los señores Jesús Murillo Karam, Tomás Zerón de Lucio y José Aarón Pérez Carro, quien era el titular de la Unidad Especial para el Caso Ayotzinapa…”, adelantó el Subsecretario de Derechos Humanos de Gobernación, Alejandro Encinas.
¿Bajo qué cargos los van a responsabilizar? ¿Cuáles fueron sus tareas incumplidas, como acusa Encinas? Si hubo omisiones, siembra de pruebas o encubrimientos, se deberán fundamentar y comprobar. No basta el señalamiento de Encinas en una entrevista con medios. Por supuesto que no. Esperemos entonces que la FGR actúe con el profesionalismo con el que no actuó la entonces PGR encabezada, precisamente, por Murillo Karam.
“Estoy tranquilo. En el expediente del Caso Ayotzinapa hay cerca de 300 pruebas que son contundentes, que no admiten duda…”, dijo Murillo en entrevista radiofónica. Ya veremos si le alcanza para ser exonerado de cualquier responsabilidad.
Pero más allá de advertencias y respuestas, el dato duro es uno: hay líneas de investigación que no se han agotado y que deberían ejecutarse para saber a dónde fueron llevados los 43 estudiantes de la Normal “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, cómo los desaparecieron y quiénes fueron, en realidad, los que ordenaron la masacre. Lo merecen, por encima de todo, sus padres.
Huitzuco, la línea que no se ha investigado.
“A Huitzuco se los llevaron…”
“Allá que el patrón decida…”
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Hoy que el Gobierno ha reabierto prácticamente el Caso Ayotzinapa a través de lo dicho por Encinas y ante la visita a Palacio Nacional de los padres de los 43 para dialogar con López Obrador, aprovechemos la coyuntura y tomémosle la palabra a Encinas y a AMLO de revelar la verdad sobre este triste episodio.
Para ello, recurro a algunos pasajes de mi libro El Derrumbe. Retrato de un México fallido (Editorial Random House/Aguilar), capítulo “Ayotzinapa: la herida que no cierra”, donde se comprueba plenamente –lejos de suponerlo– que gran parte de los 43 de Ayotzinapa fueron llevados a Huitzuco en patrullas, la madrugada del 27 de septiembre de 2014:
“Huitzuco de los Figueroa. La línea no investigada”.
“Huitzuco, el territorio de la familia Figueroa –no es casualidad que geográficamente así se le ubique– y su dinastía; poderoso clan priísta, padre e hijo del mismo nombre, Rubén, y ex gobernadores, amos de tierras, voluntades y conciencias”.
“Huitzuco, a donde –todo así lo apunta– fueron llevados parte de los normalistas de Ayotzinapa”.
(Dos fuentes diversas que ni siquiera se conocen entre sí, fueron consultadas por el autor para llegar a esta conclusión, además de que así lo confirman tanto el GIEI como la CNDH, para plantear el siguiente escenario: estudiantes de la Normal “Raúl Isidro Burgos” fueron llevados, con vida, la madrugada del 27 de septiembre de 2014, a Huitzuco, ubicado a menos de una hora de Iguala. Y más: esta probabilidad se incluye en el II Informe sobre Ayotzinapa, investigado y elaborado por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI). No es una suposición. Es una realidad, insistimos, NO INVESTIGADA).
Mientras estaba acostado en la cajuela de la patrulla ‘con los ojos borrosos del gas pimienta, me echaba agua del arroyo que se hizo en el acotamiento derivado de la lluvia, la cual era un leve chipi chipi, como pude me enjuagué los ojos, desde la patrulla pude observar cómo iban bajando poco a poco los estudiantes y los estaban golpeando brutalmente con unos palos en la cabeza, y los que podían caminar los subían a la patrulla y los que no podían caminar entre dos policías los arrastraban y los aventaban a las patrullas, uno de los policías le dijo a otro, que ya no caben en la patrulla y el otro dijo: ‘No importa, ahorita vienen los de Huitzuco’. En ese momento llegaron varias patrullas de color azul con blanco y subieron a los demás estudiantes…”(Declaración ministerial del chofer del autobús estrella de Oro 1531).
“Una vez que los agentes policiacos toman control de la situación, comienzan a subir a los detenidos a la patrulla ubicada en contra flujo del autobús. Uno de los agentes de la Policía le dice a uno de sus compañeros: “Ya no caben en la patrulla”. En respuesta el otro agente señala: No importa, ahorita vienen los de Huitzuco. Instantes después, en sentido contrario, tal como llegó la patrulla que se ubicó al frente del autobús, arriban tres patrullas presumiblemente de Huitzuco. (De acuerdo con las declaraciones ministeriales de los policías de Huitzuco, hay tres patrullas que salen a realizar un recorrido en la localidad de Pololcingo como a las 11 de la noche, los números de estas patrullas son: la patrulla 18, patrulla 15, patrulla 1).
“Los estudiantes empiezan a ser subidos en las patrullas, sería bueno describir la forma en las que los suben y qué maniobras hicieron los policías, al lugar arriban dos patrullas federales en donde uno de los agentes de la Policía Federal pregunta: ¿Qué pasa con los Chavos? Uno de los tres municipales contestó: “Allá atrás chingaron a un compañero. Se los van a llevar a Huitzuco. Allá que el Patrón decida qué va a hacer con ellos”. El mismo Policía Federal dijo: “Ah, ok, ok. Está bien”.
Terminando de subir a los estudiantes a las 3 presumibles patrullas de Huitzuco y una de Iguala que arribaron minutos antes y que fue consentido por la Policía Federal…dichas patrullas maniobraron en reversa hasta llegar a un tope, dieron vuelta y se dirigieron de frente con rumbo a Huitzuco sobre la misma carretera a Chilpancingo”. (Testigo incluido en la investigación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) sobre el caso Iguala).
“Se los van a llevar a Huitzuco. Allá que el patrón decida…”.
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“La hipótesis de que los muchachos fueron llevados a Huitzuco y revelada por el periodista Martín Moreno en su libro “El Derrumbe”, debería ser retomada e investigada…”, señaló en su momento el vocero de los padres de los estudiantes de Ayotzinapa, Felipe de la Cruz. En el Gobierno de Peña Nieto jamás lo escucharon.
Ya veremos si el actual Gobierno escucha esa petición.
Es ahora o nunca.
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(SINEMBARGO.MX)